¿Qué te aporta el Diario LA LEY en tu día a día profesional? ¿Cómo te ayuda? ¿Por qué nos lees? Mándanos un correo a es-diariolaley@wolterskluwer.es indicando «testimonio» en el asunto y compártelo con todos los lectores.
Será suficiente con un breve texto (no más de 400 palabras). Manda también tu nombre, cargo y una foto. Semanalmente, publicaremos los testimonios que nos vayan llegando. Os esperamos. Muchas gracias.
Seguimos recibiendo testimonios de lectores y colaboradores… Te los presentamos por orden alfabético.

Raquel Blázquez Martín, Magistrada Coordinadora del Gabinete Técnico del Tribunal Supremo. Área Civil
Medio, ya indispensable, que me permite tener la razonable certeza de no perder pie en todo lo que importa a nuestra profesión
Si tuviera que elegir una sola frase para explicar lo que significa el Diario LA LEY, diría, sin duda, que para mí representa la enorme tranquilidad de contar con un medio, ya indispensable, que me permite tener la razonable certeza de no perder pie en todo lo que importa a nuestra profesión de juristas. El rito matutino de leer el Diario LA LEY se ha convertido en uno de los ratos más provechosos del día. Y, en lo que tiene de rito, también en uno de los momentos más tranquilos y placenteros.
Frente al desasosiego que nos genera la velocidad de los cambios —sociales, normativos y jurisprudenciales; en el ámbito nacional y en el derecho europeo; en el derecho más tradicional y en los nuevos retos— el Diario LA LEY cumple a la perfección el papel que corresponde a un buen antídoto. La inseguridad que a veces nos invade al abordar cualquier cuestión jurídica que nos resulte novedosa se sobrelleva mucho mejor desde esa certeza a la que me refería: no hay ninguna materia relevante que no haya pasado, con rigor y cercanía, por las páginas del Diario LA LEY, en ese formato cuasi periodístico que tan útil resulta para retener lo esencial de la información.
Colaborar en un medio jurídico tan prestigioso y plural es para mí un orgullo y me produce, además, la alegría de coincidir con otros autores. Casi todas las personas que han sido importantes en mi trayectoria profesional, todas a las que admiro, han publicado sus aportaciones, en mayor o menor medida, en uno u otro momento, en el Diario LA LEY.
Ahora que todo nos parece tan efímero, que una publicación como el Diario LA LEY llegue al número 10.000, después de 40 años de publicación ininterrumpida, es un lujo que merece cumplida celebración. Enhorabuena a todo el equipo y mucho ánimo para el camino que queda por recorrer.

David Carrión Morillo, Catedrático de Derecho Financiero y Tributario. Abogado
Siempre con rigor y claridad, analiza la actualidad jurídica con la finalidad de iluminar a los lectores
10.000 números publicados en más de 40 años. Me parece algo admirable, como si fuera el tiempo de construcción de una gran catedral, como si se tratase de la felicidad de los mejores años de nuestra vida. Desde luego, resulta inseparable de mi mente el recuerdo de leer en el despacho en mis primeros años trabajando, a primera hora y con el primer café, el Diario LA LEY cuando aún se editaba en papel. Qué tiempos aquellos.
Desde entonces el Diario LA LEY ha sido fiel compañero en mi singladura profesional y académica; al principio actuando como un maestro conmigo, descubriéndome las cuestiones más importantes de las normas del momento o de la jurisprudencia más relevante, después permitiéndome unirme a sus páginas para ser uno más entre esa gigantesca nómina de autores que, desde distintas especialidades y profesiones jurídicas pero siempre con rigor y claridad, analizaban la actualidad jurídica con la finalidad de iluminar a los lectores sobre los aciertos o desaciertos de tal o cual concepto legal, sobre las fortalezas y debilidades de tal o cual fundamento jurídico.
Sin embargo, nada de esto se habría conseguido sin el magnífico equipo humano que, día tras día, hace posible la edición de un nuevo número. El buen hacer, la eficiencia y la amabilidad con la que me han tratado durante estos catorce años en los que han publicado mis colaboraciones, ahí es nada, hace que esté tremendamente agradecido y que felicite, en este cumpleaños tan especial, al Diario LA LEY de todo corazón.
Muchas cosas han cambiado, y me temo que muchas más cambiarán con el futuro que está dibujando la aún embrionaria quinta revolución industrial, pero estoy seguro de que el Diario LA LEY será capaz de adaptarse a todos estos cambios y nonatas transformaciones con la misma plausible y envidiable habilidad que ha demostrado a lo largo de todos estos años. Quién sabe si nosotros, en cambio, seremos capaces de rayar al mismo nivel y tener, por tanto, semejante suerte.

