El Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid (ICAM) está de cumpleaños. Por estas fechas, hace 425 años, su majestad Felipe II otorgó una Real Cédula para aprobar las Ordenanzas de la Congregación de Abogados de la Corte. Sería el germen de lo que hoy conocemos como el ICAM. La semana que viene, la institución celebra su aniversario con una programación especial de actividades y eventos dirigidos a sus colegiados.
Cuatro siglos dan para mucho. ¿Cómo ha cambiado el colegio en este tiempo? ¿Cómo afectará la revolución tecnológica al sector? ¿Qué planes formativos oferta el colegio en la actualidad a los 75.500 letrados actualmente inscritos? Luis Fernando Guerra, responsable de formación del ICAM y Eugenio Ribón, responsable de secciones, tocan estos asuntos en una reciente entrevista concedida al Diario LA LEY. Además, como responsables directos de las «Jornadas Académicas» que se organizan el 16 y 17 de junio con motivo del 425 aniversario del Colegio, nos dan todos los detalles sobre su organización.
Diario LA LEY (DLL). ¿Puede decirse que un abogado estudia hasta que se jubila? ¿Por qué es importante la formación constante en una profesión como esta?
Luis Fernando Guerra (LFG). Asumiendo que los abogados se jubilan, cosa que no siempre ocurre, es cierto que debemos estar en constante formación. La formación no termina cuando se sale de la universidad; ahí es cuando empieza todo. Cada día se aprueban novedades, se modifica el marco legal vigente y cada día cambia la interpretación que hacen los tribunales de la normativa. Esto exige un ejercicio constante y sin descanso para poder prestar el mejor de los servicios de los abogados. Es una tarea ingente de los abogados. Si estás incluido en una gran organización quizás es más fácil, porque suelen contar con programas de formación, pero en el colegio hay más de 66.000 colegiados donde tienen cabida todos: los despachos grandes, los medianos, los pequeños, el abogado individual y los de empresas. El gran reto del Centro de Estudios del ICAM es llegar a todos estos colectivos.
DLL. ¿Qué programas destacaría de la oferta formativa que en la actualidad despliega el ICAM?
LFG. La oferta es muy amplia, como amplia son las necesidades de los colegiados. Hay materias que tienen más éxito. Destacaría el máster en negocios internacional, el máster en derecho digital, el máster en reestructuraciones o el curso de compliance officer. Esta última es una de las que más demanda está teniendo en los últimos años. Pero añadiremos nuevos programas. Como el máster en derecho de la construcción, que se iniciará en octubre. Y no quiero olvidarme del turno de oficio, cuya formación es fundamental dado el papel tan relevante y clave que juegan en la defensa de las personas que no pueden acceder a la justicia.
DLL. Hace unos días inaugurasteis vuestro propio máster habilitante. ¿Qué tipo de juristas os gustaría formar?
LFG. Abogados. Es obvia la respuesta. Por traducirla, queremos que nuestros alumnos salgan preparados para afrontar los retos de esta profesión. Ello implica, amén de continuar la formación del grado, que queremos que tengan una proximidad a la realidad de la profesión. Por eso tanto a la hora de confeccionar el temario como el profesorado tenemos un enfoque muy práctico donde ellos puedan vivir la transición del mundo meramente académico al mundo de la profesión. Pasar el examen es importante, pero no basta. El verdadero examen es realizar el ejercicio de la profesión.
DLL. Las Secciones del ICAM cada vez tienen mayor protagonismo, ya son más de cuarenta y sus actos se multiplican. ¿Por qué surgieron? ¿Qué persiguen exactamente?
Eugenio Ribón (ER).
Las secciones han supuesto una revolución en el ICAM, hemos pasado de las 14 a las 46, hemos crecido un 278 por ciento en alta y eso quiere decir que somos más de 12.000 compañeros inscritos con un total de 77.000 altas. Son uno de los pilares fundamentales para la cohesión colegial y el desarrollo del conocimiento. La razón de ser del colegio es crear un colegio útil. Las secciones son un vínculo permanente del colegiado con sus compañeros y compañeras, pero también con la sociedad civil, a la que el colegio sirve. Hemos salido a la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, al Instituto Cervantes, al Instituto de Ingeniería de España, al Museo Lázaro Galdiano, CaixaForum… mil entidades. Todo ello bajo un prisma único, que es mantener el estrecho lazo con los inscritos. Y hemos emitido más de 550 comunicados anuales y más de 1.600 boletines con eventos y material de apoyo. Además, desde las secciones premiamos la investigación jurídica, por eso desde 2018 pusimos en marcha un premio anual de secciones que reconoce la innovación jurídica, que conecta con otro de los institutos más vanguardistas a nivel internacional en el ámbito de la investigación jurídica que será el instituto i+d. En definitiva, las secciones son fuente de difusión de conocimiento.
DLL. Son dieciocho sesiones las que componen el programa de las Jornadas Académicas organizadas por el 425 aniversario del Colegio y más de cien los ponentes que participan. ¿Cuánto tiempo ha llevado planificar un evento de estas dimensiones y cuántas personas han participado en su configuración?
ER. Cualquier expresión temporal comparada con la solera de 425 años puede parecer insignificante. Pero la preparación de este evento ha llevado más de 6 meses, por un equipo de más de 250 personas. Hay que tener en cuenta que las 46 secciones aglutinan a más de 60 presidentes con sus respectivos consejos asesores, que esto ya nos sitúa en el ámbito de los 200 profesionales. Pero hay que sumar la labor del centro de estudios, de biblioteca, de protocolo, de servicios jurídicos internos… En definitiva, nos hemos juntado más de 300 personas con nuestros mejores recursos para la celebración de un acontecimiento único e inolvidable.
