Ilier Navarro. Crear un entorno laboral que reduzca el riesgo de dolencias vinculadas al trabajo es más importante de lo que muchas empresas piensan. De hecho, la ergonomía, o diseño de espacios profesionales se centra en la mejora de las condiciones laborales y de las herramientas para adaptarse al empleado, de modo que genere un impacto positivo en su salud, bienestar y productividad. También puede reducir el riesgo de lesiones y mejorar la satisfacción del equipo y sus efectos se pueden traducir en una reducción del absentismo laboral.
El cuidado de la ergonomía de los despachos de abogados puede tener un impacto directo en las dolencias musculoesqueléticas (tensión en el cuello, lumbalgia, tendinitis, etc.). Y es que si los problemas van a más, pueden traducirse en bajas médicas, merma de la productividad e incremento de costes para el bufete.
El primer principio de la ergonomía es que el entorno se tiene que adaptar al trabajador y a sus funciones. A la hora de elegir el mobiliario, uno de los criterios más relevantes es que no se supedite la comodidad a los factores estéticos. En un despacho, el primer foco de atención es el escritorio. Estos son algunos elementos que hay que tener en cuenta:
• Silla. Debe ser ajustable en altura, con soporte lumbar y reclinable. Debe ser giratoria, con cinco puntos de apoyo provistos de ruedas y con reposabrazos. El tapizado debe ser de tejido transpirable, evitando los materiales sintéticos, el cuero o el plástico.
• Mesa. Debe tener un tamaño adecuado al trabajo que se va a realizar en ella y a los elementos que se utilizan con mayor asiduidad. Debe medir desde un mínimo de 120 cm a 180 cm, con un ancho de al menos 80 cm. El alto debe ser, como mínimo de 67 a 77 cm, con espacio suficiente para mover las piernas. Los bordes deberían ser redondeados y debe incluir bloques de cajones móviles.
• Pantalla. Tiene que colocarse a la altura de los ojos para reducir los efectos tensores en el cuello, a unos 50 o 55 centímetros de distancia. Debe situarse frente al usuario, al igual que el teclado, para evitar torcer el tronco.
• Ratón y teclado. Hay que colocarlos de forma que los brazos dibujen un ángulo de 90 grados y facilitando una posición neutra de las muñecas. Se puede optar por incluir un reposamuñecas o un teclado que lo tenga incorporado. El ratón debe situarse al lado del teclado, con espacio suficiente para manejarlo. Las personas zurdas pueden configurarlo para cambiar la funcionalidad de las teclas.
• Atril. Es muy útil para no tener que colocar documentos entre el teclado y el usuario y contribuye a mantener una buena postura. Se debe situar lo más cerca posible de la pantalla y a la misma altura, de manera que no haya que girar demasiado la cabeza o el tronco.
• Reposapiés. Se recomienda su uso cuando no se puede regular la altura de la mesa y la altura del asiento impida descansar los pies en el suelo. Debe ser antideslizante y ajustable entre 0 y 15 grados sobre el plano horizontal.
• Orden. Los elementos de trabajo deben estar organizados de modo que las tareas más frecuentes se puedan realizar de manera cómoda, con los elementos al alcance de la mano de manera óptima.
Cuidar la postura
También es necesario cuidar la postura. La parte superior del cuerpo y la inferior deben formar un ángulo recto (de 90º), con la espalda completamente apoyada en el respaldo de la silla. Se recomienda mover los pies mientras se trabaja sentado para reactivar la circulación de las piernas, pasando de situarlos en el reposapiés al suelo y a las patas de la silla, aunque sin forzar en exceso las articulaciones.
Pueden ser muy útiles los recordatorios y campañas de sensibilización que se desarrollen en el marco del plan de comunicación interna. Es necesario que los trabajadores recuerden cambiar de postura cada cierto tiempo con el objetivo de reducir la fatiga muscular. Se les puede recomendar la realización de algunos estiramientos en el mismo puesto de trabajo o bien invertir en mobiliario adaptable, de manera que puedan realizar sus funciones tanto de pie como sentados.
La tecnología puede ser una gran aliada. En el mercado existen aplicaciones que monitorizan la postura y recuerdan a los empleados que deben moverse o cambiar de posición.
Condiciones ambientales
El entorno del puesto de trabajo también se debe cuidar si se quiere mejorar la calidad de vida de las personas en su lugar de trabajo.
Uno de los factores que más influye es la iluminación, que tiene un impacto directo en la salud visual de los trabajadores. Es necesario adaptarla de acuerdo con las características de la oficina (por ejemplo, si llega la luz solar directa o si no hay fuentes de luz natural, que es la más adecuada). La intensidad debe ser de 500 lux en oficinas de poca extensión y en salas de procesamiento de datos. Si la iluminación natural combinada con la artificial resulta insuficiente, se instalará una luz localizada (tipo flexo), pero lo adecuado es que haya un entorno con una iluminación generalizada, en todo el espacio.
Especial atención requieren los lugares de paso y vías de acceso que se sitúen en zonas oscuras, así como una correcta limpieza de las lámparas. También hay que tener bajo control los deslumbramientos o reflejos mediante cortinas o persianas y velar por una correcta orientación del puesto de trabajo.
La climatización también puede generar un mayor bienestar o malestar en el bufete. En invierno se recomienda de 23 a 26 grados y en verano entre 20 y 24 grados. También es conveniente mantener una humedad relativa entre el 45 y el 65%. La salida de aire y la difusión deben estar bien orientados y regulados, con un correcto mantenimiento y limpieza de los aparatos.