Fernando José Cascales Moreno, Abogado. Académico, experto en Derecho comunitario, de la contratación pública y del transporte
Un medio muy útil de estudio y, en definitiva, de ampliación de los conocimientos exigibles para el ejercicio de la abogacía
Diario LA LEY, por su calidad e independencia, y muy especialmente por la cualificación de sus colaboradores, entre los que tengo el honor de pertenecer, es una referencia del máximo prestigio en el mundo jurídico. De no ser así, hubiera sido imposible celebrar los 10.000 números de la revista. Para mí, trasladar mis conocimientos ha constituido siempre una vocación, en la estimación de que igualmente que aprendes de los demás, debes de ser solidario y compartir. Es por ello que nunca he seguido la regla de que «lo que puedas minutar no lo debes publicar», fruto de lo cual hasta la actualidad he publicado, en distintas revistas especializadas, 478 artículos y 7 libros, por lo general referidos al derecho comunitario, derecho de la contratación pública y derecho del transporte. Es por todo ello que concluyo contestando a la pregunta «qué es para ti el Diario LA LEY», afirmando que por la variedad de temáticas que recoge, así como por la calidad de las colaboraciones que inserta, es un medio muy útil de estudio y, en definitiva, de ampliación de los conocimientos exigibles para el ejercicio de la abogacía.

Juan José Hurtado Yelo, Magistrado. Doctor en Derecho
Pionero en una nueva forma de comunicar el derecho
En primer lugar, quiero felicitar a todo el equipo que hace posible el Diario LA LEY por este número tan redondo, 10.000.
Para mí hablar del Diario LA LEY, y de la editorial LA LEY, es hablar de toda mi carrera profesional, ya casi treinta años. Con la editorial LA LEY he crecido jurídicamente hablando. Desde mis primeros tiempos como Secretario Judicial empecé a colaborar con la revista de Tráfico y Seguridad Vial de la mano de Antonio Martínez Nieto, y allí sigo, intentando dar lo mejor de mí.
Pero no tardé mucho tiempo desde esos inicios, en contactar con profesionales del Diario LA LEY, y para mí siempre han sido un ejemplo de rigor, profesionalidad y buen hacer, amén que su trato ha sido exquisito conmigo, como el de todo el personal de la editorial.
El Diario LA LEY en la época que lo conocí, era pionero en una nueva forma de comunicar el derecho: a través de artículos muy serios doctrinalmente, y dando a conocer la doctrina jurisprudencial más novedosa. La recepción diaria de la revista en formato papel, era una forma única de estar en contacto con la actualidad jurídica. Esa forma de hacer, hoy se ha perfeccionado con nuevas secciones, apertura a otros sectores del derecho, etc. Yo he tenido la suerte de publicar en el número 9997 y espero poder seguir haciéndolo, es sin lugar a dudas esta revista un referente nacional. Nuevamente ¡¡Felicidades!!

