Carlos B Fernández. El reciente informe Employment Outlook 2023: Artificial Intelligence and the Labour Market de la OCDE ha puesto de relieve las inquietudes que genera el creciente uso de los sistemas inteligentes por parte de las empresas en la gestión de sus recursos humanos.
En particular, como destaca Stefano Scarpetta, Director de Empleo, Trabajo y Asuntos Sociales de la OCDE, en la presentación del informe, hay que actuar urgentemente para garantizar que la IA se utilice de forma responsable y fiable en el lugar de trabajo.
Y es que la forma en que la IA acabe afectando a los trabajadores y al lugar de trabajo, y si los beneficios derivados de su uso superarán a los riesgos generados por el mismo, dependerá de las medidas políticas que se adopten al respecto.
La revolución provocada por ChatGPT
El lanzamiento de ChatGPT el 30 de noviembre de 2022 fue una revelación en el avance de la inteligencia artificial (IA). Desarrollada con grandes modelos lingüísticos, esta herramienta fácil de usar ha demostrado una notable capacidad para realizar automáticamente una amplia gama de tareas, desde la escritura hasta los gráficos y la programación informática. ChatGPT es sólo una de las muchas herramientas de este tipo que ahora están a disposición del público, y forma parte de un continuo desarrollo de la IA que se remonta a décadas atrás.
Sin embargo, los últimos siete meses han marcado un hito tecnológico y han desencadenado una toma de conciencia sin precedentes sobre el potencial de la IA para cambiar nuestras vidas y economías, llevando a algunos incluso a cuestionarse el sentido y el propósito de nuestras vidas. Inevitablemente, una tecnología tan revolucionaria ha suscitado una mezcla de asombro y preocupación tanto entre los usuarios como entre los expertos. Una reciente carta abierta de destacados tecnólogos pedía una pausa inmediata en gigantescos experimentos de IA como ChatGPT, citando "profundos riesgos para la sociedad y la humanidad". Mientras tanto, la inversión privada sigue multiplicándose a medida que la IA se considera una tecnología de uso general, como la electricidad, el motor de combustión interna e Internet.
Existe inquietud por la velocidad a la que se está desarrollando la IA, mucho más rápida que las tecnologías anteriores, mientras que las implicaciones para la economía y la sociedad siguen siendo inciertas. Además, y a diferencia de los robots, por ejemplo, cuyos riesgos se concentraban sobre todo en determinados sectores, la IA puede tener la capacidad de afectar a todas las industrias y ocupaciones. Con tanto en juego, es crucial que los responsables políticos busquen claridad sobre el próximo impacto de la IA y tomen medidas.
Con este fin, la OCDE ha lanzado su primer estudio sobre un área en la que sabemos que la IA tendrá un impacto significativo: el mercado laboral, centrándose en los sectores manufacturero y financiero que llevan varios años integrando la IA en los procesos de trabajo. Esta investigación es el primer estudio empírico transnacional sobre los efectos que la IA está teniendo en el mercado laboral; estos primeros resultados ofrecen pistas importantes sobre lo que se generalizará con la gran cantidad de nuevos conocimientos y capacidades generados en el contexto posterior al ChatGPT.
Este estudio forma parte de nuestro programa de investigación más amplio sobre la IA en el trabajo, la innovación, la productividad y las competencias (AI-WIPS), que ofrece algunas de las primeras pruebas sólidas a un debate que todavía se basa a menudo en anécdotas.
La situación actual del mercado de trabajo
El informe comienza destacando los siguientes aspectos de la actual situación del sector:
1. Los mercados laborales siguen tensos a pesar de algunos signos de relajación
La robusta recuperación experimentada tras la recesión de COVID-19 perdió impulso a partir de 2022. La guerra de agresión de Rusia contra Ucrania ha provocado la mayor inflación en décadas en muchos países. Sin embargo, el empleo se ha mantenido y las tasas de desempleo han alcanzado sus niveles más bajos en décadas. Con pocas excepciones, las tasas de inactividad están por debajo de los niveles anteriores a la pandemia, incluso entre los adultos de más edad. Los mercados laborales siguen tensos en la mayoría de los países, aunque hay algunos signos de relajación, ya que el número de vacantes por desempleado ha disminuido ligeramente desde los máximos históricos.
