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Irene Ruiz de Valbuena.- Jesús Remón será el nuevo socio presidente de Uría Menéndez en sustitución de Luis de Carlos, que se jubila el próximo 31 de diciembre. Remón se incorporó a Uría Menéndez en 1996 procedente de la Abogacía del Estado y actualmente dirige el área de derecho público, procesal y arbitraje de la firma. Es vocal permanente de la Comisión General de Codificación y su actividad profesional se centra en arbitrajes, tanto nacionales como internacionales, en procesos ante la jurisdicción civil, penal y contencioso-administrativa y en asesoramiento sobre cuestiones jurídico-administrativas y constitucionales. El nuevo presidente de Uría Menéndez también es patrono de la Fundación Wolters Kluwer. Diario La Ley ha hablado con él sobre los principales retos de la firma y su estrategia para conseguirlos, así como de su visión del sector legal.

Pregunta.- ¿Cuáles son las líneas de actuación prioritarias como socio presidente de Uría Menéndez?

Jesús Remón.- Somos un despacho sólidamente cohesionado alrededor de los valores y principios que, desde la admiración a nuestros fundadores, identifican nuestro proyecto. Esos mismos valores son los que aprecian nuestros clientes: calidad en el asesoramiento jurídico y la defensa, compromiso con los clientes, disponibilidad, humildad y deontología. Con ese objetivo seguiremos invirtiendo en tecnología para contar con sistemas seguros de información de primer nivel.

Somos, además, una escuela de abogados que sitúa entre sus prioridades el impulso y apoyo al desarrollo profesional de los más jóvenes. Como institución, somos conscientes de nuestras responsabilidades para con la sociedad, que también atendemos a través de los programas e iniciativas de la Fundación Profesor Uría; y estamos comprometidos con la justicia, la cultura, la educación, el medio ambiente y los deberes de servicio público propios de la abogacía.

Las personas son la clave del despacho. Nos empeñamos en contar con los mejores planes de formación, fomentamos la proyección académica de nuestros profesionales e impulsamos las publicaciones científicas para seguir siendo fieles a los rasgos que marcan nuestro ADN.

Esta ha sido y seguirá siendo nuestra hoja de ruta, siempre abierta a las transformaciones necesarias y a una creciente internacionalización a través de PPU y de nuestra red de best friends.

P.- ¿Cuáles serán los principales desafíos y oportunidades en el sector legal en España en 2023?

J.R.- Los desafíos de los abogados se encuentran siempre en el servicio que tienen que prestar para ofrecer soluciones a los que afrontan nuestros clientes. Desde 2008 se nos vienen presentando retos complejos y un buen número de incertidumbres. Los cambios en la sociedad, en la economía y en los negocios cada vez son más rápidos y profundos. Los abogados no solo tenemos que adaptarnos, sino que debemos estar en vanguardia, siendo conscientes de que el Derecho es factor de certidumbre y estabilidad; y que, al mismo tiempo, debe aportar lo que el profesor Paz-Ares denomina la arquitectura oculta del progreso. Los nuevos problemas que derivan de la globalización, el cambio climático y su impacto en el tejido productivo, la economía colaborativa o la transformación digital son tanto desafíos como oportunidades para los abogados.

P.- Uría Menéndez facturó en 2021 un total de 264,4 millones de euros, lo que representa un 6,2% más que en el anterior ejercicio ¿Cuál es su evaluación de los resultados de la firma en el último año? ¿Y cuáles son las previsiones para este 2022?

J.R.- Estos ejercicios están siendo de intensa actividad, como consecuencia del despegue que ha supuesto la superación de la pandemia. Nuestra valoración del año 2021 es muy positiva. Es verdad que la guerra de Ucrania, la inflación, la volatilidad de los mercados o los problemas de suministro están marcando este año 2022. Pero los niveles de actividad siguen siendo altos a pesar de la complejidad del escenario. Y en estos buenos resultados ha sido fundamental, junto con el talento y dedicación de todos los que formamos parte de Uría Menéndez, la aportación y guía de Luis de Carlos, nuestro socio presidente, y de Salvador Sánchez-Terán como socio director.

