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Tras un análisis exhaustivo de los obstáculos a los que se enfrentan quienes se inician actualmente en el ejercicio de la abogacía captados en el «I Estudio sobre la situación de la abogacía de Madrid», el Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid (ICAM) ha elaborado un plan de acción transversal para ayudar a los jóvenes a sortear las barreras que dificultan tanto su acceso como su progresión en la profesión jurídica.

Se trata del «Plan de Impulso Abogacía Joven ICAM», una estrategia integral diseñada para fortalecer el desarrollo profesional de los jóvenes abogados que fue presentado el pasado mes de julio en la sede de la corporación madrileña.

Coincidiendo con la puesta en marcha de las primeras actividades recogidas en el Plan, hemos hablado con Gabriel Rodríguez, diputado responsable de Abogacía Joven y uno de sus principales impulsores, para que nos de detalles de este ambicioso proyecto y de cómo puede ayudar a facilitar la incorporación e impulsar la carrera de quienes se inician en la profesión.

Según datos del Consejo General de la Abogacía Española, el número de nuevos letrados inscritos ha pasado de superar la cifra de 7.200 hace una década a 3.600 en la actualidad. ¿Cree que el ejercicio del derecho ha dejado de ser una profesión atractiva para los jóvenes? ¿A qué cree que es debido esta disminución?

En mi opinión, creo que no sería justo hacer una comparación entre las cifras de hace una década y las de la actualidad sin tener en cuenta el contexto económico y profesional. Hoy en día los jóvenes tienen muchas más opciones profesionales disponibles que hace una década: más carreras, más variedad de oportunidades profesionales y, por ende, más vías de desarrollo profesional al margen de la abogacía. Esto innegablemente afecta a la caída de nuevos letrados.

No obstante, mi sensación es que parte de esa caída se debe a la defectuosa organización y planificación de los grados y másteres de Derecho en España. La realidad con la que yo me he encontrado de manera generalizada es que las universidades españolas no ofrecen una formación integral a los y las estudiantes en cuestiones vitales para su desarrollo como la orientación profesional o los idiomas. Esto, en numerosas ocasiones, genera que los estudiantes opten por la opción más segura, o al menos la menos desconocida: las oposiciones.

Si ponemos en conjunto estas dos ideas vemos que los estudiantes dispuestos a ejercer la abogacía encuentran cada vez más profesiones alternativas que pueden atraerles más que la abogacía y que, muchos otros estudiantes, directamente ni se plantean ejercer la abogacía porque la perciben como una profesión desconocida, de riesgo e inexplorada, para la que su formación no les ha preparado.

Precisamente, el primero de los pilares en los que se asienta el «Plan de Impulso Abogacía Joven ICAM» que han presentado recientemente es la «Orientación, inserción y desarrollo profesional». ¿No tienen claro los jóvenes que terminan sus estudios cómo pueden desarrollarse profesionalmente? ¿Cómo puede ayudarles el Plan en este aspecto?

La respuesta debe ser contundente: no. Salvo en algunas excepciones, la formación en orientación profesional en las universidades de nuestro país es, en muchos casos, tremendamente deficiente y, en muchos otros, inexistente.

Cuando hablamos de orientación profesional estamos hablando de ayudar al estudiante a que conozca el mercado laboral al que pretende acceder al terminar su grado o máster. Saber cuáles son los principales despachos y con qué áreas de práctica cuentan, saber cuáles son las principales oposiciones, las oportunidades profesionales, conocer y formar a los estudiantes en las habilidades necesarias para ser buenos profesionales, para superar un proceso de selección, etc.

Ahora pensemos las consecuencias de no formar a nuestros futuros profesionales en estas cuestiones, ¡son dramáticas! Estamos formando de forma deficiente a las personas que, en muy poco tiempo, estarán defendiendo a un cliente, dictando una sentencia o representando a nuestro país allá donde estén.

El Plan busca ser un foro en donde pongamos este conocimiento a disposición de todos los estudiantes y jóvenes profesionales. Queremos que les “pique el gusanillo” de conocer el sector jurídico para que ellos lo exploren por su cuenta. Queremos que tomen decisiones meditadas y con conocimiento de causa, no por miedo o inseguridad hacia la profesión. Queremos, en definitiva, formar buenos profesionales para nuestro país.

En el «I Estudio sobre la situación de la abogacía de Madrid» que se hizo público a finales del año pasado, se puso de manifiesto que el 62% de los abogados más novatos consideran que la falta de experiencia es uno de los principales escollos a la hora de iniciar su carrera profesional. ¿Cómo se combate esta problemática desde el Plan?

En primer lugar, mejorando la inserción y orientación profesional mejoramos la capacidad de nuestros estudiantes de buscar oportunidades profesionales. Esto les ayudará a ser inquietos y tratar de formarse desde el primer curso de carrera para paliar esa falta de experiencia profesional.

En segundo lugar, generando una comunidad donde los estudiantes y jóvenes profesionales puedan consultar con otros abogados qué cuestiones son necesarias para mejorar la empleabilidad. Este contacto con profesionales del sector enriquece a nuestros jóvenes abogados y abogadas y les motiva a tratar de mejorar día a día.

