El impacto de la globalización, la demografía o la tecnología están transformando el mundo del trabajo y las relaciones laborales con nuevas realidades en donde los profesionales trabajan en cualquier lugar y momento, para varias organizaciones a la vez y con roles y relaciones jurídicas distintas. Estos escenarios necesitarán nuevos equilibrios y marcos regulatorios. La cuestión es ¿Tenemos en la actualidad la legislación adecuada para afrontar el futuro?
Para responder a éste y otros retos que se dibujan en el horizonte más cercano hemos acudido a mentes brillantes que llevan una larga vida profesional pegados a la realidad laboral.
Juan Antonio Sagardoy Bengoechea, Luis Enrique de la Villa Gil, Esteban Ceca Magán y Carlos Molero Manglano, pegados a la actualidad laboral desde la transición, comparten con Capital Humano, unas opiniones pausadas, reflexivas y sensatas, muy del espíritu de su época.
EL NACIMIENTO DEL ET
En los inicios de la Transición, y siguiendo el mandato del artículo 34 de la Constitución Española (LA LEY 2500/1978), se publica en 1980 el Estatuto de los Trabajadores (LA LEY 16117/2015) como norma básica para regular las relaciones laborales, quizás una normativa más continuista que rupturista con el modelo anterior del mercado de trabajo. El mismo supuso la pérdida de ciertos derechos individuales, como el de estabilidad en el empleo, a cambio de ganar derechos colectivos, como los derechos a negociar colectivamente, huelga, representación democrática en la empresa, etc.
Para Carlos Molero «la reacción social a su aparición no fue ni grandes aplausos ni repulsa. Eso sí, lo que no se justificaba era el nombre, ya que no era propiamente un Estatuto, como sí lo fue el italiano así llamado. Teníamos, con la publicación del estatuto italiano de los trabajadores, una especie de fetichismo nominalista, de modo que el término "Estatuto" entrañaba novedad y cambio».
Carlos Molero Manglano
Lo cierto es que, como apunta Juan Antonio Sagardoy, «la transformación que pudo suponer el estatuto italiano frente al resto de países europeos tuvo como principal ingrediente la inclusión en el mismo del papel de los sindicatos como centro de las empresas, superando la concepción anterior del sindicato como dinamizador de las relaciones laborales en el plano supraempresarial. Dicho en breve, el sindicato penetró en el seno de la empresa, lo cual ha tenido una enorme trascendencia, creo que positiva».
Entre los aspectos más beneficiosos del ET, Carlos Molero, destaca tres cosas:
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1ª. Cumplimentó el mandato de la Constitución (art. 35.2 CE (LA LEY 2500/1978)), y lo hizo limpiamente, sin sufrir tachas importantes de constitucionalidad.
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2ª. Acogió no solo lo relativo al contrato de trabajo, sino también, y en contra de lo que se venía haciendo, leyes distintas para contrato y convenios, la materia de convenios colectivos, cuya importancia crecía muchísimo en el nuevo marco sindical democrático, y la de representación laboral en la empresa, tan necesitada de previsiones ajustadas al nuevo marco y de nivel ley.
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3ª. Operó con buen sentido la transición desde el sistema normativo del franquismo, de corte corporativista, con las reglamentaciones de trabajo y los reglamentos de régimen interior, al nuevo sistema, sin dejar espacios muertos ni situaciones de indefinición.
Juan Antonio Sagardoy Bengoechea
Desde entonces se han ido produciendo diferentes modificaciones en el texto, adaptándose así a las necesidades económicas y, en parte, a la ideología del gobierno, la mayoría de ellas acordadas con los interlocutores sociales.
