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Carlos B Fernández. A mediados del pasado mes de junio Facebook anunció el lanzamiento de una moneda digital propia, basada en la tecnología blockchain, a lo largo del primer semestre de 2020.

El objetivo de este nuevo instrumento, denominado Libra, es ser “una moneda global y nativa del entorno digital”, utilizable en el ecosistema Facebook, es decir, la red social del mismo nombre, la también red Instagram y los sistemas de mensajería instantánea WhatsApp y Facebook Messenger.

Como se deduce del Libro Blanco con el que la presentó, Facebook pretende convertir esta criptomoneda en un medio de pago para los miles de millones de usuarios de las distintas aplicaciones de la empresa, dotándola de los atributos “de las mejores monedas del planeta: estabilidad, baja inflación, amplia aceptación global e intercambiabilidad”.

Características de Libra

Libra se articula en torno a tres elementos: la criptomoneda en sí misma; un monedero virtual (digital wallet) y la Asociación Libra (Libra Association), para su gobernanza.

Libra se implementa a través de una blockchain de código abierto (permisionada), creada desde cero “para priorizar su escalabilidad, seguridad, eficiencia de almacenamiento y tasa de procesamiento, y adaptabilidad en el futuro”.

Esta blockchain “segura, escalable y confiable”; tiene el respaldo de “una reserva de activos diseñada para aportarle valor intrínseco” y se regirá por la denominada “Asociación Libra”, una entidad “de carácter independiente, cuya misión es la evolución del ecosistema”. Estas tres partes funcionarán de manera coordinada.

En cuanto a los activos que la sustentan, se indica que Libra está “completamente respaldada por una reserva de activos reales —la Reserva de Libra— y por una red competitiva de plataformas de cambio que compren y vendan Libra”. En concreto, “se usará un conjunto de activos de baja volatilidad, como depósitos bancarios y títulos gubernamentales de corto plazo en monedas de bancos centrales estables y de buena reputación”. Esta selección, se destaca, busca minimizar la volatilidad de la nueva moneda, “de modo que los poseedores de Libra puedan confiar en la capacidad de la moneda para preservar su valor en el transcurso del tiempo”. A estos efectos, “una red de guardianes distribuidos geográficamente que posean una calificación crediticia de grado de inversión preservará los activos de la Reserva de Libra, para efectos de su protección y descentralización”.

De esta forma, se asegura, “cualquiera que posea Libra tendrá un alto grado de seguridad de poder convertir su moneda digital en moneda fíat local con base en una tasa de cambio, tal como cuando, al viajar, cambia una divisa por otra”. Sin embargo, se advierte, “una unidad de Libra no siempre se podrá convertir al mismo importe de una determinada moneda local (es decir, Libra no tiene una paridad fija con una moneda individual). Más bien, si el valor de los activos subyacentes cambia, el valor de una unidad de Libra en cualquier moneda local también podría fluctuar”.

Y por lo que se refiere a la Asociación Libra, Facebook informa que se trata de una organización de miembros independiente y sin fines de lucro, con oficinas generales en Ginebra, Suiza, cuyo objetivo es coordinar y proporcionar un marco de gobernanza para la red y la reserva.

Sus miembros, en la actualidad 29, son empresas, organizaciones sin fines de lucro, organismos multilaterales e instituciones académicas geográficamente distribuidos y de procedencia diversa, como Mastercard, PayPal, PayU y Visa (pagos); eBay, Facebook/Calibra, Spotify AB y Uber (tecnología); Vodafone (telecomunicaciones): etc.

Según Facebook, se espera que esta Asociación Libra tenga alrededor de 100 miembros en la fecha proyectada para su lanzamiento, en el primer semestre de 2020.

Una preocupación para la banca

Libra ha sido uno de los escasos fenómenos que ha levantado una alarma real en el sector de la banca en todo el mundo. Sin ir más lejos, según hemos podido saber,  el simple anuncio de su lanzamiento provocó numerosas reuniones urgentes de múltiples cúpulas directivas.

