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¿Compartes fotos de tus hijos menores de edad en redes sociales? Entonces haces como gran parte de los progenitores en todo el mundo, aunque este comportamiento, conocido como sharenting. conlleva riesgos que deberías conocer. Este vocablo deriva de la combinación de dos palabras en inglés: share, es decir, compartir; y parenting, o paternidad. En época navideña o de vacaciones, es bastante común que la cantidad de publicaciones de imágenes de menores aumente. Sin embargo, antes de dar al botón de publicar, es necesario pensarlo dos veces y ser conscientes de hasta dónde se puede llegar a difundir la fotografía de un niño o niña. Y es que la posibilidad de que esas imágenes lleguen a manos de personas malintencionadas y que las manipulen crece cuanto mayor sea la intensidad con la que los progenitores comparten material gráfico de sus hijos.

No es un comportamiento aislado: los padres y madres suelen enviar a familiares y amigos numerosas imágenes de sus hijos e hijas a través de grupos privados en plataformas de mensajería, como WhatsApp o Telegram. Pero también hay quien va más allá y las publica en sus cuentas en redes sociales, aunque con la precaución de configurar distintas opciones de privacidad y permisos para que solo las personas que ellos autoricen puedan verlas. Sin embargo, está el caso de quien publica las fotos de sus vástagos sin ningún tipo de barrera para desconocidos. Aunque en todos estos escenarios hay riesgos de difusión descontrolada de estos contenidos, en el último de ellos aumentan considerablemente.

Las imágenes de tus hijos es un contenido delicado. Está claro que casi cualquier información que publiques en las plataformas sociales te pueden comprometer, pero en estos casos el daño puede ser mayor, dado que puede afectar a los derechos de los niños y niñas. De ahí que la primera medida de precaución que deberías adoptar en todas tus cuentas de redes sociales en las que difundas imágenes de tus hijos es modificar la configuración de privacidad. De esta manera, tú serás quien decida quién puede acceder a estos contenidos o conocer su localización y quién no.

La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) advierte que no es recomendable publicar en redes contenido en el que aparecen menores de edad y señala que, en caso de se haga igualmente, se realice con una perspectiva de responsabilidad e incrementando las precauciones.

Riesgos para los menores del sharenting

Los padres y madres que publican de manera habitual imágenes de sus hijos en redes sociales deben ser conscientes de que, una vez que la fotografía está en Internet, ellos pierden el control de ese contenido, que puede ser difundido incluso por personas que parecen de confianza. Las consecuencias las pueden tener que soportar los propios niños o niñas en su entorno actual, pero también en el futuro.

De acuerdo con la plataforma Pantallas Amigas, estos son algunos de los riesgos del sharenting que muchos progenitores pasan por alto cuando pulsan el botón de publicar en sus redes sociales:

Uso fraudulento de las imágenes. Una vez publicadas, las imágenes pueden ser descargadas o bien copiadas con un pantallazo sin que nos demos cuenta. A partir de ahí, pueden ser manipuladas y volver a difundirse en las redes en cuentas que desconocemos o bien en la dark web o web oscura, intencionalmente oculta a los buscadores tradicionales y donde se puede producir actividad delictiva. También se pueden utilizar en campañas publicitarias sin consentimiento.

Geolocalización. Si se publica en el momento y de manera compulsiva, cualquier persona puede saber en el lugar donde se encuentran los menores de edad.

Ciberacoso escolar. El conocido acoso escolar o ciberbullying se puede transformar en ciberacoso o ciberbullying. Las imágenes que hay en Internet disponibles para cualquiera pueden ser utilizadas por otros menores acosadores para molestar o burlarse de tu hijo o hija, dañando su entorno social en el colegio o causándole un perjuicio emocional con el que le puede resultar difícil lidiar, pero también hay casos de enorme gravedad que afectan a su reputación online.

Acoso sexual online. Pero también está el acoso sexual por parte de adultos y se pueden dar casos de grooming. Según el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE), esta es una práctica en la que un adulto se hace pasar por un menor en Internet o intenta establecer un contacto con niños y adolescentes que dé pie a una relación de confianza, ejerciendo después un control emocional y chantajeándolo con fines sexuales.

Pedofilia. Y, por último, se puede llegar al extremo de que las fotografías que compartes de tus hijos se puedan utilizar con propósitos sexuales por parte de pedófilos, que pueden guardar o compartir las fotografías dándoles una connotación sexual.

En definitiva, una vez publicada, el control sobre la imagen se pierde. Y las consecuencias pueden ser de enorme gravedad. Pensar que no va a pasar nada o que a nuestros hijos no les va a ocurrir eso es una actitud ingenua y arriesgada: es la imagen de nuestros propios hijos la que se pone potencialmente a disposición de grupos de ciberdelincuentes de todo tipo.

Por último, se está vulnerando la privacidad de los niños y niñas: se trata de su imagen, algo muy personal, y ellos no suelen tener la capacidad ni el criterio para decidir si quieren tener presencia o no en Internet. Una vez crezcan y sean más mayores, cabe la posibilidad de que reprochen a su padre o a su madre que hayan decidido exponerlos de manera tan extensiva en las plataformas digitales.

Recomendaciones al publicar imágenes de menores

Además de los riesgos concreto que se han citado, hay otros aspectos sobre los que debes reflexionar antes de decidir compartir imágenes de tus hijos en plataformas sociales. Lo primero que destaca la AEPD es que los padres y madres tienen la obligación de cuidar la intimidad y la imagen de los menores que tienen a su cargo: ellos cuentan con derechos que deben protegerse de manera especial. Los niños y niñas no ganan nada con la difusión de sus imágenes y, por el contrario, existe un riesgo elevado de que su publicación les afecte de forma negativa.

Lo más aconsejable es optar por fórmulas más seguras para compartir imágenes de tus hijos con familiares y amigos, como la configuración de privacidad y elegir la plataforma más adecuada, de manera que limites en lo posible las personas con las que compartes los contenidos gráficos en los que aparecen menores de edad. Y hay que prestar especial atención a la información adicional que se facilita con la fotografía que se publica.

Asimismo, es necesario hablar con las personas destinatarias de las imágenes, como los abuelos, los tíos, los primos, etc. para que adopten precauciones y sean conscientes de los riesgos. Y es que pueden dar por hecho sin mala intención que, cuando se les envían las fotografías, ellos pueden compartirlas con su red de contactos o publicarlas directamente. Y lo mismo ocurre si se comparten imágenes de otras personas sin su consentimiento: puede ser una infracción de la normativa de protección de datos.

Por último, en el caso de padres y madres divorciados o separados, puede haber criterios distintos sobre la práctica del sharenting y esto puede derivar en conflictos que incluso pueden llegar a los tribunales. En conclusión, compartir públicamente en plataformas sociales las imágenes de nuestros hijos e hijas puede conllevar riesgos para los derechos de los menores y problemas con nuestro entorno que conviene valorar previamente.

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