La cuestión ahora es si dichas adaptaciones han facilitado un mercado de trabajo más acorde a las necesidades actuales. En este sentido, Molero apunta que a pesar de que nunca se logra una reforma totalmente satisfactoria sí se ha avanzado con las realizadas hasta ahora, aunque con dos límites: el marco social y político de cada momento y el desconocimiento del futuro tecnológico y su avance devorador. «Las reformas no las operan solo las leyes; con frecuencia recogen lo que la cultura y la ciencia ya han cambiado o exigen imperativamente que se cambie».
Para Esteban Ceca podría señalarse que «las modificaciones del Texto Estatutario de 1980 deberían todas ellas haber caminado por el sendero de la progresiva liberalización de las relaciones laborales. Lo que solo en parte se ha conseguido, resultando, por ello, insuficientes los cambios producidos. Al menos, aquellos que se hayan apartado de lo que debería ser un caso de clara deslegalización general del Estatuto de los Trabajadores (LA LEY 16117/2015), en beneficio de la voluntad de los contratantes».
MODIFICACIONES MÁS RELEVANTES DEL ET
Preguntados por las modificaciones más y menos beneficiosas para el mercado de trabajo, Juan Antonio Sagardoy señala como positivo todo el entramado normativo que ha favorecido la flexibilidad interna en la empresa. «El éxito en la ordenación laboral radica en el equilibrio entre los intereses del empresario y del trabajador y aunque inicialmente pueden parecer antagónicos tienen un elemento común muy objetivo: es bueno para unos y otros lo que sea bueno para la empresa descartando favorecer descaradamente a una de las partes en lugar de satisfacer a ambas».
Ahora bien, como señala Esteban Ceca «la gran cantidad de reformas, desde 1984 a 2020, evidenciarían que no se han sabido afrontar con éxito los, quizá, dos problemas fundamentales en nuestro mercado laboral: La precarización del empleo y el desempleo».
Esteban Ceca Magán
Por eso, y más que hablar de beneficiados y/o perjudicados de las reformas laborales, para el laboralista habría que resaltar que «las mismas no han tenido una línea programática, ni han resultado eficaces para combatir ambas realidades laborales».
«La precarización del empleo es un asunto tan grave en España, como inútil de intentar resolver mediante normas o leyes generales. El grueso del mercado laboral está ocupado por pymes y para todas ellas resulta inadecuada una legislación que no las ha considerado singularmente, sino incluidas en el marco general de las grandes compañías».
Por eso, para Ceca debería primar, en este ámbito, cualquier tipo de Convenio Colectivo de empresa, y no los negociados para sectores globales de la actividad económica. «Esto no se ha tenido en cuenta por el legislador. Con lo que nos hallamos ante un importante perjuicio ocasionado a estas pymes y a sus relaciones laborales en todas las reformas hasta ahora producidas».
Similar concepto es el que manifiesta respecto al desempleo, que señala como uno de los problemas estructurales más importantes en nuestro mercado de trabajo. «En muchos casos se ha favorecido el no trabajo; se ha incentivado el desempleo en los despidos procedentes; actualmente el nivel prestacional y el periodo de desempleo no resultan lógicos con los periodos previos de cotización exigibles; el empleo indefinido y todo tipo de empleos, carecen de las necesarias subvenciones a los empresarios, bien en bajada de impuestos, bien en forma de incentivos a la contratación; resultan ilógicas las normas favorecedoras del acceso al mercado laboral de los inmigrantes, en relación con los desocupados nacionales, etc… Existe en definitiva, una serie múltiple de las posibles normas, que, analizadas certeramente y puestas en vigor, sin duda harían disminuir el paro, más allá de su propio descenso "natural", desde cifras insostenibles, a las asumibles en la realidad actual».
EL NUEVO ET DEL S XIX
Con estos mimbres, y entre constantes globos sonda de reformas o contrarreformas de la legislación laboral, nos planteamos la necesidad de un nuevo Estatuto de los Trabajadores (LA LEY 16117/2015) del s XXI.