La razón de esta alarma es sencilla: las cifras del conglomerado empresarial de Zuckerberg no tienen comparación a nivel mundial. Según los últimos datos de que se disponen, Facebook cuenta con alrededor de 2.320 millones de usuarios registrados en todo el mundo (en abril de 2019); Instagram, con unos 1.200 millones; WhatsApp con unos 1.500 millones y Facebook Messenger alrededor de 1.300 millones de usuarios.

Son unas cifras de usuarios enormemente alejadas de las de la banca convencional. Baste tener en cuenta que, en nuestro país, el banco con más clientes es Caixabank, con un total de 14 millones de cuentas; seguido de BBVA, con10 millones, Santander con 8 millones y Bankia con 7 millones de cuentas (fuente Rankia.com). Y aunque los gigantes de la banca mundial, principalmente chinos, superan con mucho estas cifras, no se acercan ni de lejos a las de la compañía de Memlo Park.

Por otra parte, el nivel de información sobre sus usuarios de que dispone Facebook, y por tanto de capacidad de penetración y predicción sobre sus hábitos, son enormes.

En este contexto, la aparición de una moneda de uso exclusivo en un sistema de aplicaciones cerrado pero de alcance prácticamente universal, sin el respaldo de un organismo regulador o de control y por tanto ajeno al funcionamiento del sistema económico y monetario convencional, puede tener unas consecuencias imprevisibles.

Parece lógico por ello que las instituciones europeas empiecen a seguir el tema, en preparación de futuras actuaciones.

Documento de trabajo del Parlamento Europeo sobre Libra

Así, la Unidad de Prospectiva Científica (Scientific Foresight Unit, STOA) del Parlamento Europeo ha elaborado un primer documento, de momento exclusivamente destinado a informar a sus miembros, como material de referencia para ayudarles en su trabajo parlamentario (y cuyo contenido, por tanto, no debe considerarse como una posición oficial de la Cámara), pero de indudable interés para conocer su aproximación al tema.

Según comienza señalando este documento, titulado "¿Y si Libra tuviera un efecto disruptivo para el sistema financiero?" (What if Libra disrupted the financial system?), una vez lanzada, Libra funcionará como una moneda digital global, lo que significa que los usuarios podrán acceder, pagar y gestionar sus cuentas en línea.

Pero, añade, la introducción de una moneda de gestión privada como esta “podría cuestionar de manera radical el actual marco financiero de la UE, entrar en conflicto con la legislación y los requisitos fiscales de la UE y violar los derechos de los consumidores”.

Impacto potencial de Libra

El documento propone algunos supuestos problemáticos de usos de Libra.

- La generalización de su uso de podría cambiar significativamente el comercio electrónico global, pues su integración en la actual plataforma de pago de WhatsApp, Calibra, en Facebook, Instagram y Facebook Messenger, podría dar lugar al mayor banco e intermediario de inversiones del mundo, sin una sola sucursal física.

- La facilidad con la que a través de este sistema se podrían realizar transferencias monetarias seudónimas favorecerían los sistemas de blanqueo de dinero y el comercio de bienes ilícitos.

- Además de requerir sistemas robustos de ciberseguridad y supervisión, el aumento necesario de los centros de datos y la ampliación de la infraestructura técnica daría lugar a un mayor consumo de energía y a una mayor contaminación ambiental con los desechos electrónicos.

- El retorno de la inversión de los inversores procederá de los ingresos generados a través de las comisiones de transacción, así como los ahorros tan pronto como los usuarios empiecen a intercambiar dinero. La previsión es que una vez que las inversiones iniciales de los miembros de la Asociación Libra hayan sido reembolsadas, los ingresos se invertirán en activos de bajo riesgo que generen dividendos a lo largo del tiempo. En un escenario hipotético, Libra obtendría alrededor de 7.000 millones de dólares anuales después de cinco años. Sin embargo, Facebook afirma que "los usuarios de Libra no recibirán ninguna devolución de la reserva".