2. Los salarios reales caen en casi todos los países de la OCDE en medio de una crisis del coste de la vida
A pesar del repunte del crecimiento de los salarios nominales, los salarios reales están bajando en casi todos los países de la OCDE. En muchos países, los beneficios han aumentado más que los costes laborales, contribuyendo de forma inusualmente importante a las presiones internas sobre los precios y provocando una caída de la proporción de mano de obra. Aunque las subvenciones públicas y las ayudas fiscales han proporcionado cierto alivio, la pérdida de poder adquisitivo es especialmente problemática para los trabajadores de los hogares de renta baja, que tienen menos margen para hacer frente a las subidas de precios mediante ahorros o préstamos y a menudo se enfrentan a tasas de inflación efectivas más altas porque una mayor proporción de su gasto se destina a energía y alimentos.
3. Con pocos indicios de una espiral de precios y salarios, los salarios mínimos y la negociación colectiva pueden ayudar a amortiguar las pérdidas de poder adquisitivo
Se pueden activar varias palancas políticas para limitar el impacto de la inflación sobre los trabajadores y garantizar un reparto justo de los costes entre gobiernos, empresas y trabajadores. La forma más directa de ayudar a los trabajadores es mediante un aumento de sus salarios, incluidos los mínimos legales, que están bajo control gubernamental. Por término medio en los países de la OCDE, los salarios mínimos legales nominales han seguido el ritmo de la inflación gracias a incrementos discrecionales o mecanismos de indexación. En cambio, los salarios negociados en los convenios colectivos han disminuido en términos reales, ya que reaccionan con cierto retraso debido al carácter escalonado y poco frecuente de la negociación salarial.
4. Es probable que la IA tenga un impacto significativo en el mercado laboral
Para orientar a los responsables políticos en el desarrollo de una respuesta adecuada, esta edición del Employment Outlook revisa las pruebas emergentes sobre el impacto de la inteligencia artificial (IA) en el mercado laboral, al tiempo que destaca el importante nivel de incertidumbre que rodea el impacto actual y especialmente futuro de la IA en el mercado laboral, así como las acciones políticas más adecuadas para promover un uso fiable de la IA.
La IA parece diferenciarse de anteriores cambios tecnológicos digitales en varios aspectos: i) amplía significativamente la gama de tareas que pueden automatizarse más allá de las tareas rutinarias y no cognitivas; ii) la IA es una tecnología de uso general, lo que significa que casi todos los sectores y ocupaciones se verán afectados y, iii) su velocidad de desarrollo no tiene precedentes.
5. Hasta ahora, la calidad del empleo se ha visto más afectada que su cantidad.
Según los últimos informes (en su mayor parte anteriores a la última oleada de IA generativa), hay pocas pruebas de efectos negativos significativos sobre el empleo debidos a la IA hasta el momento. Esto puede deberse a que la adopción de la IA es todavía relativamente baja y/o a que las empresas prefieren hasta ahora confiar en ajustes voluntarios de la mano de obra. Por lo tanto, cualquier efecto negativo de la IA sobre el empleo puede tardar en materializarse.
Al mismo tiempo, la IA crea nuevas tareas y puestos de trabajo, en particular para los trabajadores altamente cualificados que tienen las competencias adecuadas para trabajar con la IA. Por ello será importante supervisar la distribución de la pérdida y la creación de empleo con la vista puesta en la inclusión.
El mayor impacto identificado hasta ahora ha sido en la calidad del trabajo. Trabajadores y empresarios afirman que la IA puede reducir las tareas tediosas y peligrosas, lo que aumenta el compromiso de los trabajadores y su seguridad física. Sin embargo, también existen riesgos. Se ha informado de casos en los que la IA automatiza tareas sencillas y deja a los trabajadores con un entorno de trabajo más intenso y de mayor ritmo. La IA también puede cambiar la forma en que se supervisa o gestiona el trabajo, lo que puede aumentar la percepción de justicia, pero también plantea riesgos para la privacidad de los trabajadores y su autonomía para ejecutar las tareas. La IA también puede introducir o perpetuar prejuicios.
6. Las políticas y el diálogo social desempeñarán un papel clave
- Los riesgos del uso de la IA en el lugar de trabajo, junto con el rápido ritmo de desarrollo y despliegue de la IA (incluidos los últimos modelos generativos de IA), subrayan la necesidad de una acción decisiva para desarrollar políticas que permitan aprovechar los beneficios que la IA puede aportar al lugar de trabajo, al tiempo que se abordan los riesgos para los derechos fundamentales y el bienestar de los trabajadores. La legislación vigente -por ejemplo, en materia de discriminación, protección de datos o derechos de sindicación de los trabajadores- constituye una base importante para gestionar el uso de la IA en el lugar de trabajo, pero aún no se sabe con certeza hasta qué punto puede aplicarse a la IA porque la jurisprudencia pertinente sigue siendo limitada. En consecuencia, los países también están elaborando legislación específica sobre IA y legislación no vinculante (por ejemplo, estrategias de IA, principios éticos, normas).