Los expertos consideran en general que no sería necesaria la redacción de un nuevo Estatuto, ahora bien, según Carlos Molero, lo que sin duda es inevitable es incorporar a la regulación actual brochazos selectivos de las nuevas realidades sociológicas, tecnológicas, climáticas, sanitarias, etc.. «Eso es factible y positivo si se hace con prudencia, consenso y ausencia de ideologización. Lo que hace más imprescindible todavía que participen auténticos expertos de la empresa, la universidad, la judicatura y la abogacía. Al Congreso debería llegar un borrador ya muy completo, muy meditado y muy consensuado».
Para Juan Antonio Sagardoy la normativa que ahora rige las relaciones laborales se acomoda perfectamente al siglo XXI. «No obstante, hay que estar atentos a los cambios en el desarrollo del trabajo humano, para que la norma no solo se ajuste a lo que ocurre en la realidad, sino que tenga en cuenta a ésta para lograr que la ley laboral no sea un obstáculo, sino un impulso para la productividad y la satisfacción de los intereses de empresa y trabajadores».
En este sentido, Luis Enrique de la Villa Gil apunta la importancia de contar con un Estatuto de menor tamaño y de mayor intensidad. «Una ley que regulara los contenidos imperativos inmodificables por la autonomía de la voluntad colectiva e individual. A partir de ahí, quedaría un amplio campo para los detalles, a través de normas reglamentarias, convenios colectivos y contratos de trabajo».
Luis Enrique de la Villa Gil
Coincide con ello Esteban Ceca al señalar que el eventual nuevo Estatuto del siglo XXI debería caracterizarse por «una importante deslegalización de su contenido y otorgar un mayor protagonismo a los sindicatos y empresarios para poder, de modo autónomo, regir sus relaciones laborales, sin tanta tutela estatal». Se deberían, por tanto, «adecuar los textos a las necesidades actuales, disminuirse drásticamente el número de tipos de contratos, pasar el Estatuto deslegalizado a ostentar el nivel de norma mínima, y otorgar absoluto protagonismo a las empresas y trabajadores, en la supremacía normativa de todo tipo de Convenios Colectivos y contratos individuales».
PLATAFORMAS TECNOLÓGICAS. TELETRABAJO. EMPLEABILIDAD
Junto al cuestionamiento del marco regulatorio, la figura del trabajador también se ve impactada por las nuevas formas de prestación de los servicios relativas a las plataformas tecnológicas, economía colaborativa, etc.
Su figura, definida de la misma forma desde la legislación republicana de 1931, es un concepto abierto que, para Luis Enrique de la Villa Gil, «ha de servir para cualquier supuesto polémico o dudoso», como ya ha ocurrido al considerar laboral el trabajo de los contratados por las plataformas para prestaciones de transporte preferentemente. «Es trabajador sujeto a régimen laboral quien realiza su actividad cumpliendo cuatro presupuestos, actividad voluntaria, retribuida, dependiente y por cuenta ajena. La economía o el consumo colaborativos no son sino un modelo económico en el que sus usuarios se aprovechan de las nuevas tecnologías para prestar, comprar, vender, o compartir en cualquier modo determinados bienes y servicios».
Algo similar sucede con el teletrabajo, que puede quedar o no sujeto al ordenamiento laboral según si quien lo realiza cumple o no los cuatro presupuestos de laboralidad. Para de la Villa, «los derechos de los trabajadores que lo presten han de ser los mismos que los de los trabajadores "internos", o prestadores de actividad en los centros de trabajo. Trabajador externo o interno, por tanto, con iguales derechos y dependiendo el modo de prestación del acuerdo de las partes, sin rígidas imposiciones legales».
Sin discutir el papel estelar que va a tomar el teletrabajo en las relaciones laborales, para Juan Antonio Sagardoy su complejidad obligará a «los responsables de la materia a acertar con la dosis de "sociabilidad" necesaria en las relaciones de trabajo para que salgan beneficiadas la productividad y la satisfacción personal de aquellas personas que teletrabajan».
