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Isabel Fernández Torres es Consejera del Tribunal de Cuentas, Catedrática (Ac.) de Derecho Mercantil, de la Universidad Complutense de Madrid. También forma parte del Consejo Académico de Blockchain Intelligence Law Institute, es Académico correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación y miembro del Consejo de Redacción de la Revista de Derecho Bancario y Bursátil y de la Ley Mercantil. Es autora de diversas monografías y muy numerosos artículos tanto en revistas nacionales como internacionales.

Aranzadi LA LEY presentó el pasado 7 de noviembre su Consejo Asesor, del que usted forma parte ¿Qué significa para usted?

Para quienes hemos desarrollado nuestra carrera profesional en el ámbito académico ser miembro del Consejo Asesor de la hoy Aranzadi-LaLey es, en primer lugar, un honor. Pero debo reconocer también que integrarme en este Consejo es un motivo de satisfacción por la confianza que se deposita en mí.

Quienes nos hemos formado en el ámbito académico, nuestras primeras obras de referencia eran entonces las de Aranzadi, una editorial que contaba con un amplio elenco de juristas de reconocido prestigio entre sus autores y que representaba el mejor hacer, la tradición. En el desarrollo de la andadura académica, publicar en Aranzadi era una suerte y un privilegio; algo a lo que aspirábamos cada uno de nosotros. Por su parte, La Ley ha tenido siempre un enfoque más práctico absolutamente imprescindible en el mundo de hoy.

Con ambas instituciones he tenido la oportunidad de colaborar y muy diversas ocasiones y siempre he encontrado el apoyo necesario por lo que me resulta muy grato afrontar una etapa de colaboración diferente o complementaria.

Como investigadora, mis consultas han sido y son a día de hoy, una constante en mi vida. La fusión de estos dos grandez gigantes nos permite disfrutar de lo mejor de cada una de ellas. Este grupo aúna el saber del pasado y del futuro. Por todo ello, me siento muy honrada.

¿Cómo se materializará su aportación a las competencias y objetivos del Consejo, entre las que se encuentra asesorar a la compañía con recomendaciones y propuestas de calidad y oportunidad?

Mi trayectoria me permite aportar visión desde distintas perspectivas todas ellas complementarias. Por un lado, como docente puedo contribuir a identificar áreas en las que la editorial pueda tener una proyección relevante especialmente en aspectos relacionados con la formación y la innovación. Como sociedad estamos inmersos en un proceso de transformación y la Universidad no es ni puede ser ajena a ello. Se hace cada vez más necesario pensar en nuevos enfoques y será necesario adaptar las publicaciones a esos nuevos escenarios. Por otro lado, como investigadora, el hecho de que haya mantenido abiertas diversas líneas de investigación algunas de ellas, incluso, interdisciplinares, permite que ofrezca una visión complementaria. Pero es que, además, he procurado ir adaptándome a esta revolución industrial y formándome en blockchain, inteligencia artificial…algo que, sin duda, creo que podrá ser de utilidad de cara a mi participación en el proyecto. Adicionalmente, a lo largo de mi carrera, he tenido la oportunidad de colaborar con numerosas editoriales, ser evaluador de artículos, todo ello, aporta una visión amplia y enriquecedora de cara a poder contribuir al debate desde una perspectiva científica. Por último, no puedo olvidar que mi vinculación al mundo práctico y, desde mi posición actual, la perspectiva pública, puede contribuir a enfocar proyectos editoriales que demanden o necesiten Instituciones públicas.

La aparición de internet y posteriormente la irrupción de nuevas plataformas y tecnologías ha obligado al mundo editorial a adaptarse a esta nueva etapa. ¿En qué medida han cambiado los profesionales jurídicos su forma de consumir contenido?

La transformación digital es un hecho que incide en todos los órdenes de la vida. Debemos ser capaces de aprovechar lo mejor de las nuevas tecnologías para los distintos tipos de profesionales del mundo jurídico.

