
Carlos Alonso Peña
Director de División
Dirección General del Dato
Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia artificial
Ministerio para la Transformación digital y de la Función pública
Este cambio de paradigma se materializa en la Estrategia Europea de Datos del año 2020, una iniciativa ambiciosa que busca trascender la clásica concepción de protección de datos personales, promoviendo un enfoque de compartición y explotación del dato como motor de desarrollo, innovación y competitividad, impactando de forma transversal todos los sectores productivos.
Desde la agricultura hasta la manufactura, pasando por el sector financiero, la salud y el transporte, los datos se han convertido en un elemento indispensable para la innovación y la optimización de procesos. Cuanto mayor sea el volumen de datos y su calidad, mayor será el rendimiento y la productividad que se puede obtener de los mismos. En este sentido, la compartición de datos, lejos de ser un riesgo, se convierte en parte fundamental para la creación de valor y la mejora del bienestar colectivo, fines que pasan por el despliegue de la inteligencia artificial como agente de cambio fundamental.
Un dato de calidad contrastada, obtenido desde un gobierno y gestión efectivo del mismo, previo a su puesta en valor y compartición, supone un pilar fundamental para el correcto desempeño de la inteligencia artificial. Pensar en IA sin haber completado el proceso de transformación digital, sin llevar a cabo una gestión basada en datos, en datos de calidad, no pasará de ser un ejercicio de voluntad, sin la obtención de los resultados disruptivos esperados.
El desarrollo de espacios de datos, como ecosistemas seguros y confiables donde los datos puedan fluir libremente, permitiendo a empresas, administraciones y ciudadanos beneficiarse de su valor, es el pilar fundamental de la Estrategia Europea de Datos, configurándose como garantes de la accesibilidad de datos desde donde saciar las necesidades de información de la inteligencia artificial. En España, el Plan de Impulso de los Espacios de Datos Sectoriales se configura como la iniciativa clave para materializar la estrategia europea en el ámbito nacional, impulsando el crecimiento, la innovación y la competitividad, generando nuevas oportunidades para empresas y ciudadanos. Este Plan se enmarca dentro del Eje 4 de Economía del dato e Inteligencia Artificial de la agenda estratégica España Digital 2026, promoviendo la conexión entre el gobierno del dato, la IA y el desarrollo socioeconómico en un modelo de mejora continua, canalizando las inversiones presentes en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (LA LEY 9394/2021) (C12. I1 400 millones de euros, C14.I2 100 millones de euros), fomentando la participación activa del sector público y privado.
Dentro de los espacios de datos sectoriales a constituir, merece mención diferenciada la iniciativa del Espacio Europeo de Datos de Salud (EHDS), cuyo Reglamento de desarrollo se aprobará a primeros de 2025, siendo quizás el exponente más claro de este cambio de paradigma, buscando empoderar a los individuos en el control de sus datos de salud, facilitar el intercambio seguro de estos datos en toda la UE para mejorar la prestación de cuidados sanitarios, fomentar la creación de un mercado único para los sistemas de historias clínicas electrónicas y habilitar la reutilización de datos para fines de investigación, innovación y formulación de políticas públicas. En España, materializando las inversiones presentes en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (LA LEY 9394/2021) (C18. I6 100 millones de euros), y congruentemente con la Estrategia de Salud Digital, el Espacio Nacional de Datos de Salud aspira a impulsar la investigación e innovación en salud, mediante un uso confiable y ético del dato, aportando un valor diferencial a los partícipes, bien mediante la aplicación de técnicas de vanguardia (IA avanzada, capacidad de cómputo) o a través de la calidad y cantidad de sus datos, fijando la estricta protección de la privacidad y el respeto a consideraciones éticas como ejes centrales de su desarrollo.
Para transitar hacia una economía del dato, colectivizadora del valor generado, garante de la privacidad, resulta imprescindible abandonar la clásica idea de que la compartición de datos y la protección de la privacidad son conceptos antagónicos, pues no son incompatibles, sino que, por el contrario, deben ser abordados de forma conjunta, formalizando el oportuno análisis de riesgos, adoptando medidas proporcionales a la sensibilidad de los datos manejados y a los riesgos potenciales asociados a cada tratamiento específico.
Es preciso asumir que el dato es un nuevo motor de la sociedad, y un elemento esencial para su progreso y desarrollo. La clave para un tratamiento eficaz y responsable reside en el equilibrio entre la necesidad de compartirlos para generar valor y la necesidad de proteger la privacidad y derechos de las personas, articulando procedimientos robustos en materia de protección y salvaguarda de los datos. En este contexto, los espacios de datos impulsados desde España, coherentemente con la apuesta europea sobre la materia, se presentan como elementos clave para liderar el despliegue de la economía del dato a nivel nacional, impulsando el despliegue de la inteligencia artificial, catalizando en última instancia la transformación social, impulsando un modelo donde la innovación, la seguridad y la equidad caminen de la mano.