A nivel legal para Carlos Molero no cree preciso abrir un capítulo sobre teletrabajo en el ET, pero sí «incorporar a lo largo de su articulado precisiones en la regulación de aspectos que le afectan de modo especial (trabajo a domicilio, jornada, deberes y derechos del trabajador…)» No obstante, entiende que «para las empresas que hagan un mayor uso de tal fórmula organizativa la alternativa de ubicar esa regulación en los convenios resulta atrayente y se puede compatibilizar con esas precisiones en el ET».
En cualquier caso, junto a cualquier retoque, avanza la necesidad de «incluir suficientes cláusulas en los contratos para resolver los numerosos problemas que el teletrabajo planteará».
Finalmente, respecto al reto de la empleabilidad todos coinciden en señalar el gran peso que supone la edad para contratar, promocionar y cesar tanto por arriba como por abajo.
La propuesta que hace Esteban Ceca pasa porque el legislador resulte más intervencionista y ofrezca incentivos a la colocación de los más jóvenes, a los de un primer empleo, y a equilibrar los despidos colectivos, que son en buena parte los que hacen salir del mundo laboral a auténticos trabajadores maduros, a los que la sociedad les da la espalda, no ofreciéndoles ningún empleo. «La pérdida de un empleo entre la franja de edad de 45-60 años puede desembocar en el despido definitivo de miles y miles de trabajadores, sin esperanza de ninguna otra ocupación. Caso que también podría paliarse gubernativamente con ayudas específicas a los empresarios que contratasen a estos desempleados vitalicios».
RETOS E INQUIETUDES
Sin duda que las relaciones laborales vuelven a ser activos fundamentales para la generación de nuevos marcos regulatorios capaces de dar respuesta a los cambios del mundo del trabajo y la transformación del empleo.
Ante semejante responsabilidad, las inquietudes de los expertos pasan por un legislación incapaz de flexibilizarse lo necesario; un exceso de precariedad que impacte sobre el sistema de pensiones; una deshumanización propiciada por el avance tecnológicoy la falta de adecuación entre la realidad y la ley.
Estamos asomando a un mundo que, sin tardar mucho, va a experimentar un gran cambio. Por ello lograrán retos y aprovecharán oportunidades los más capaces de imaginar ese futuro a tiempo, de adaptarse antes a él y de aceptar que los cambios no van a parar. Los escenarios de estabilidad están llamados a ser fugaces y hay que vivirlos como pasos previos a lo que vendrá.
EN PRIMERA PERSONA
JUAN ANTONIO SAGARDOY
¿Jubilado o activo?
Activamente jubilado.
¿Sigue muy pendiente de la actualidad social y laboral?
Sí, y además casi diría que lo necesito. He bajado en el cómo pero no en el qué.
¿Con qué disfruta más? ¿cuáles son sus aficiones/actividades en el presente?
Bueno… mi presente me impide jugar al frontón, que era mi gran afición, junto con el tenis. Ahora disfruto mucho andando y leyendo, y desde luego, escribiendo.
Sigo disfrutando tomando una buena chistorra navarra con un buen amigo.
¿Qué recomendaría a las nuevas generaciones de laboralistas?
Trabajo y buen humor. Y desde luego que practiquen lo que yo vengo practicando desde hace años y que llamo las tres Es: empatía, energía y entusiasmo.
Cualquier otra cosa que quiera destacar…
Por mi edad, soy propicio a dar consejo a los más jóvenes, y yo les diría que busquen como meta en sus vidas el ser felices y hacer felices a los que les rodean. Para eso, una de las claves que hace muchos años me dio un buen amigo es el lema «si quieres ser feliz, como me dices, no analices»; que siempre hay que reírse de los propios defectos; y que nunca pasa nada, y si pasa, qué importa; y si importa, qué pasa (receta no patentada, pero de gran utilidad).