Carmelo Jiménez Segado, magistrado, doctor en Derecho y en Ciencias Políticas, autor de la Sección Consultas de los Suscriptores de LA LEY Penal
Gracias a sus podcast, conducción y Diario LA LEY son compatibles sin infringir ninguna norma de tráfico
Quien propone como testigo a una persona amiga, debe ser consciente de que el testigo puede ser tachado de barrer pro domo con toda lógica. Sin embargo, por mucha tacha que se efectúe, y se ponga el tachador como se ponga, la prueba testifical se practicará y, para horror del recusante, puede que incluso se le preste atención al testimonio y se le otorgue crédito si resulta razonable lo que se afirma.
Llevar más de cuarenta años y diez mil números informando cada día de las novedades doctrinales, legales y jurisprudenciales, primero en papel y luego en red, convierte al Diario LA LEY en una especie única entre las publicaciones jurídicas. Este es un dato objetivo, fácil de asimilar y una verdad de las que el sabio decía que eran de las del tipo «la diga Agamenón o su porquero», se convenza éste o no.
Un poco después de que el Boletín Oficial del Estado amanezca a las 7:30 horas, nos llega el Diario al correo electrónico con sus reseñas y comentarios de actualidad para proseguir con un desayuno jurídico completo en el tren, el metro, el autobús y hasta conduciendo, porque, gracias a sus podcast, conducción y Diario son compatibles sin infringir ninguna norma de tráfico.
«¡Quiero publicar este artículo en el Diario LA LEY!» se escucha con frecuencia en el mundo del derecho, expresión que se transforma en «¡ha salido en el Diario LA LEY!», cuando el deseo y la tentativa se consuman con la satisfacción de la publicación. La persona sabe que lo que ha escrito tendrá muchas posibilidades de lectura, porque no existe base de datos, elenco bibliográfico, repositorio, ANECA, institución o facultad de ciencias sociales y jurídicas que no contemple el Diario LA LEY en sus registros.
Esta repercusión determina que resulte aconsejable realizar un «barrido» de lo que se publica en el Diario antes de ponerse a escribir sobre cualquier tema jurídico, no se vaya a inventar la rueda. El mismo consejo vale para todo profesional del derecho que deba afrontar un asunto o encargo que le resulte problemático, porque siempre suele hallarse una sentencia, un ensayo, un guion o un esquema clarificador.
Mi amistad con el Diario LA LEY no alcanza los cuarenta, pero sí que está a punto de cumplir los dieciocho, edad que considero suficiente para, tras haber realizado, aplicándome el cuento, un «barrido» de las testificales previas, concluir con que nos encontramos con la revista decana de las publicaciones jurídicas diarias.

Apol•lònia Martínez Nadal, Catedrática de Derecho Mercantil de la Universidad de las Islas Baleares
Garantía de difusión entre la comunidad jurídica: tienes la certeza de que ese día vas a recibir numerosos correos, mensajes y comentarios de compañeros
El Diario LA LEY ha llegado a los 10.000 números tras más de 40 años de vida editorial. Este hecho, sin duda excepcional, me sugiere unas sencillas reflexiones desde distintas perspectivas.
Como lectora, es una de las primeras lecturas de la mañana: llegar al despacho, abrir el buzón del correo electrónico, gestionar los correos entrantes, contestar algunos, borrar otros y leer, con la compañía del primer café del día, el ejemplar diario de LA LEY que llega puntualmente con noticias jurídicas de actualidad. En función de la carga de trabajo de la mañana, una lectura detenida o una rápida lectura acompañada de la descarga de algunos trabajos que se destinan a la carpeta de «legenda».
Como autora, este aniversario me lleva a una de mis primeras contribuciones: mi artículo «Comentarios de urgencia al urgentemente aprobado Real Decreto-Ley 14/1999 de firma electrónica» en el ya lejano año 1999 del siglo pasado. Desde entonces ha sido numerosas mis contribuciones, la última de ellas en el n.o 9873 del recién acabado año 2021 en materia del alquiler turístico.
Y lo cierto es que, para un autor, publicar en LA LEY es garantía de inmediatez en la publicación, especialmente en comparación con los plazos mayores de otro tipo de revistas. Y es también garantía de difusión entre la comunidad jurídica: tienes la certeza, y lo digo por experiencia, de que ese día vas a recibir numerosos correos, mensajes y comentarios de compañeros de distinta procedencia, académica y profesional, que te felicitan por haber visto tu trabajo publicado en LA LEY y que indican que te han leído con interés o que, sin duda, te leerán en mejor momento.
Pero publicar en esta revista no solo es garantía de difusión en el mundo profesional, sino que la revista también está tomando posiciones en los hoy día inevitables rankings de clasificación: así, el Diario LA LEY está integrado en la clasificación CIRC (Clasificación Integrada de Revistas Científicas) en la categoría D. En las recientes métrica de Dialnet aparece con un impacto de 0.133 en el año 2020 y en la clasificación de revista de Derecho Multidisciplinar del mismo 2020 ocupa la posición 26 de 75 revistas. Finalmente, atendiendo al índice H de las revistas científicas españolas según Google Scholar Metrics con un índice h 8 ocupa la posición 7 de 45 entre las revistas jurídicas españolas para el período 2013-2017. Justo cuando acabo de redactar estas líneas, compruebo que Google Scholar Metrics le atribuye un índice h 5 de 11, con lo que sigue escalando posiciones que acreditan su amplia difusión entre la comunidad jurídica española.
En suma, inmediatez, difusión, actualidad son las características de esta publicación que nos acompaña en nuestro día a día, a lo que cabe añadir la gran profesionalidad del equipo redactor que hace posible que acuda puntualmente a su cita diaria.
Enhorabuena por el hito alcanzado. Y a por los 10.000 números siguientes. Y que nosotros los podamos leer y disfrutar, café en mano, cada mañana.

