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Judicial-Tech, el proceso digital y la transformación tecnológica de la justicia. Obtención, tratamiento y protección de datos en la justicia, Joaquín Delgado Martín, Wolters Kluwer, 2020

Judicial-Tech, el proceso digital y la transformación tecnológica de la justicia. Obtención, tratamiento y protección de datos en la justicia, Joaquín Delgado Martín, Wolters Kluwer, 2020

Diario La Ley, Nº 44, Sección Legal Management, 19 de Noviembre de 2020, Wolters Kluwer

LA LEY 7929/2020

  • ÍNDICE
Reseña de la obra “Judicial-Tech", del magistrado Joaquín Delgado Martín, donde se ofrece un planteamiento tan amplio como profundo de los distintos elementos que deben conformar una modernización de nuestro sistema de impartir Justicia, con apoyo en la tecnología y los datos.

Carlos B Fernández. Dice Richard Susskind en su último libro, “Tribunales on line y la justicia del futuro”, que, seguramente, dentro de unos veinte años “no necesitaremos dar argumentos para defender los tribunales online”.

Pero hoy por hoy, probablemente a causa de ese negacionismo irracional a que también se refiere este autor, son muchos los abogados y jueces que practican un rechazo dogmático a una tecnología con la que, realmente, no tienen una experiencia personal o directa.

Sin embargo, añade Susskind, esa aversión de muchos profesionales del derecho hacia un cambio tecnológico radical, no debe desviar “de nuestro objetivo de explorar mejores formas de administrar justicia”, pues “a ello nos impulsan las necesidades de la sociedad y de los ciudadanos”.

Es muy probable que el magistrado Joaquín Delgado Martín conozca la obra de Susskind. De lo que no cabe duda es de que comparte muchas de las ideas del pensador británico. Y lo que es evidente es que en su última monografía “Judicial-Tech, el proceso digital y la transformación tecnológica de la justicia Obtención, tratamiento y protección de datos en la justicia”, Delgado nos ofrece un estudio tan amplio como profundo de los distintos elementos que deben conformar una modernización de nuestro sistema de impartir Justicia, con apoyo en la tecnología y los datos.

Un enfoque muy ambicioso, que no debe sorprender si se tiene en cuenta que Delgado es autor de la que probablemente sea el mejor libro publicado en español sobre una materia tan compleja y poliédrica como es la investigación tecnológica y la prueba digital, que el es manual de referencia para todos los tecnólogos forenses y los procesalistas de nuestro país.

Y también en esta ocasión Delgado aborda la tarea con una notable sencillez formal, para encauzar, sin rodeos y desde la primera página, la finalidad planteada.

Esta es, como indica el autor al inicio de la obra, “estudiar los diferentes aspectos del proceso desde la perspectiva de la gestión de los datos”, es decir de esas ”informaciones dispuestas de manera adecuada para su tratamiento por tecnologías digitales y que son utilizadas para la toma de decisiones en el proceso judicial”.

Y lo hace desde una premisa tan clara como rotunda: la aplicación de las tecnologías no ha de tener como finalidad replicar el proceso actual al ámbito digital --“no se trata de hacer lo mismo con más tecnología”--, sino de “plantear una redefinición de la propia concepción de proceso”, porque “la creciente utilización de tecnologías digitales está determinando la evolución hacia un nuevo paradigma de proceso”.

En ese nuevo paradigma, el ciudadano ocupa la centralidad del sistema. Por tanto, este debe estar orientado a permitirle ejercer en plenitud sus derechos como miembro de un estado de derecho, no a satisfacer las necesidades de los profesionales de la justicia, que son otras.

Pero para responder a ese nuevo paradigma, la actual normativa procesal “no contiene una regulación suficiente de las diferentes soluciones tecnológicas que tienen efectos en el proceso”. Algo que obliga al juzgador a realizar permanentemente “un gran esfuerzo interpretativo” de dicha normativa, “mayor cuanto más novedosa y/o disruptiva sea la solución tecnológica aplicada al proceso”, lo que despliega relevantes consecuencias sobre los derechos de las partes y de las garantías procesales, advierte.