EN PRIMERA PERSONA
LUIS ENRIQUE DE LA VILLA
¿Jubilado o activo?
Jubilado activo, valga el oximorón.
¿sigue muy pendiente de la actualidad social y laboral? Absolutamente.
¿Con qué disfruta más?¿cuales son sus aficiones/actividades en el presente?
La poesía y el ejercicio de la abogacía.
¿Qué recomendaría a las nuevas generaciones de laboralistas? Honestidad y trabajo serio, o los tres preceptos de Ulpiano con veinte siglos de historia … Vivir honestamente, Dar a cada uno lo suyo y No hacer daño a otro. Y la maravillosa receta de J.F.Kennedy, no preguntes que puede hacer la sociedad por ti, sino lo que puedes hacer tú por ella …
Cualquier otra cosa que quiera destacar…
Que la felicidad es incompatible con la humanidad, pero si se busca con esfuerzo se logra en alguna pequeña dosis…
EN PRIMERA PERSONA
ESTEBAN CECA
¿Jubilado o activo?
Activo.
¿Sigue muy pendiente de la actualidad social y laboral? Pendiente de la actualidad social y laboral
¿Con qué disfruta más? ¿cuáles son sus aficiones/actividades en el presente?
Disfruto con mi trabajo. También con mi tiempo de ocio
¿Qué recomendaría a las nuevas generaciones de laboralistas? Recomiendo dar una gran primacía global al estudio y al ejercicio de esta gran materia jurídica. Con entusiasmo y entrega.
Cualquier otra cosa que quiera destacar…
El bufete significa una parte fundamental, no la única, de mi vida. En él desarrollo mi trabajo, mis ideas, no todas las que hubiera querido ejecutar, pero aspirando siempre a la excelencia jurídica. Evidentemente durante muchos años de mi vida personal y profesional el derecho laboral ha significado todo para mí. Porque es trabajo y es placer. Y como ya dijera Confucio «búscate un trabajo que te guste, y no trabajarás en toda tu vida».
EN PRIMERA PERSONA
CARLOS MOLERO
¿Jubilado o activo?
Después de más de 50 años de profesión, el Derecho del Trabajo se te incrusta en los huesos y en el ADN y no te puede abandonar, aunque te des de baja en el Colegio de abogados y vayas cesando en la mayoría de esas otras actividades.
¿Sigue muy pendiente de la actualidad social y laboral?
claro que sigues la actualidad política, judicial y social de la materia, devoras las sentencias de interés, lees cuanto te siguen enviando las instituciones oficiales y privadas que editan publicaciones especializadas y, al menos en mi caso, te indignas cuando en una película o una serie ves que un abogado no aprovecha sus bazas de defensa o un juez no está a la altura de las circunstancias. Porque todo ello te sigue no sólo interesando sino divirtiendo, porque siempre me divirtió y no lo asumí como una pesada carga.
¿Con qué disfruta más? ¿cuáles son sus aficiones/actividades en el presente?
Siempre defendí que la etapa post-profesional es una ocasión de oro para incrementar el disfrute de tus aficiones, a las que tanto tiempo les has escatimado, en mi caso la música, la historia, el esquí, el bridge o la atención a las más de 250 especies de árboles y plantas que pueblan los prados de mi casa de Asturias; prestar la atención que merecen y no les has dado en la debida medida a quienes quieres, a los amigos, discípulos, compañeros, gente interesante de los que sabes poco y para los que ahora estás disponible; para cultivar esas asignaturas pendientes que tanto has añorado, en mi caso la filosofía, las religiones comparadas (sobre lo que acabo de publicar una reflexión extensa que me ha absorbido dos años) y el adiestramiento informático
¿Qué recomendaría a las nuevas generaciones de laboralistas?
Que disfruten con su trabajo, que lo vivan con pasión, pero que sepan soltarlo en su momento para dedicar un tramo de la vida a todo eso tan importante que el trabajo te obliga a sacrificar