La estrategia propuesta establece un marco común destinado a lograr la seguridad económica mediante la promoción de la base económica y la competitividad de la UE, mediante la protección frente a los riesgos, y mediante la creación de asociaciones con el mayor número posible de países, a fin de abordar preocupaciones e intereses comunes. Estas medidas en materia de seguridad económica se guiarán por los principios fundamentales de proporcionalidad y precisión.
Un enfoque más global de la gestión de riesgos
Los riesgos derivados de ciertos vínculos económicos están cambiando rápidamente debido al actual entorno geopolítico y tecnológico, y cada vez se relacionan más con las preocupaciones en materia de seguridad. Por este motivo, la UE debe desarrollar un enfoque global en materia de identificación, evaluación y gestión conjuntas de los riesgos para su seguridad económica.
La Estrategia propone llevar a cabo una evaluación exhaustiva de los riesgos en materia de seguridad económica en cuatro ámbitos:
- riesgos para las cadenas de suministro, en particular la seguridad energética;
- riesgos para la seguridad física y la ciberseguridad de las infraestructuras críticas;
- riesgos relacionados con la seguridad tecnológica y la fuga de tecnología;
- riesgos de militarización de las dependencias económicas o de coerción económica.
La Estrategia propone una metodología para dicha evaluación de riesgos, que deberá ser realizada por la Comisión y los Estados miembros en cooperación con el Alto Representante, cuando proceda, y para la que se utilizará información procedente del sector privado. La evaluación debe ser un proceso dinámico y continuo.
La Estrategia establece también cómo mitigar los riesgos identificados mediante un enfoque con tres vertientes, en concreto mediante:
- la promoción de la competitividad de la UE, reforzando el mercado único, fomentando una economía sólida y resiliente, invirtiendo en capacidades y fomentando la base de la UE en materia de investigación, tecnología e industria;
- la protección de la seguridad económica de la UE mediante una serie de políticas e instrumentos ya existentes y la consideración de otros nuevos para abordar posibles lagunas; esto se realizaría de manera proporcionada y precisa, de forma que se limite cualquier posible efecto indirecto negativo involuntario en la economía europea y global;
- la creación de asociaciones con el mayor número posible de países a fin de reforzar la seguridad económica, en particular mediante la adopción de acuerdos comerciales y la profundización de los ya existentes, el refuerzo de otras asociaciones, el refuerzo del orden económico basado en normas internacionales y de las instituciones multilaterales, como la Organización Mundial del Comercio, y la inversión en desarrollo sostenible a través de la Global Gateway.
Próximos pasos
La Comunicación crea las bases para un debate estratégico con los Estados miembros de la UE y el Parlamento Europeo a fin de desarrollar un enfoque global que proteja la seguridad económica de la Unión. El Consejo Europeo valorará la Estrategia en su reunión del 29 y 30 de junio de 2023.
La Comunicación establece las nuevas medidas siguientes:
- desarrollar, junto con los Estados miembros, un marco de evaluación de los riesgos que afectan a la seguridad económica de la UE; esto incluye la elaboración de una lista de tecnologías que son críticas para la seguridad económica y la evaluación de los riesgos que plantean, con el fin de considerar medidas de mitigación adecuadas;
- participar en un diálogo estructurado con el sector privado para desarrollar una comprensión colectiva de la seguridad económica, así como para ayudarlo a actuar con la diligencia debida y a llevar a cabo una gestión de riesgos a la luz de las preocupaciones en materia de seguridad económica;
- seguir apoyando la soberanía tecnológica de la UE y la resiliencia de las cadenas de valor de la UE, en particular mediante el desarrollo de tecnologías críticas a través de la Plataforma de Tecnologías Estratégicas para Europa (STEP, por sus siglas en inglés);
- revisar el Reglamento relativo al control de las inversiones extranjeras directas;
- explorar opciones para garantizar un apoyo adecuado y específico a la investigación y el desarrollo de tecnologías de doble uso;
- aplicar plenamente el Reglamento sobre el control de las exportaciones de la UE a los productos de doble uso y elaborar una propuesta para garantizar su eficacia y eficiencia;
- identificar, junto con los Estados miembros, aquellos riesgos de seguridad que pueden derivar de las inversiones en el extranjero y, sobre esta base, proponer una iniciativa para finales de año;
- proponer medidas para mejorar la seguridad de la investigación, garantizando una aplicación sistemática y rigurosa de los instrumentos existentes e identificando y abordando cualquier laguna que siga existiendo;
- explorar el uso específico de los instrumentos de la política exterior y de seguridad común (PESC) para mejorar la seguridad económica de la UE, incluidos los conjuntos de instrumentos contra las amenazas híbridas y de ciberdiplomacia y el conjunto de instrumentos contra la manipulación de información y la injerencia por parte de agentes extranjeros;
- solicitar a la Capacidad Única de Análisis de Inteligencia de la UE (SIAC) que trabaje específicamente en la detección de posibles amenazas para la seguridad económica de la UE;
- garantizar que la protección y la promoción de la seguridad económica de la UE esté plenamente integrada en la acción exterior de la Unión Europea e intensificar la cooperación con terceros países en cuestiones de seguridad económica.
Contexto
Desde la creación de la UE, esta se ha configurado en torno al comercio abierto y basado en normas y se ha beneficiado de él. Al mismo tiempo, el aumento de las tensiones geopolíticas, la mayor competencia geoestratégica y geoeconómica y ciertas perturbaciones como la pandemia de COVID-19 y la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania han puesto de relieve los riesgos inherentes a determinadas dependencias económicas. Si no se gestionan adecuadamente, estos riesgos pueden poner en peligro el funcionamiento de nuestras sociedades, nuestras economías, nuestros intereses estratégicos y nuestra capacidad de actuación. Para que la UE pueda evaluar y gestionar los riesgos, manteniendo al mismo tiempo nuestra apertura y nuestro compromiso internacional, es esencial contar con una estrategia global que incluya una acción conjunta en todas las políticas interiores y exteriores, así como con un conjunto coherente de medidas a nivel de la UE y de los Estados miembros.