DLL. ¿Y cómo habéis elaborado el programa? ¿Cómo se han elegido los ponentes?
ER. Ha sido unos de los aspectos más complejos. Hay tanta calidad que es difícil elegir. La realidad jurídica es un reflejo de la sociedad y por tanto hay tantos temas por abordar como poliédrica y plural es la sociedad. El foco de atención ha sido la abogacía. Se ha procurado una temática variada y atractiva bajo el prisma común de construir un colegio útil. Y es que ser colegiado en el ICAM no solo es un requisito para ejercer, sino que también es un orgullo: pertenecer a una institución de 425 años de antigüedad que ofrece tan variados servicios.
DLL. Hasta veinte patrocinadores, apadrinan las mesas de estas jornadas académicas. ¿Cómo calificaría la respuesta de empresas, despachos e instituciones para colaborar con el 425 aniversario? ¿Les ha sorprendido?
LFG. La calificaría de excepcional. Y ha sido muy gratificante ver la respuesta tan entusiasta por parte de los patrocinadores. Es un refrendo a la abogacía y al papel de la abogacía en la sociedad civil española. Para nosotros, es un orgullo contar con todos estos patrocinadores, la dimensión y el impacto que supone. Y revela hasta qué punto vamos recuperando la posición que deberíamos tener en la abogacía como uno de los motores de la sociedad. ¿Lo esperábamos? Siempre hay más optimistas y menos, pero estábamos seguros de que la respuesta sería muy entusiasta. Estamos muy satisfechos. Tenemos un número significativo de patrocinadores muy relevantes y será parte del éxito de la cita.
EG. Hay que añadir que, gracias al patrocinio, la integridad del acto será totalmente sufragada por los patrocinadores, por lo que no tendrá impacto en las cuentas del colegio.
DLL. ¿Colgaremos el «no hay entradas»?
EG. Habrá lleno hasta la bandera. De hecho, muchas de las actividades que ya se han abierto, en el transcurso de hora y media ya estaban totalmente saturadas y en ocasiones hemos tenido que cambiar las instalaciones y las previsiones, para llegar al máximo número de colegiados.
LFG. Creo que a todo el conjunto de los colegiados le genera mucha ilusión. Y así lo estamos viendo.
DLL. Se dice que los abogados hablan «abogadés» y no son fáciles de entender. ¿Estáis de acuerdo? ¿Hay que mejorar la comunicación?
ER. Todas las profesiones tienen su singularidad lingüística. La abogacía no es una excepción. Igual que sucede en la ingeniería, en la medicina o en cualquier otra profesión de carácter técnico. La abogacía sabe que está en una sociedad a la que sirve y pertenece y centra sus esfuerzos en la claridad, la concisión y la sencillez. La comunicación es el vínculo que nos une.
LFG. Coincido. Y volviendo al máster, es una de las cuestiones que se abordan: la comunicación con el cliente. La defensa requiere del uso de una terminología y de unos conceptos jurídicos, pero el cliente debe saber que se está haciendo y cómo se velan sus intereses. Esto cada vez es más importante. Creo que estamos realizando un esfuerzo como profesión por explicar nuestro papel en la sociedad y por contribuir a que la sociedad valore lo que la abogacía puede dar.
DLL. ¿Cómo afronta la institución el reto que la tecnología dibuja para el sector?
LFG. Creo que la tecnología nos hará mejores abogados. En contra de los más pesimistas, que hablan de que la tecnología nos sustituirá, yo creo que la tecnología nos hará mejores, porque nos permitirá defender mejor los intereses de los clientes, acceder a más fuentes y ser más eficientes y productivos. Y creo que todavía estamos al inicio de la transformación. Si pensamos en cualquier negocio, el impacto de la tecnología ha sido brutal. No hay ningún sector que no se haya visto afectado por la tecnología y la abogacía no estará al margen. Hay algunas resistencias, pero por lo general las posibilidades de la tecnología son infinitas. Desde el Colegio hacemos lo posible para poner a disposición de los colegiados ese salto en tecnología, con acuerdos con proveedores tecnológico y trabajando en la digitalización de los servicios del colegio. Queremos impulsar y llevar de la mano a los colegiados en este proceso, que insisto, ni se puede obviar ni se puede ver como una amenaza.
DLL. Los jóvenes. ¿Qué pueden esperar de una profesión como la abogacía?
ER. La abogacía no es solo una profesión histórica; es el oficio más hermoso del mundo llamado a perdurar para siempre jamás, pues acompaña a la sociedad como un instrumento constante de mejora de la convivencia. El futuro de la abogacía para los jóvenes es probablemente uno de los más apasionantes que puedan enfrentarse, porque la abogacía será el centinela de las libertades en el mundo que estamos viviendo.
LFG. Totalmente de acuerdo. Pueden esperar una profesión apasionante. Añado que va más allá de trabajar más horas o menos horas. Es un reto continuo. También de formación, como lo hemos hablado. Y será una profesión que evolucionará, por la tecnología, como hemos hablado también. Los mayores estábamos peor preparados y teníamos menos puntos de apoyo o de referencia. Los jóvenes ahora tienen muchos. Empezando por el colegio y todos los servicios que tiene el ICAM para los más jóvenes y las organizaciones de jóvenes abogados. Tienen por delante una carrera de ilusión, de compromiso y de realización, no solo en lo profesional sino también en lo personal.
ER: No hay dos días iguales en la abogacía. Si te gusta la adrenalina, esta es la profesión.