- El impacto de la IA en las tareas y los puestos de trabajo generará necesidades cambiantes de cualificación. Aunque las empresas que utilizan la IA afirman que imparten formación en este campo, la falta de competencias sigue siendo un obstáculo importante para su adopción. Por lo tanto, las políticas públicas tendrán un papel importante que desempeñar, no sólo para incentivar la formación de los empleadores, sino también porque una proporción significativa de la formación necesaria tiene lugar en la educación formal. La propia IA puede ofrecer oportunidades para mejorar el diseño, la orientación y la impartición de la formación, en particular la posibilidad de ofrecer soluciones de formación a medida a gran escala. Sin embargo, el uso de la IA en la formación podría exacerbar las desigualdades y perpetrar los prejuicios humanos, por lo que deben abordarse estos retos.
- La negociación colectiva y el diálogo social también tienen un papel importante que desempeñar para apoyar a los trabajadores y a las empresas en la transición a la IA. La adopción de la IA tiende a producir mejores resultados para los trabajadores cuando se consulta a sus representantes al respecto. Sin embargo, las características específicas de la IA y la forma en que se aplica, como su rápida velocidad de difusión, su capacidad de aprendizaje y el mayor desequilibrio de poder que puede crear, ejercen una mayor presión sobre las relaciones laborales. Aunque las tecnologías de la IA tienen el potencial de ayudar a los interlocutores sociales a perseguir sus objetivos y estrategias, la falta de conocimientos relacionados con la IA entre los interlocutores sociales constituye un reto importante.
Evitar la trampa del determinismo tecnológico
Si bien el avance de la IA en el lugar de trabajo, en sí mismo, no debería detenerse, porque hay muchos beneficios que cosechar, Scarpetta subraya que se debe evitar caer en la trampa del "determinismo tecnológico", según la cual la tecnología determina los cambios sociales y culturales, y no al revés. Parafraseando al economista laboral David Autor, en lugar de preguntarnos qué puede hacer la IA, debemos preguntarnos qué queremos que haga por nosotros.
Por un lado, es necesario capacitar a trabajadores y empresarios para que aprovechen las ventajas de la IA al tiempo que se adaptan a ella, en particular mediante la formación y el diálogo social. Si bien varios países han tomado algunas medidas para preparar a su mano de obra para los cambios laborales inducidos por la IA, hasta la fecha las iniciativas adoptadas al respecto siguen siendo limitadas hasta la fecha. Algunos países han invertido en ampliar los programas de educación formal (por ejemplo, Irlanda), o han puesto en marcha iniciativas para elevar el nivel de competencias en IA de la población a través de la formación profesional y el aprendizaje permanente (por ejemplo, Alemania, Finlandia y España). La investigación de la OCDE también muestra que los resultados son mejores cuando los trabajadores han recibido formación para interactuar con la IA y cuando la adopción de tecnologías se debate con ellos.
Por otra parte, urge adoptar medidas políticas para abordar los riesgos que la IA puede plantear cuando se utiliza en el lugar de trabajo -en términos de privacidad, seguridad, equidad y derechos laborales- y para garantizar la responsabilidad, la transparencia y la explicabilidad de las decisiones relacionadas con el empleo respaldadas por la IA.
La visión del mundo del trabajo
Los trabajadores encuestados reconocen que la IA puede mejorar el trabajo, pero temen que amenace empleos y salarios
Esta conclusión se extrae de una encuesta realizada a más de 2.000 empresarios y 5.300 trabajadores de los sectores manufacturero y financiero de siete países de la OCDE. También se ha hablado directamente con las partes interesadas de estos sectores, a los que se les preguntó sobre su experiencia como primeros adoptantes de herramientas como la visión por ordenador y el procesamiento del lenguaje natural, entre otras.
El resultado fue una imagen matizada del impacto inicial de la IA que, incluso antes de la oleada más reciente de IA generativa, mostraba fuertes opiniones y marcadas divisiones sobre los beneficios y los riesgos.