Cristóbal Molina Navarrete, Catedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad de Jaén
Compañero de viaje académico desde mi juventud universitaria
Parafraseando al insigne poeta sevillano, que pasó por tierras jienenses, D. Antonio Machado, bien podría decir que mi «juventud universitaria», en la ya leja década de los 80 nada menos que del pasado siglo, son recuerdos de un patio de la Facultad de Derecho de Granada leyendo algún Diario LA LEY (sí, tras la complicada fotocopia, por sus dimensiones). Desde tan lejano tiempo guardo un grato recuerdo de muchos de sus fecundos análisis, pues si bien no se prodigaba en el ámbito laboral y de la seguridad social como en otras ramas del Derecho, cuando los incluía solían ser de enorme calidad. Mi progreso académico también se vincula a algunas contribuciones a tan arraigada y prestigiosa revista jurídica generalista.
La madurez de mi carrera académica conoció cierta separación, que no olvido, de sus páginas, centrado ya más en las revistas especializadas de las disciplinas que cultivo. Pero nunca le perdí la pista, por su especial pulso a la actualidad jurídica. Atención continuada que me sirvió un día de invierno del año 2016, año especialmente significativo para el jurista del trabajo español, aunque no hubiese ninguna reforma laboral legislativa, para participar en la XXXI edición del Premio LA LEY, sin duda el más reconocido de las ciencias jurídicas en España. Ganar esa edición no solo me produjo una gran satisfacción, sino que me devolvió el recuerdo, entre la melancolía y la nostalgia, de aquellos paseos por patios de la Facultad, o de aquellas horas en la Biblioteca con la compañía y las enseñanzas de aquel Diario jurídico tan singular, y relevante.
Ahora que ya me atrapa el retrato del inmortal bolero («las nieves del tiempo platearon mi sien»), siento «que es un soplo la vida» y vuelvo por un instante a aquellos días con ocasión de los 10.000 números de mi «viejo», pero pujante, «amigo», el Diario LA LEY. Enhorabuena por tan lograda marca y que sean, al menos, otros 10.000…

