Ilier Navarro. La estrategia de publicidad y el marketing en los despachos de abogados puede encontrar en los embajadores de marca una herramienta útil para consolidar su reputación de cara a los clientes actuales y a los que puede llegar a captar. Contar con esta figura puede complementar y reforzar las iniciativas para conseguir los objetivos que se plantean en el plan de comunicación comercial. Y también permite llegar al segmento de clientes que interesa de una manera distinta y fuera de la clásica campaña publicitaria.
Los embajadores de marca son personas capaces de transmitir los valores del bufete y promocionar sus servicios. Lo pueden lograr por su la facilidad para establecer conexiones positivas con los distintos públicos, representando la identidad corporativa. Pero también puede conseguirlo compartiendo a través de diversos canales sus experiencias. Aunque en muchos casos puede serlo, no es necesario que sea una figura externa del despacho, pues entre los propios abogados y socios puede haber personas con dotes para desempeñar esta función.
El profesional que sea embajador de marca debe representar la imagen del bufete, convertirse en su rostro y en su voz tanto en las cuentas de la empresa en redes sociales, como en su blog, en eventos corporativos o en anuncios publicitarios. Y puede ser una opción de gran valor en momentos en que las estrategias comerciales más intrusivas pueden, incluso, generar rechazo en determinados segmentos del público.
Algunas de las ventajas de contar con esta figura e integrarla en el plan de marketing son la posibilidad de realizar una aproximación más humanizada a los clientes potenciales, con un toque más cercano y una conexión emocional reforzada y más profunda que la habitual. También puede contribuir a llegar a un mayor número de seguidores y mejorar el recuerdo de marca, generando confianza. Para que esto se cumpla, será indispensable que la persona en cuestión cuente con credibilidad, reconocimiento y prestigio entre el público objetivo.
Un buen embajador de marca
Para dar con el embajador de marca idóneo no es necesario invertir grandes sumas de dinero para “fichar” a una persona conocida o famosa. Si hay presupuesto para ello y hay una conexión con el bufete, es una opción que se debe analizar, pero también es posible encontrar embajadores de marca entre los propios asociados o socios del despacho.
Para saberlo, habrá que realizar un estudio previo para determinar si alguno de los abogados que forman parte del equipo cuenta con un nivel de reconocimiento generalizado, si suele utilizar sus redes sociales de manera cercana, con un lenguaje adaptado y abordando temas de interés para posibles clientes. Si además resulta agradable o genera simpatía y sabe resolver con fluidez, mano izquierda y elegancia posibles conflictos o críticas, este profesional podría representar a la marca del despacho.
La elección no es baladí. La persona debe estar de acuerdo y será necesario que cumpla algunos requisitos que conviene analizar detenidamente para decidir si es una buena idea establecer algún tipo de acuerdo para que desempeñe este rol y trabaje coordinadamente con el equipo de marketing. Lo principal es que tenga una buena reputación profesional entre el público objetivo, que se comunique de manera eficaz con ellos, que tenga una actitud positiva, abierta y proactiva y, sobre todo, que proyecte los valores asociados a la marca.
Ser embajador de marca conlleva una gran responsabilidad porque su actitud debe ser siempre coherente con lo que quiere transmitir el despacho, por lo que hay que elegir bien. No solo debe cuidar su imagen y su forma de actuar, sino que también debe regirse por la naturalidad y la autenticidad en su día a día para no perder credibilidad.
Además, será necesario que tenga una cierta sensibilidad hacia la comunicación y el marketing. Si cuenta con formación en estas áreas o puede trabajar con comodidad con los responsables de estas áreas, habrá bastante trabajo adelantado y todas las acciones que se implementen se desarrollarán de forma positiva y ventajosa para la marca. Sobre todo si se tiene en cuenta que las colaboraciones con los embajadores de marca suelen establecerse a largo plazo.
Que sea una persona que trabaja en el despacho puede tener muchas ventajas: conoce bien la ética interna de trabajo y los principios que rigen la relación con los clientes porque lo vive a diario. Además, es una figura que tiene exclusividad, al ser su lugar de trabajo y aporta un testimonio de primera mano, contando experiencias reales y que enganchen con las audiencias a las que se dirige. Al ser una voz experta en derecho, su voz tiene una mayor credibilidad porque sabe bien de lo que habla y conoce los posibles escenarios a los que se puede enfrentar un cliente frente a un determinado conflicto legal.
Los beneficios de contar con un embajador de marca interno también se pueden dejar sentir en el área de recursos humanos, sobre todo a la hora de atraer talento escaso. Si enseña cómo ha sido su evolución dentro de la empresa, las ventajas y beneficios con los que cuentan los empleados y cómo esto le ayuda a él y a sus compañeros en el día a día, cómo es la rutina de trabajo y las oportunidades que abre el bufete para quienes desarrollen su carrera profesional en él, puede contribuir a consolidar la marca empleadora. Todo dependerá del enfoque que se le dé a sus intervenciones y del plan de contenidos que elabore el área de marketing.
En definitiva, el compromiso y la experiencia de un abogado del despacho que tenga dotes para la comunicación presencial y online, un elevado nivel de credibilidad y cercanía y gran prestigio puede posicionarlo como una pieza clave dentro del plan de marketing del bufete.
Para trabajar con él será indispensable que conozca bien los objetivos que se persigue con su actuación como embajador de marca, el tipo de mensajes que interesa posicionar, la ética que debe seguir para representar al despacho y, en definitiva, que su forma de actuar esté alineada con los valores de la empresa. Él será el rostro del bufete y le dará humanidad a la marca.