A pesar de la renovada preocupación por un futuro sin empleo, el impacto de la IA en los niveles de empleo ha sido limitado hasta ahora. Nos encontramos en una fase muy temprana de adopción de la IA que, por lo general, se concentra en las empresas más grandes que, a menudo, todavía están experimentando con estas nuevas tecnologías. Entre estos primeros adoptantes, muchos parecen reacios a despedir personal, prefiriendo ajustar la plantilla mediante contrataciones ralentizadas, renuncias voluntarias y jubilaciones. Algunas empresas incluso nos dijeron que, ante el envejecimiento de la población y la escasez de mano de obra, la IA podría ayudar a aliviar algunas necesidades de cualificación.
Sin embargo, también está claro que el potencial de sustitución sigue siendo significativo, lo que hace temer una disminución de los salarios y la pérdida de puestos de trabajo. Teniendo en cuenta el efecto de la IA, las ocupaciones con mayor riesgo de automatización representan alrededor del 27% del empleo. Y una parte significativa de los trabajadores (tres de cada cinco) está preocupada por la posibilidad de perder totalmente su empleo a manos de la IA en los próximos diez años, en particular los que trabajan realmente con ella. La llegada de las últimas tecnologías de IA generativa sin duda aumentará estas preocupaciones en una amplia gama de categorías laborales.
Aunque actualmente la IA no está vinculada a ningún cambio importante en los salarios, positivo o negativo, en el mercado laboral, las encuestas de la OCDE mostraron que dos de cada cinco trabajadores de los sectores manufacturero y financiero expresaron su preocupación por que los salarios en su sector disminuyeran debido a la adopción de la IA en los próximos diez años.
Por el momento, más que sustituir puestos de trabajo, la IA los está cambiando, así como las competencias necesarias para desempeñarlos. Según los empresarios, la IA ha aumentado la importancia de las competencias especializadas en IA, pero ha incrementado aún más la importancia de las competencias humanas. Dos de cada cinco empresarios consideran que la falta de competencias adecuadas relacionadas con la IA es un obstáculo para utilizarla en el trabajo.
Un resultado igualmente interesante de esta investigación es que, a pesar de cierta ansiedad generalizada sobre el futuro, muchos afirman que la IA está teniendo un impacto positivo en la calidad del trabajo. Casi dos tercios (63%) de los trabajadores afirman que la IA ha mejorado su satisfacción en el trabajo: al automatizar tareas peligrosas o tediosas, la IA les permite centrarse en otras más complejas e interesantes. En uno de los estudios de casos que realizamos, una empresa aeroespacial había introducido una herramienta de inspección visual dirigida por IA para comprobar palas de turbina recién fabricadas para motores a reacción. La tecnología de IA tuvo un impacto positivo en el entorno de trabajo de los inspectores que, antes de la introducción de la IA, permanecían sentados en una habitación a oscuras durante largos periodos inspeccionando las palas a través de un ocular con lupa.
A pesar de los comentarios generalmente positivos sobre el impacto de la IA en la calidad del trabajo, nuestro estudio también encontró algunas preocupaciones tangibles: por ejemplo, la creación de intensificación del trabajo. Y los trabajadores dirigidos por la IA suelen ser menos positivos sobre el impacto de la IA que los que trabajan a su lado. El uso de la IA también conlleva serios retos éticos en torno a la protección de datos y la privacidad, la transparencia y la explicabilidad, la parcialidad y la discriminación, la toma automática de decisiones y la responsabilidad. Hay muchos ejemplos reales de herramientas de contratación de IA que han incorporado prejuicios humanos contra las mujeres, las personas con discapacidad y las minorías étnicas o raciales. En la encuesta realizada, muchos trabajadores expresaron su preocupación por el hecho de que la IA recopile datos sobre ellos como individuos o sobre cómo realizan su trabajo.
La necesidad de una actuación urgente
Ante este panorama, la OCDE considera que los gobiernos, las organizaciones internacionales y los reguladores deben proporcionar un marco sobre cómo trabajar con IA. Esto incluye el establecimiento de normas, la aplicación de reglamentos o directrices apropiados y la promoción de una supervisión adecuada de estas nuevas tecnologías. La OCDE ha desempeñado un papel pionero en esta área al desarrollar los Principios de IA de la OCDE para la administración responsable de la IA digna de confianza, adoptados en mayo de 2019 por los países miembros de la OCDE -formando la base también para los Principios de IA del G20- y desde entonces también por Argentina, Brasil, Egipto, Malta, Perú, Rumania, Singapur y Ucrania.
Muchos países ya tienen regulaciones relevantes para hacer cumplir algunos de los principios clave del uso confiable de la IA en el lugar de trabajo. La legislación existente, incluida la relativa a la protección de datos, incluye disposiciones pertinentes para la IA. Sin embargo, un avance importante en los últimos años ha sido la propuesta de marcos normativos específicos para la IA que abordan los sistemas o impactos de alto riesgo de la IA, aunque con diferencias clave de enfoque entre países.