A partir de ese punto de partida, Delgado estructura su estudio en seis grandes bloques: El proceso digital y la transformación de la justicia; E-evidence. Evidencias digitales y prueba en el proceso; E-Justicia; la protección de datos personales en el proceso; Transparencia judicial y acceso a la información del proceso y Tecnologías emergentes en la justicia.

En la primera parte, El proceso digital y la transformación de la justicia, el autor aborda tres grandes temas.

En primer lugar, un análisis de las características del proceso digital a la luz de la aplicación de la tecnología a la actividad judicial y los principios que deben inspirarla. Estos deben orientarse tanto a mejorar el ejercicio de la función jurisdiccional, consistente en juzgar y ejecutar lo juzgado, como a mejorar la propia organización y estructura del sistema judicial. Delgado pone especial énfasis en la capacidad de la tecnología para mejorar la calidad del sistema judicial, en particular por lo que se refiere a facilitar el acceso de los ciudadanos a la justicia.

En segundo lugar, Delgado expone de forma preliminar los elementos que deben regir la transformación digital de la justicia a través de lo que denomina Judicial Tech, concepto con el que identifica “la integración de la tecnología digital en las distintas áreas del sistema judicial, con la finalidad de mejorar la calidad y eficacia en la resolución de conflictos, modificando tanto la organización de la justicia como la forma en que se relaciona con el ciudadano, y gestionando los riesgos generados sobre los derechos de las personas y las garantías procesales”. Es decir, una tecnificación de la justicia que sitúe al ciudadano en el centro mismo de la estructura.

Finalmente, se introduce en el análisis de la resolución de conflictos on line, considerando las distintas modalidades y abordando la noción de un servicio integral de asesoramiento y resolución de conflictos así como la mediación electrónica en asuntos civiles y mercantiles.

En la segunda parte, E-evidence. Evidencias digitales y prueba en el proceso, el bloque más extenso de esta obra, el autor retoma, revisa y actualiza buena parte de los conceptos e ideas avanzados en su anterior monografía sobre la prueba digital. Una puesta al día que por la relevancia del tema bien merece la pena, y cuya integración con el objeto de esta es evidente.

De esta manera, Delgado analiza, en primer lugar, el concepto y fuentes de la e-evidence, para dedicarse seguidamente al estudio de las diferentes modalidades de la misma, como el registro de dispositivos; el muy relevante aspecto del registro de datos en la nube y el registro ampliado; los registros remotos y el no menos relevante tema de la digital forensics y la cadena de custodia. Especial atención dedica a la obtención de datos en poder de proveedores, aspecto en el que destaca el estudio sobre los tipos de prestadores del servicio, los datos que pueden obtener, tratar y conservar y los cauces legales para acceder a los mismos.

A continuación, se trata la obtención de pruebas electrónicas en el panorama internacional, un marco tan complejo como necesario en la actualidad y en el que la realización de comisiones rogatorias, al amparo del Convenio de Budapest, se revela fundamental. A este respecto, Delgado propone un muy interesante decálogo de recomendaciones para mejorar las solicitudes de cooperación judicial internacional.

Y, con una visión hacia un futuro que no debería ser muy lejano, se ocupa también del Segundo Protocolo del Convenio sobre la cibercriminalidad y la relevancia de la Cloud Act norteamericana.

En este segundo bloque de la obra se analiza igualmente el relevante aspecto de la investigación en la web y redes sociales y otras fuentes abiertas, con especial dedicación a la figura del agente encubierto virtual.

No se olvida tampoco delgado de la utilización del big data para la investigación del delito. y concluye este bloque dedicando su atención a un aspecto generalmente poco tratado por la doctrina, pero tan relevante y frecuente como es la obtención de evidencias electrónicas por particulares y la investigación privada para la obtención de evidencias digitales, con un importante apartado dedicado a la prueba ilícita obtenida por un particular y sus efectos jurídicos.

La tercera parte de la obra, dedicada a la E-Justicia, presenta los conceptos y elementos de esta figura, que define como la “utilización de las tecnologías de la información y las comunicaciones, en particular internet, como herramienta para mejorar la resolución de conflictos por el sistema judicial”.