Como consumidores nos hemos tenido que acostumbrar a consultar materiales de forma digital: desde el BOE cada mañana que antes se recibía en papel, el Aranzadi en el que consultábamos normas, jurisprudencia, resoluciones… o, incluso, la consulta documental, de artículos de fondo, trabajos de investigación. Hoy en día, las editoriales ofrecen unas bases de datos muy completas con sistemas de búsqueda avanzados, diarios con los que estar al día de las reformas más relevantes de manera cuasi inmediata, posibilidad de tener una biblioteca al alcance de un click donde quiera que nos encontremos, resúmenes…En definitiva, existen un conjunto de herramientas que contribuyen, sin lugar a dudas, a facilitar el trabajo de los profesionales del mundo jurídico. Las editoriales llevan tiempo trabajando en esta dirección, aplicando técnicas de inteligencia artificial que cada día se van depurando.

Todos, en mayor o menor medida, nos hemos beneficiado de ese cambio. Se trata de utilizar estas tecnologías en la medida que nos aporten valor, que contribuyan a que el trabajo, el resultado del trabajo de cada uno de nosotros sea mejor. No se trata de sustituir o de prescindir sino de combinar lo analógico y lo digital, el papel y la tecnología. En mi opinión, y así se infiere de diversos estudios, la asimilación de los conceptos, la comprensión se ve favorecida tanto por la escritura manual como por el estudio en papel. Por tanto, a día de hoy, sigo siendo partidaria de combinar ambos.

¿Qué aportará al mundo editorial jurídico la unión bajo una misma marca de Aranzadi y de LA LEY?

Como he apuntado anteriormente, se aúnan lo mejor de dos mundos. El más tradicional representado por Aranzadi que tiene un enorme valor y prestigio junto a la visión más innovadora y práctica de la Ley. Sin duda, cohonestar ambos activos no merece sino una valoración positiva. Previsiblemente, además, la editorial ganará peso en el ámbito internacional, algo acorde con el contexto de globalización actual. Innovación, prestigio-calidad e internacionalización son tres ejes que formarán sin duda parte del ADN de la editorial resultante de la fusión. Y como fruto de todo ello habremos de ver nuevos productos, nuevos resultados que, sin duda, contribuirán a impulsar el conocimiento científico, la formación. Iniciamos esta andadura conscientes, cada uno de los miembros del Consejo Asesor de las muchas posibilidades que surgirán.

Uno de los frutos de esta unión es Legalteca, la biblioteca jurídica digital con el mayor fondo documental del mercado. ¿Qué ventajas ofrece con respecto a la tradicional edición en papel?

En mi opinión, tal y como he señalado antes, el papel no debe desaparecer del todo. El aprendizaje con un libro en papel me parece insustituible. Sin embargo, tanto desde la perspectiva del profesional vinculado al mundo de la práctica como para el docente-investigador, la biblioteca digital constituye hoy en día una herramienta fundamental. Permite trabajar desde cualquier lugar y prácticamente sobre cualquier tema sin necesidad de desplazarse para localizar los libros o sin el coste que supondría adquirir un libro para una mera consulta. A tan solo un golpe de click tenemos a nuestra disposición todo el pasado pero también el presente y el futuro. Implica tener un universo de conocimiento casi infinito a nuestro alcance. Desde esa perspectiva, por tanto, debe valorarse de forma muy positiva. Pero si con eso no nos parece bastante, pensemos que esa colección va acompañada de un motor de búsqueda que nos permite de manera ágil y sencilla, encontrar aquello que buscamos.

¿Nos podría avanzar las tres claves más relevantes que, en su opinión, marcarán el desarrollo del mercado editorial jurídico en la próxima década?

Es evidente que una de las claves es el propio desarrollo de la inteligencia artificial y el lenguaje natural. En un entorno cambiante como el actual, en constante evolución, habrá que estar muy atentos a las nuevas necesidades que vayan surgiendo lo que exigirá prestar mucha atención a la realidad y tener capacidad de adaptación a un entorno cambiante. En este sentido, creo que será preciso contribuir a formar a los profesionales al nuevo entorno tecnológico pero también contribuir al análisis de las normativas que vayan surgiendo en esta nueva etapa.

Estoy convencida de que la conformación de un Consejo Asesor como el actual unido a la gran trayectoria de las dos editoriales, podremos hacer frente a los retos y desafíos que se la tecnología suscita y que podremos contribuir a la formación de los juristas y su mejor adaptación a las necesidades que demanda o demandará la sociedad.

Digitalización, internacionalización y formación son los tres ejes que marcarán la próxima década.

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