Los jóvenes que son ejercientes destacan también como una de las grandes dificultades la captación de clientes. ¿Qué apoyo encontrarán en el Plan para superar esta dificultad?

El Plan tiene un apartado específico dedicado a la mejora de las habilidades de captación de clientes. Mejorar la presencia, el marketing, la empatía y entender cómo detectar nichos de mercado son cuestiones clave que se abordarán en el Plan por profesionales de primer nivel.

Aunque cada vez se dice más que para ejercer con eficacia no solo vale ya tener buenos conocimientos jurídicos, no cabe duda de que la formación jurídica sigue siendo la base de la profesión. ¿Hay medidas en el Plan en este sentido?

Por supuesto. El conocimiento jurídico es la base sobre la que los juristas construimos nuestra carrera. El Plan ofrecerá formación accesible y personalizada sobre cuestiones muy variadas, desde una perspectiva general del derecho hasta especializaciones varias, donde contamos con la ayuda de las Secciones del ICAM que son líderes y referentes en formación jurídica.

Y a la inversa, ¿qué medidas contempla el Plan para que los jóvenes que se inician en la profesión se doten de esas otras competencias que, hoy en día, deben acompañar imprescindiblemente a los conocimientos jurídicos?

El Plan prevé formación específica en soft skills, comunicación, empatía, gestión de equipos… La mochila de un abogado o abogada debe estar cargada de muchísimos conocimientos teóricos, pero también de muchos conocimientos humanos, ya que la abogacía es una profesión intensiva en capital humano, así como técnicos (idiomas, programas informáticos, etc.).

Según revela también este estudio, el 78% de los profesionales junior señalan a la precariedad laboral como el gran inconveniente para acceder a la profesión. ¿Cómo puede contribuir el Colegio a mejorar esta situación? ¿Han puesto en marcha o tiene pensada alguna iniciativa al respecto?

Desde el ICAM trabajamos de manera decidida para mejorar las condiciones y preservar la dignidad de la abogacía. Una de las principales banderas de nuestro Decano, Eugenio Ribón, es que esta junta debe ser la voz que lidere la defensa de la profesión.

Con esa idea, tratamos, por un lado, de mejorar la empleabilidad de los jóvenes, su formación integral y sus conocimientos para convertirles en los mejores profesionales posibles, y, por otro lado, de concienciar a los empleadores de la necesidad de generar empleo de calidad, remunerado, en donde los jóvenes sean un pilar fundamental de las organizaciones.

En definitiva, creando una comunidad donde ambas partes puedan entenderse y tender puentes trataremos de mejorar las condiciones de la profesión. Otras cuestiones más allá de eso, lamentablemente, corresponden a otros actores sociales (o políticos)…

Recientemente han presentado también el «Primer estudio sobre bienestar y salud mental de la abogacía», tema éste que, tristemente, ha pasado a estar en primera línea de actualidad. ¿Son más conscientes los jóvenes actuales de esta problemática que generaciones anteriores? ¿Se ocupa el Plan de esta cuestión?

Sin duda. Las nuevas generaciones (y cada vez más) estamos súper concienciados con la necesidad de preservar la salud mental. La típica frase de «os quejáis mucho, si hubieseis estado en mi época...» ya no vale. Los y las jóvenes abogados y abogadas reclamamos y exigimos el respeto que merece todo el esfuerzo que nos ha costado, a nosotros y a nuestras familias, llegar hasta aquí. Del mismo modo, no queremos regalos, ni prerrogativas, solamente queremos un trato justo, pero no toleramos prácticas que vayan contra nuestro bienestar y nuestra salud mental.

El Plan tiene un apartado dedicado a esto: a cuidarnos. Es muy importante saber detectar un ataque de ansiedad, una situación discriminatoria o una vejación, como también es tremendamente importante saber cómo actuar. El ICAM pone todas las herramientas a disposición de nuestros y nuestras colegiados y colegiadas y el Plan servirá para ayudar a detectar, comunicar y frenar situaciones que puedan generar un agravio contra la salud mental.

Y para terminar, ¿cómo se va a poner en marcha y cómo pueden los interesados «apuntarse» al Plan?

El Plan ya está en marcha y todos aquellos que quieran apuntarse pueden hacerlo a través de la página web de Abogacía Joven ICAM.

Cada uno de los «objetivos» del Plan, lleva asignado un símbolo con un color (al estilo ODS). Con esto, pretendemos identificar las distintas habilidades que se trabajan en cada actividad, para que el participante pueda ver de forma clara la variedad de actividades y formación ofrecida.

Comenzaremos en septiembre con las primeras actividades y continuaremos durante todo el año. Al terminar, la idea es que los participantes puedan evaluar sus meses de participación en el programa y comprobar cómo el Plan les ha convertido en mejores profesionales, y mientras tanto, que disfruten del camino conociendo a colegas que, quizás, acabarán convirtiéndose en sus amigos y amigas.

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