«Vamos a seguir creciendo en Iberoamérica y en operaciones transnacionales para las que también contamos con nuestra red de best friends

P.- ¿Cuáles son los próximos pasos en vuestra estrategia de expansión internacional?

J.R.- Somos un despacho ibérico y nuestra vocación es regional. Esa vocación se proyecta en Iberoamérica a través de PPU, con oficinas en Colombia, Chile y Perú. PPU nos sitúa como firma líder iberoamericana.

Vamos a seguir creciendo en Iberoamérica y en operaciones transnacionales para las que también contamos con nuestra red de best friends, un selecto grupo de despachos de primer nivel en sus respectivas jurisdicciones.

«Estamos promoviendo activamente la conciliación y poniendo en valor la flexibilidad para poder articular trajes a medida en las épocas en que las mujeres lo necesitan más que los hombres.»

P.- Uría Menéndez está formada, en un 61 %, por mujeres. Sin embargo, ellas aún son minoría en los puestos de responsabilidad de la firma ¿es una preocupación para el despacho? ¿Habéis estudiado cuál puede ser la causa? ¿Qué medidas se están tomando en el despacho para revertir esta situación?

J.R.- Claro que es una preocupación; pero, desde hace muchos años, es sobre todo una importante ocupación. Somos plenamente conscientes de la trascendental asignatura que supone retener el talento femenino. No solo es un objetivo del despacho, es una prioridad social. Hemos avanzado mucho, pero no es suficiente. Las circunstancias que explican la todavía menor representación de las mujeres en determinados círculos de responsabilidad son muy diversas, y algunas se encuentran más allá del ámbito profesional. Además de garantizar la igualdad en la promoción y el desarrollo de las abogadas, estamos promoviendo activamente la conciliación y poniendo en valor la flexibilidad, que es propia de una sólida cultura profesional, para poder articular trajes a medida en las épocas en que las mujeres lo necesitan más que los hombres. La diversidad y la inclusión no solo enriquecen el capital reputacional de una firma, sino que también favorecen la atracción del talento. Por eso, algunos de los programas de desarrollo profesional tienen un enfoque de género, como el programa de liderazgo, que procura retener y desarrollar el liderazgo de nuestras abogadas sénior.

P.- Respecto a las políticas en materia de ESG ¿qué papel ocupan en la estrategia global de la firma? ¿están los clientes cada vez más preocupados por esta cuestión?

J.R.- Las políticas en materia de ESG ocupan un lugar importante, como también lo ocupan para nuestros clientes.

Nuestra área de Deontología, Riesgos y Cumplimiento Normativo está dotada de los medios necesarios para supervisar de forma independiente la actividad del despacho e implantar políticas y criterios deontológicos de la máxima exigencia. Tenemos una política medioambiental que busca reducir el impacto de nuestra actividad, propiciar el uso de materiales que contribuyan a la protección del medio ambiente y procurar nuestra implantación física en sedes sostenibles. Y nuestro compromiso con la sociedad se encauza a través de la Fundación Profesor Uría, que organiza actividades de pro bono jurídico y apuesta por programas de impulso a la educación y de fomento de la solidaridad, la justicia y la tolerancia. Todo ello sin olvidar el permanente apoyo a la cultura y el arte.

El informe elaborado por la consultora británica RSGi nos reconoce como la firma española con mejor calificación en materia de reporting de ESG y sostenibilidad, y con una alta calificación en materia de políticas y objetivos.

P.- ¿Cuáles son los principales retos de la firma para 2023?

J.R.- El principal reto es saber adaptarnos a las circunstancias cambiantes de un entorno complejo, para lo que tenemos a los mejores equipos. Y hacerlo con fidelidad a nuestros principios y valores. Nuestro objetivo es seguir prestando servicios con un alto valor añadido y hacerlo con los exigentes niveles de calidad que desde siempre perseguimos.

«Hemos aprendido que el recurso responsable al teletrabajo es un instrumento de flexibilidad que facilita el trabajo y ayuda a conciliar.»