Delgado estudio el actual mapa de la E-justicia en España, a partir de su marco normativo. Prosigue con un detenido análisis de la realización de trámites de forma telemática, desde la presentación telemática de escritos y documentos, al otorgamiento electrónico de representación procesal, las subastas electrónicas, la identificación y firma para realizar un trámite electrónico con la administración de justicia y las cuenta de depósitos y consignaciones judiciales.

Tras unas páginas dedicadas a las sedes judiciales electrónicas, el autor aborda el muy problemático tema de la interoperabilidad entre sistemas de información del sector judicial, sin duda una de las grandes lagunas de nuestro actual sistema de justicia, derivado de la transferencia de competencias en la materia a una pluralidad de comunidades autónomas.

Sigue un análisis minucioso de otras instituciones y figura propias de nuestro sistema de e-justicia, como el punto neutro judicial; la plataforma LEXNET y el Sistema De Registros Administrativos de Apoyo a la Administración de Justicia (SIRAJ).

En este estudio no podía falta un estudio de los sistemas de gestión procesal y el expediente judicial electrónico.

La ciberseguridad y las medidas que a este respecto es necesario implementar en el ámbito judicial no podían quedar fuera de este estudio, como bien hace el autor, que, como es natural, otorga particular relevancia a la notificación de violaciones de seguridad de los datos.

Finalmente, en cuanto a este bloque se refiere, Delgado dedica un amplio análisis a la figura con la que más frecuentemente suele identificarse la justicia: los juicios y actos judiciales telemáticos. El autor analiza sus modalidades, régimen jurídico y otras cuestiones relativas a la forma de realización de la asistencia telemática, como la problemática relacionada con la identificación de la persona, la documentación del acto y la aportación de documentos al acto. Igualmente, se abordan cuestiones relativas a las deliberaciones telemáticas y otras actuaciones internas de los órganos judiciales y el principio de publicidad en el proceso penal.

Resulta llamativa el muy pormenorizado estudio que en la cuarta parte de su obra Joaquín Delgado realiza de un tema como el de la Protección de datos personales en el proceso, dentro del cual nos permitimos destacar las relevantes cuestiones relativas al tratamiento de datos relativos a los procesos penales y las relaciones entre el derecho a la prueba y la protección de datos personales, los supuestos en los que es lícita la aportación de datos personales al proceso con finalidad de prueba y su posible nulidad y forma de invocarla.

No menos importante es la atención que dedica al contenido de las resoluciones judiciales y su relación con la protección de datos, en sus aspectos de supresión y conservación de datos personales en el proceso y del derecho de supresión o derecho al olvido.

El reverso de la protección de datos, como es el principio de transparencia judicial y el derecho de acceso a la información del proceso son también estudiados en detalle en la quinta parte del libro, al igual que la necesaria relación entre el derecho a la información, el ejercicio de la profesión periodística y el derecho a la intimidad de las personas.

El sexto y último bloque de la obra se dedica a las Tecnologías emergentes en la justicia, en las que el autor analiza en primer lugar la inteligencia artificial y su aplicación en el sistema judicial, en sus dos posibilidades de utilización para la toma de decisiones o la tramitación del proceso. Una aplicación que, en cualquier caso, va a requerir de un sistema de garantías en la aplicación de la IA a la justicia.

La obra concluye con un análisis de la aplicación de la tecnología blockchain a la justicia, en especial en sus aspectos relativos a la prueba digital basada en la tecnología blockchain y los smart contracts

En definitiva, podemos concluir diciendo que si el presidente del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes, señaló recientemente que “lo más importante para modernizar la Justicia son los jueces”, obras como esta que acabamos de reseñar dejan bien claro lo cierto de esta afirmación y el rigor científico con que algunos de esos jueces impulsan esa modernización.

Para saber más:

Joaquín DELGADO MARTÍN, Judicial-Tech, el proceso digital y la transformación tecnológica de la justicia Obtención, tratamiento y protección de datos en la justicia, Wolters Kluwer, 2020, colección Temas La Ley, 579 páginas.

ISBN: 978-84-18349-42-3

ISBN Digital: 978-84-18349-43-0

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