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Ilier Navarro. Todas las miradas están puestas en Telegram, la plataforma de mensajería instantánea que ahora está colaborando con las autoridades de varios países mediante la eliminación de los contenidos considerados ilegales. Su CEO, Pavel Durov, fue detenido en Francia y posteriormente puesto en libertad tras abonar una fianza de cinco millones de euros. La justicia gala le imputa 12 cargos y la investigación se centra en los delitos presuntamente cometidos en la app. Bruselas y Corea del Sur también lo miran con lupa. Y en España, hace unos meses el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz ordenó durante unas horas su cierre, aunque después dio marcha atrás. ¿Pero por qué ahora Telegram centra todas las miradas?

A raíz de la detención de Durov en el aeropuerto de París cuando bajaba de su avión privado, las autoridades surcoreanas iniciaron una investigación policial después de que la prensa denunciara la existencia de imágenes y vídeos sexuales de mujeres de es epaís generadas mediante deepfakes. La plataforma publicó un comunicado en el que se disculpaba y manifestaba su voluntad de colaborar con la Comisión de Normas de Comunicaciones de Corea y de borrar los vídeos.

Por su parte, Bruselas investiga si la plataforma de mensajería ha violado las normas comunitarias, aunque la empresa también indicó en una nota pública que “cumple con las leyes de la UE, incluida la Ley de Servicios Digitales: su moderación está dentro de los estándares de la industria y mejora constantemente”.

El origen de Telegram se remonta a 2013, cuando Pavel la fundó junto a su hermano Nikolai. El principal argumento de quienes la defienden es que contribuye a dar difusión a personas que viven en países donde la libertad de expresión está restringida: los activistas en países donde no se respetan las libertades ni los derechos humanos tienen la posibilidad de dar a conocer lo que ocurre en esos territorios sin miedo a sufrir persecución o represalias.

Pero también está la otra cara de la moneda. Sus masivos canales de comunicación y el cifrado son un estímulo para grupos extremistas, terroristas y organizaciones de carácter criminal. De hecho, en abril el juez Pedraz ordenó su bloqueo total, tras constatar la falta de colaboración por parte de la plataforma en una investigación sobre propiedad intelectual. Después, dio marcha atrás.

La versión de Durov

Lo último que se sabe es la versión del CEO de Telegram, que se expone muy poco en público. Unos días después de ser puesto en libertad, emitió un comunicado en esa plataforma y en su cuenta en “X” (anteriormente Twitter y propiedad de Elon Musk). En él reconocía que Telegram ha disparado su crecimiento de usuario y ya cuenta con 950 millones de usuarios. Durov reconoció que este incremento abrupto supone un reto, por lo que se ha propuesto mejorar. “Ya hemos iniciado ese proceso internamente y muy pronto compartiré más detalles sobre nuestros avances”, señaló.

En el comunicado subrayó que el objetivo de la app es proteger a los usuarios que la utilizan desde regímenes autoritarios. De hecho, el magnate tecnológico se negó a entregar al Kremlin los datos personales de los usuarios y bloquear la cuenta del fallecido líder opositor ruso Alexéi Navalni en su anterior red social, VKontakte, que posteriormente vendió. Y lo mismo ocurrió con Telegram: rechazó entregar el código de cifrado a las autoridades rusas. Tampoco cedió ante las presiones del régimen iraní, que le pidió bloquear los canales utilizados por los manifestantes en ese país.

Ahora, tras su detención en Francia, Durov lanzó una advertencia en su comunicado: está dispuesto a retirar la aplicación de los mercados en los que no se respeten los principios de Telegram o donde los reguladores no permitan un “equilibrio adecuado entre privacidad y seguridad” porque “no hacemos esto por dinero”, sostuvo.

"Si un país no está satisfecho con un servicio de internet, la práctica establecida es iniciar una acción legal contra el propio servicio", expresó en una clara crítica a la fiscalía francesa y reiteró que "utilizar leyes de la era anterior a los teléfonos inteligentes para acusar a un CEO de delitos cometidos por terceros en la plataforma que gestiona es un enfoque equivocado".

El CEO, que también está siendo investigado por un supuesto trato violento a uno de sus hijos, calificó de “absolutamente falsas” las afirmaciones que califican a Telegram como “una especie de paraíso anárquico" y reiteró que cada día retiran millones de publicaciones. “Sin embargo, escuchamos voces que dicen que no es suficiente”, puntualizó.

Telegram ya cuenta con la opción de moderación de los canales privados o públicos, aunque estas comunicaciones estén cifradas. El cifrado de extremo a extremo se aplica exclusivamente a sus chats secretos, aunque son los propios usuarios los que deben activarlos de manera expresa. En el resto de los chats, el cifrado se aplica entre el cliente y el servidor. También almacena datos del usuario y de su dispositivo, como el nombre, el número de teléfono, los contactos o la dirección IP, así como metadatos y conversaciones en la nube.

Actualmente Durov no puede abandonar Francia y debe presentarse en comisaría dos veces por semana. De origen ruso, también cuenta con pasaporte francés y de Emiratos Árabes Unidos, país en el que Telegram tiene su domicilio. Su fortuna asciende a cerca de 15.000 millones de euros, según la revista Forbes.

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