P.- ¿Cómo ha cambiado la forma de trabajar de los abogados tras la pandemia? ¿Cuál es su posición respecto a que los abogados teletrabajen?

J.R.- La pandemia nos ha enseñado las posibilidades que ofrecen los medios tecnológicos. Durante el confinamiento, el mundo ha seguido funcionando y nosotros hemos podido estar cerca de nuestros clientes y atentos a lo que necesitaban.

El teletrabajo es muy positivo como instrumento de flexibilidad. Es verdad que verse y reunirse facilita el intercambio de opiniones y muchas veces enriquece la discusión sobre enfoques y estrategias. Pero hemos aprendido que el recurso responsable al teletrabajo es un instrumento de flexibilidad que facilita el trabajo y ayuda a conciliar.

P.- Ante la fuerte competencia en los fichajes de abogados por los despachos ¿Qué ofrece Uría Menéndez para atraer y retener el talento?

J.R.- Ofrecemos los mejores programas de formación, el aprendizaje con los profesionales más destacados, la participación en asuntos relevantes y complejos, unas retribuciones al más alto nivel en nuestros mercados de referencia y un entorno amable, que cuida a las personas, promueve la diversidad y la inclusión y conoce el valor que tiene estar rodeado de «buena gente». A los abogados de Uría Menéndez nos consta la importancia que en el despacho tiene la solidaridad entre compañeros, la pasión por el Derecho, la entrega a los clientes y un comportamiento ético y socialmente responsable. Y siempre en una atmósfera de humildad, respeto y simpatía.

«De momento, el M&A sigue con mucha actividad, al igual que las prácticas de inmobiliario, urbanismo, regulatorio y fiscal.»

P.- ¿Cómo está cambiando el mercado de servicios legales? ¿Qué servicios jurídicos serán los más demandados ante la coyuntura económica actual?

J.R.- Los clientes necesitan soluciones y respuestas rápidas y eficaces, aprecian la innovación y la calidad y exigen los mejores medios tecnológicos para poder trabajar en entornos colaborativos. El abogado no puede ser solo un competente técnico del Derecho. Es preciso que conozca los sectores en los que se desenvuelve, que esté al día de las mejores prácticas, que asuma los principios orientadores de la actividad de sus clientes y que sea así capaz de aportar soluciones eficientes.

Una coyuntura de crisis, como la que nos ofrece este final de 2022, podrá aumentar la demanda de asesoramiento en reestructuraciones, laboral y contencioso, tanto en contratación como en societario o en propiedad intelectual e industrial. Pero, de momento, el M&A sigue con mucha actividad, al igual que las prácticas de inmobiliario, urbanismo, regulatorio y fiscal.

«La práctica de arbitraje internacional, tanto comercial como de inversión, está teniendo crecimientos importantes en los últimos años.»

P.- ¿Cómo afecta el contexto internacional actual al arbitraje internacional?

J.R.- El arbitraje internacional es, como vengo repitiendo, una infraestructura esencial para la inversión y el comercio internacional. En los negocios internacionales el arbitraje se viene imponiendo como necesario en muchos sectores de actividad. Y esto no es solo la teoría: lo estamos viendo en el día a día del despacho. La práctica de arbitraje internacional, tanto comercial como de inversión, está teniendo crecimientos importantes en los últimos años.

P.- ¿Cómo valora la actividad de la Fundación Wolters Kluwer de la que es patrono?

J.R.- Creo que se están haciendo las cosas muy bien. Ha habido una apuesta sostenida del Grupo Wolters Kluwer desde que se creó la Fundación en 2007, y esta siempre ha contado con excelentes equipos, llenos de ilusión y rebosantes de iniciativas. Actualmente, bajo la presidencia, impulso y dirección de Cristina Sancho, se está desplegando una actividad incesante en programas de impacto social relevante en justicia y educación. Los encuentros profesionales o el programa de justicia restaurativa y mediación se han sumado recientemente al Observatorio de la Actividad de la Justicia o al de los ODS en el sector público. En suma, mi valoración no puede ser más positiva.

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