La legislación contra la discriminación, la normativa sobre seguridad y salud en el trabajo, la regulación de la privacidad de los trabajadores y la libertad de asociación deben respetarse cuando se utilizan sistemas de IA en el lugar de trabajo. Por ejemplo, todos los países miembros de la OCDE cuentan con leyes destinadas a proteger los datos y la privacidad. Algunos ejemplos son el requisito de acuerdo previo con los representantes de los trabajadores sobre la supervisión de los trabajadores mediante tecnologías digitales (por ejemplo, Alemania, Francia e Italia), y las normativas que obligan a los empresarios a notificar a los empleados las políticas de supervisión electrónica de los trabajadores. En algunos países, como Italia, la legislación antidiscriminación existente se ha aplicado con éxito en casos judiciales relacionados con el uso de la IA en el lugar de trabajo. Pero, con toda probabilidad, habrá que adaptar las normativas que no se diseñaron específicamente para la IA.
El uso de la IA para apoyar decisiones que afectan a las oportunidades y los derechos de los trabajadores también debe ir acompañado de información accesible y comprensible y de responsabilidades claramente definidas. La ambición de lograr la rendición de cuentas, la transparencia y la explicabilidad está impulsando medidas políticas específicas para la IA con implicaciones directas para los usos en el lugar de trabajo.
Un ejemplo notable es la propuesta de Ley de IA de la UE, que adopta un enfoque basado en el riesgo para garantizar que los sistemas de IA estén supervisados por personas, sean seguros, transparentes, trazables y no discriminatorios. En Estados Unidos, en octubre de 2022, la Oficina de Política Científica y Tecnológica de la Casa Blanca publicó un Plan para una Declaración de Derechos de la IA, que establecía una hoja de ruta para el uso responsable de la IA. En junio de 2022, Canadá introdujo en el Parlamento la Ley de Inteligencia Artificial y Datos (AIDA), que exige "explicaciones en lenguaje sencillo" sobre cómo los sistemas de IA llegan a sus resultados. Muchos países, organizaciones y empresas también están desarrollando marcos, directrices, normas técnicas y códigos de conducta para una IA digna de confianza.
Cuando se trata de utilizar la IA para tomar decisiones que afectan a las oportunidades y los derechos de los trabajadores, hay algunas vías que los responsables políticos ya están considerando: adaptar la legislación laboral al uso de la IA; fomentar el uso de herramientas sólidas de auditoría y certificación; utilizar un enfoque humano en el bucle; desarrollar mecanismos para explicar de forma comprensible la lógica que subyace a las decisiones impulsadas por la IA.
A muchos expertos les preocupa en general que el ritmo de la respuesta política no esté a la altura de los rapidísimos avances de la IA generativa y que la respuesta política siga careciendo de especificidad y aplicabilidad.
De hecho, ha habido muchos llamamientos para actuar sobre la IA generativa. La Unión Europea anunció planes para introducir un código de conducta voluntario sobre IA que se adoptará rápidamente. La Declaración Conjunta del Consejo de Comercio y Tecnología EE.UU.-UE de mayo de 2023 decidió añadir un énfasis especial en la IA generativa a los trabajos sobre la Hoja de ruta sobre herramientas de evaluación y medición para una IA digna de confianza y la gestión de riesgos, y el Primer Ministro del Reino Unido anunció la celebración de una cumbre sobre la seguridad de la IA a finales de 2023. La regulación relacionada con la IA también plantea nuevos retos en relación con su interoperabilidad internacional, lo que exige una acción internacional para promover la alineación de las definiciones clave y de su aplicación técnica cuando proceda.
Muchos de estos llamamientos se abordan en el "Proceso de IA de Hiroshima" lanzado por los líderes del G7 en mayo de 2023 con el objetivo de alinear a los países (incluida la UE) en torno a un enfoque consensuado de la IA generativa. La OCDE ha sido convocada para apoyar este proceso que está en marcha.
Esta acción deberá complementarse rápidamente con planes de aplicación concretos, procesables y aplicables para garantizar que la IA sea digna de confianza. La cooperación internacional en estas cuestiones será fundamental para garantizar un enfoque común que evite una fragmentación de los esfuerzos que perjudicaría innecesariamente a la innovación y crearía un vacío normativo que podría conducir a una carrera a la baja.