¿Qué son las personas para una empresa? ¿Un recurso necesario, un engranaje más para que funcione la “máquina” o un valor en sí mismas? Los enfoques sobre este asunto, crucial en las organizaciones, han ido variando con el tiempo y la tendencia apunta a un management humanista, centrado en los seres humanos que integran los distintos equipos en una compañía. Actualmente el foco se suele poner en la autonomía y autogestión de las personas, en su bienestar en el entorno profesional y en desarrollar su potencial. No se trata de elegir entre personas y tecnología, sino en que esta se sitúe al servicio de las primeras, sin renunciar a ninguno de los dos elementos. Pero, ¿en qué consiste el management humanista? A continuación, arrojamos algunas pinceladas sobre cómo puede ayudar a la mejora de la relación en los equipos humanos.
Aunque los primeros pasos sobre el management con un enfoque humanista en las empresas los dieron autores como Peter Drucker, Charles Handy, Jim Collins y, más recientemente, Frederic Laloux, en España contamos con figuras como la de Xavier Marcet, profesor y consultor de estrategia empresarial y que lidera el debate público sobre liderazgo empresarial y gestión humanista, con la publicación de numerosos artículos en prensa generalista y especializada.
Tal como escribió en una Tribuna Abierta de la Revista Actualidad Jurídica de Uría Menéndez, Marcet considera que la evolución natural apunta hacia un management humanista, que busca alcanzar los resultados, pero no a toda costa, de cualquier forma. Y aboga por reclamar una visión empresarial antropocéntrica, especialmente ahora, que vivimos un momento en que las innovaciones tecnológicas muestran un desarrollo exponencial. En este sentido, revindica el carácter social de la empresa que, aunque su principal objetivo suele ser ganar dinero, no se la puede entender únicamente como un artefacto exclusivamente para ganar dinero. En realidad, asegura el experto, es un agente fundamental del desarrollo y del equilibrio social, que proveen de riqueza a la sociedad y que debe generar un ecosistema equilibrado con sus clientes, sus trabajadores, sus accionistas y la propia sociedad.
Marcet también señala algunas claves para definir en qué consiste el management humanista que resumimos en las siguientes ideas:
• Los objetivos. Aunque se le califique como humanista, en realidad estamos hablando de management, entendido como una forma de gestionar una empresa para alcanzar los resultados de negocio que se han planteado. Tiene que estar orientado a cumplir esas metas, sin excusas, pero lo que le distingue es que lo hace teniendo en consideración la dignidad de las personas. La organización debe buscar el cumplimiento de objetivos siempre.
• El propósito. Las organizaciones son comunidades de personas que desarrollan su actividad de acuerdo con un propósito, de manera que compatibiliza la creación de valor que asegure la continuidad y sostenibilidad de la empresa con la generación de valor social, situando a las personas en el centro de la organización.
• La evolución. Las empresas que se basan en el management humanista deben actuar en el presente sin perder de vista el futuro, por lo que tienen que evolucionar de la mano de las personas que la integran para lograr un negocio sostenible y que perdure en el tiempo. Los productos y servicios deben funcionar hoy y ser provechosos, pero la organización tiene que ser innovadora para crear una nueva oferta el día de mañana.
• La inteligencia. El enfoque se pone en establecer una relación sensata sobre la integración de la tecnología, con la suma de la inteligencia natural y la artificial. Pero siempre prevalecerán las personas frente a las máquinas porque la innovación debe ser ética y socialmente positiva. Y advierte de que con la inteligencia artificial y con otras innovaciones no se deben ignorar las alertas, como ya se hizo con las señales de alarma sobre el cambio climático.
• El aprendizaje. Las personas que integran las organizaciones pueden crecer gracias a su capacidad para aprender y desaprender, de manera que trabajen para obtener resultados a partir de una función corporativa, de su adaptación y aprendizaje. El trabajo debe ser parte del desarrollo de una vida plena.
• La excelencia. La eficiencia se debe entender de una manera amplia: consiste en hacer las cosas bien. Y la efectividad es hacer lo correcto, tal como señala Peter Drucker. Por mucho que presionen los competidores y las demandas del mercado, hay que actuar de manera correcta porque esto supone invertir de manera sensata en el futuro. Las empresas no pueden desentenderse de los efectos que tienen sus actuaciones en la sociedad.
• Las personas. Los planes estratégicos, los programas y proyectos corporativos se deben centrar siempre en las personas, en su talento y en su esfuerzo para que se materialicen. Toda la estrategia debe estar siempre vinculada a quienes la ejecutan. Pero las personas también deben protagonizar el cambio y evolucionar.
• Las dificultades. El enfoque del management humanista se centra en aceptar la complejidad e intentar resolverla o, por lo menos, no agravar las situaciones difíciles. No hay soluciones de corto plazo ni impulsivas para las crisis, el foco se debe poner más en la inteligencia.
• La humildad. El liderazgo de la organización no debe renunciar a la ambición a nivel corporativo, pero en el ámbito personal debe primar la humildad, sin ostentación, apostando por generar más confianza y por escuchar. Esto no significa eludir las decisiones difíciles, pero sí exige que las argumenten, que den razones y sentido.
• El respeto. El management humanista se basa en el respeto a todas las personas involucradas en la organización: clientes, profesionales, proveedores, inversores.
• Los resultados. El management humanista busca combinar los resultados con la generosidad, la tecnología con el trabajo digno, la competitividad con el respeto, y propone un modelo de empresa en que hacer negocios y ser honesto devenga una obviedad.
Todas las personas que han tenido que asumir la responsabilidad de gestionar una empresa saben que esta tarea no es fácil. Pero si se apuesta por este estilo de management centrado en las personas, no se renunciará a la obtención de resultados, pero estos se alcanzarán con una mayor empatía en el proceso y de crecer haciendo crecer.