- En el ámbito de la privacidad se destaca que el intercambio de datos personales y de transacciones con los miembros de la Asociación Libra proporciona a estas empresas una visión sin precedentes sobre los consumidores. Esto no sólo entraría en conflicto con el Reglamento General de Protección de Datos (LA LEY 6637/2016), sino que también podría dar lugar a algoritmos de maximización de precios o a posibles conductas anticompetitivas, ya que los miembros del consejo podrían supervisar los datos de las transacciones financieras de las pequeñas empresas. El proceso de transacción seudónima, no anónima, puede permitir el intercambio de datos entre Facebook y terceros. Esto contradice en cierto modo el "firme compromiso de proteger la intimidad del cliente" que se afirma en el Libro Blanco. Además, como se sabe, aunque Facebook sostuvo que no volvería a incurrir en conductas anteriores, esta empresa ya ha vendido datos de usuarios, como se vio con el escándalo de Cambridge Analytica.

- La aplicación Calibra, propiedad de Facebook, integraría pagos y transferencias en Messenger, WhatsApp e Instagram. Esto no sólo facilitaría las transferencias, sino que también fusionaría automáticamente la información sobre las compras con los perfiles de las redes sociales. Estas combinaciones de datos demográficos, comportamentales y psicográficos son muy atractivas para que las empresas puedan anticiparse al comportamiento de los consumidores y mejorar la publicidad dirigida. Dado que Facebook obtiene la mayor parte de sus ingresos a través de la publicidad, la cartera de Calibra recogería datos rentables para la empresa. Por último, la introducción de Libra alimentaría un nuevo ecosistema, caracterizado por una estrecha relación sin precedentes entre la banca privada y el comercio.

Retos regulatorios

A la vista de estos riegos, la introducción de Libra plantea una serie de retos normativos, legales y políticos, ya ampliamente debatidos en todo el mundo en el contexto del uso óptimo de las criptomonedas, pero que en este caso podrían reproducirse a una enorme escala.

En concreto, se hace referencia, por un lado, al hecho de que Libra funcione mediante una blockchain permisionada, a la que sólo tiene acceso un grupo específico de organizaciones. Esto podría determinar que en caso de que los usuarios de Libra se viesen afectados por un error técnico, un fraude o un problema de privacidad de datos, se planteen problemas de jurisdicción aplicable, con un previsible efecto de forum shopping hacia jurisdicciones con bajo nivel de regulación que no cuenten con controles adecuados contra el blanqueo de capitales, por ejemplo.

Por otra parte, la naturaleza descentralizada de Libra y su carácter dirigido por el sector privado suscitan dudas sobre su cumplimiento de los requisitos estándar de diligencia debida con respecto al cliente y de información financiera a nivel supranacional.

Por tanto, se anticipa que establecer el estatuto jurídico de Libra hará necesario un acuerdo internacional que armonice las normas aplicables a las criptomonedas. Esto debería reconocer la naturaleza cambiante de los conceptos de dinero y liquidez, así como el potencial tecnológico de dichas monedas criptográficas para ser codificadas en contratos inteligentes. Al mismo tiempo, también habrá que garantizar la privacidad de los datos, la protección de los consumidores y la seguridad de los procesos de transacción, incluidos los estrictos requisitos de verificación y capital.

Además, cualquier iniciativa reguladora en este ámbito debe centrarse en reforzar la protección de los inversores, habida cuenta de la creciente tokenización de los activos, así como en mejorar sustancialmente la transparencia del sistema financiero mundial. El dictamen de la Autoridad Bancaria Europea sobre las "monedas virtuales" de julio de 2014, propone una serie de enfoques reguladores y advierte contra la posibilidad de que se produzcan similitudes entre los actuales servicios de pago y los relacionados con los pagos y algunos servicios basados en las monedas virtuales.

Por todo ello, y por su condición de primer caso de uso de banca a través de blockchain, la adopción y el uso de Libra -si los planes de Facebook siguen adelante- tendrían que ser supervisados de cerca desde una perspectiva legal e institucional, ya que podría tener un grave impacto en la integridad de los esquemas de gobernanza financiera existentes y socavar el funcionamiento ordenado de los mercados financieros.

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