Javier Nistal Burón, Jurista del Cuerpo Superior de Instituciones Penitenciarias
Posibilita la divulgación de aquello que es actualidad de forma rápida, permitiendo a los lectores estar actualizados, día a día
Con el honroso motivo de que el Diario LA LEY, haya logrado alcanzar en fechas recientes la mítica cifra de los 10.000 números, quiero trasladar mi felicitación a las personas que durante estos años han estado al frente de la revista; no cito nombres por si me dejo en el tintero alguno de ellos.
De estas personas quiero destacar su amabilidad en el trato personal con los colaboradores y su profesionalidad en el buen hacer de su trabajo, sin duda, en la calidad del factor humano que ha dirigido y dirige el «Diario» está el éxito editorial de esta revista.
Yo empecé a publicar artículos en el Diario LA LEY allá por el año 2005 y desde entonces, unas veces con más frecuencia y, otras con menos, lo he venido haciendo y lo seguiré haciendo si la línea editorial de la revista lo considera de interés.
Quiero destacar del Diario LA LEY, algo por lo que a mí me parece la revista ideal para publicar, sobre todo, aquellos artículos que se escriben para que sean divulgados de forma rápida y, no pierda actualidad su contenido por el transcurso de un excesivo espacio de tiempo, que es algo que no ocurre con el «Diario», dado que posibilita la divulgación de aquello que es actualidad de forma rápida, permitiendo a los lectores estar actualizados, día a día, de las novedades que se producen en el mundo jurídico.
Mi más sincera enhorabuena a la línea editorial del Diario LA LEY y mis mejores deseos de que esta Revista siga sumando números año tras año, en los que tengo la intención de seguir colaborando, si fuera posible.

Susana Rodríguez Escanciano, Catedrática de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social. Universidad de León
Testimonio incomparable de la evolución normativa y jurisprudencial que ha experimentado nuestro país
Los 10.000 ejemplares que han visto la luz a lo largo de los más de cuarenta años en los que, con total puntualidad, se viene publicando el Diario LA LEY, constituyen un testimonio incomparable de la evolución normativa y jurisprudencial que ha experimentado nuestro país desde el primer número hasta nuestros días. Solo por eso, que no es poco, merece ser reconocido el esfuerzo realizado por quienes a lo largo del tiempo se han ocupado de que diariamente la publicación acudiera a la cita con sus miles de lectores, así como por los autores, también a estas alturas miles, que con sus reflexiones han contribuido a la construcción de nuestro Estado de Derecho.

Jesús Rodríguez Hernández, Juez sustituto especialista en la jurisdicción social adscrito al TSJ de Castilla La Mancha
El lector de esta revista es un profesional del Derecho que busca rigor técnico, y al que no le vale cualquier cosa
Un compañero me decía el otro día que en España nos gusta poco leer. Reflexionando sobre ello llegué a la conclusión de que no es del todo cierto, estamos en la Cultura de la Imagen, el regate corto, y leer, sí, pero no más de cinco líneas seguidas. De ahí que triunfen los mensajes rápidos y visuales.
Todo ello viene escenificado por un grupo de seres omniscientes que tan pronto te hablan sobre la pandemia, opinan sobre los ocupas, entienden de volcanes y lo saben todo acerca de la Reforma Laboral, y peor aún, de forma consciente e intencionada, todo lo tiñen de algún color político, desde la hora a la que cierra el bar de la esquina hasta la cantante que va a ir a Eurovisión porque la confrontación social parece ser que es lo que vende.
En medio de este piélago de la demagogia, de la crispación y del mensaje vacío, afortunadamente hay gente que ha hecho bandera del trabajo bien hecho, y un ejemplo de ello es nuestra revista. Digo «nuestra» por el orgullo que supone ver publicados aquí mis artículos.
No es nada fácil escribir para LA LEY, se puede asimilar, salvando las lógicas distancias por razón de la materia, a las Revistas Médicas, esa literatura científica donde se forja la famosa Medicina Basada en la Evidencia que termina salvando vidas. Y ello, porque el lector de esta Revista es un profesional del Derecho que busca rigor técnico, y al que no le vale cualquier cosa. Por eso hay que elegir muy bien cada tema, estudiarlo en profundidad, y finalmente exponerlo cuidando cada detalle, porque los ojos que lo leen, son expertos en la materia, y su finalidad no es otra que la más inmediata aplicación práctica. En definitiva, escribir aquí te hace crecer intelectual y profesionalmente, porque te obliga a hacer las cosas bien.
De ahí el orgullo de colaborar con LA LEY, porque aquí no vale todo, porque la publicación tiene un prestigio que va creciendo cada día, al igual que el número de nuestros lectores, y ello nos hace sentirnos un poco partícipes de ese prestigio tan bien ganado, y avanzar, aunque sea sólo poniendo nuestro granito de arena, en que a la sociedad empiece a gustarle un poco más leer.