Ilier Navarro. Contar con horarios de verano para los trabajadores no es una obligación legal, y no son pocos los despachos que lo descartan de plano por el enorme volumen de trabajo que tienen que asumir antes de las vacaciones. Pero lo cierto es que se trata de una medida que puede ayudar, y mucho, a mejorar los niveles de motivación y compromiso de los empleados. La flexibilidad horaria se puede aplicar desde principios de junio hasta finales de septiembre o bien solo los meses de julio y agosto o solo agosto, el mes que suele caracterizarse -aunque no siempre- por una menor actividad en los despachos de abogados. Pero antes de implementarlas, será necesario considerar los pro y los contra.
La flexibilidad que ofrecen los horarios de verano puede ser, además, de gran ayuda para el personal que tiene hijos pequeños, menores o mayores a cargo. No hay que olvidar que muchos tienen a los niños en casa porque están de vacaciones durante casi tres meses, por lo que este apoyo por parte de la empresa puede ser valorado muy positivamente.
El verano puede ser un buen momento para transmitir al equipo que el foco hay que ponerlo en la calidad de las horas trabajadas en lugar de la cantidad, incrementando la productividad, la concentración y la consecución de objetivos. La idea es que aprovechen al máximo el horario laboral, de modo que puedan atender otros asuntos en su tiempo libre.
Ventajas y desventajas
Las ventajas para los profesionales parecen evidentes. El horario de verano, sea cual sea la modalidad elegida, suele revertir en un equilibrio entre la vida personal y profesional, mejorando la conciliación. También puede ser un estímulo e incrementar los niveles de motivación y compromiso, así como un clima laboral más positivo y colaborativo.
Otro aspecto relevante es la mejora del bienestar de los profesionales que forman parte del bufete, pues tendrán más tiempo para desconectar de las rutinas diarias, para socializar con amigos y familiares, o para practicar deportes y actividades al aire libre o, simplemente, desarrollar proyectos que tenía pendientes en casa, etc. Los horarios más flexibles pueden ser una medida muy positiva para cuidar de la salud mental y física de la plantilla, consiguiendo un equilibrio que, en invierno, una época donde la exigencia suele ser mayor, puede resultar más difícil de lograr.
En el caso del despacho, supone una ventaja competitiva que puede mejorar su atractivo como lugar de trabajo, posicionando positivamente su marca empleadora. Por tanto, puede ayudarle no solo a atraer mejor talento, sino también a retenerlo. Por otra parte, la aplicación de un horario de verano durante un periodo concreto puede reducir los niveles de absentismo laboral y aumentar los ratios de productividad de los profesionales. También contribuirá a reducir los costes fijos y el gasto energético, ya que las dependencias de la empresa se utilizarán durante menos tiempo.
Pero todo lo bueno tiene también su lado negativo. Entre las posibles desventajas, está la falta de tiempo para terminar las tareas en plazo, ya que puede haber algunos trabajadores a los que les cueste más, por las características de sus funciones, condensar sus responsabilidades en menos tiempo. Por otra parte, una vez que se pone punto y final al horario de verano, pueden surgir nuevamente dificultades de adaptación al horario habitual “de invierno”. Cada despacho tendrá que valorar si en la balanza pesan más los pro o los contra antes de implementar esta medida.
Opciones de horario de verano
Las medidas que se pueden aplicar son diversas y se pueden adaptar a cada realidad, eso sí, siempre bajo el compromiso de no rebajar los niveles de productividad ni de estar ausente o desconectado del entorno de trabajo. A continuación, se plantean tres de las alternativas más socorridas en las empresas:
Opción 1. Flexibilidad horaria. Dar un margen amplio de horas para empezar la jornada y que se corresponda con un ajuste de la hora de salida es una medida sencilla, que se puede aplicar a determinados puestos de trabajo dentro del bufete y que puede resultar de enorme utilidad en términos de conciliación.
Opción 2. Teletrabajo. Los puestos que se puedan desempeñar a distancia durante la temporada estival pueden optar por el teletrabajo, de manera que estén conectados y realizando sus funciones, pero en vez de estar presencialmente en el despacho, se realiza desde casa o desde el lugar de veraneo. Tiene que haber disponibilidad para realizar reuniones online y también disponer de un equipo informático de la empresa con las medidas de ciberseguridad necesarias, según sus protocolos. No hay que olvidar que en estos casos el bufete debe abonar parte de los gastos que se generen como consecuencia del teletrabajo.
Opción 3. Jornada intensiva. Acumular las horas de trabajo por las mañanas puede ser una buena opción para que los profesionales puedan conciliar con su vida personal durante más horas. También puede haber casos que prefieran incorporarse más tarde y, por tanto, salir más tarde, pero con el mismo sistema de jornada intensiva de horas.