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La preocupación ha sido la reacción generalizada entre los principales representantes tanto del sector tecnológico como del editorial y de los creadores cuando han conocido el tercer borrador del Código de Buenas Prácticas que aplicará a los sistemas de inteligencia artificial de uso general (GPAI, por sus siglas en inglés). Este documento debe ayudar a los desarrolladores de sistemas basados en IA generativa a cumplir con el Reglamento de Inteligencia Artificial (RIA) (LA LEY 16665/2024) de la Unión Europea e incorpora directrices sobre los derechos de autor, evaluación de riesgos, medidas de mitigación y transparencia. La polémica está servida, pues estos grupos han expresado públicamente su rechazo total.

El tercer borrador ni gusta ni convence a unos y a otros. Lo que sí está claro es que a partir de ahora se inicia la última ronda de redacción con los comentarios y observaciones que las partes interesadas hayan enviado hasta el 31 de marzo pasado, último día para hacerlo. De hecho, esta denostada tercera versión ya incluye parte de las observaciones que se habían recibido a partir del segundo borrador, que se publicó en diciembre del año pasado.

El documento que ha estado en el centro de la polémica incluye una lista de compromisos relacionados con la transparencia y la protección de los derechos de autor para todos los proveedores. Los que aluden a la seguridad y a la protección están destinados únicamente a los proveedores de modelos de IA de uso general que presenten riesgos sistémicos. Dentro de cada uno de esos compromisos, se integra una serie de medidas más detalladas que se deberían implementar. La idea es que el Código definitivo sea una herramienta básica para acreditar el cumplimiento del Reglamento de Inteligencia Artificial (LA LEY 16665/2024).

Críticas: “Es totalmente inaceptable”

Una vez se dio a conocer el contenido del tercer borrador, la reacción no se hizo esperar y un grupo de autores, artistas, intérpretes y desarrolladores, así como otros representantes del sector cultural y creativo europeo, publicó una declaración conjunta en la que expresaban su rechazo sin paliativos. “Socava los objetivos de la Ley de IA, contraviene la legislación de la Unión Europea e ignora la intención del legislador de la UE: no podemos apoyarlo", decía el texto que calificaba el tercer borrador del Código de Buenas Prácticas de IA de uso general como “totalmente inaceptable”.

En su crítica, señalaban que uno de los objetivos claves del Reglamento de IA (LA LEY 16665/2024) es dotar a los autores, artistas, intérpretes de obras de arte y otros titulares de "herramientas para ejercitar y hacer valer sus derechos, exigiendo a los proveedores de IA de Uso General (IAUG) que implementen medidas para cumplir la legislación de la UE en materia de derechos de autor y proporcionar un resumen suficientemente detallado del contenido introducido y utilizado para el entrenamiento". Con ello, se pretendía apoyar el desarrollo de esta tecnología y, a la vez, proteger a los sectores creativos, cultural y económico.

Pero tras leerlo, considera que supone un retroceso adicional. “Crea incertidumbre jurídica, malinterpreta la legislación de la UE en materia de los derechos de autor y recorta las obligaciones establecidas en la propia Ley de IA”, sostienen. Y reprochan que en vez de generar un “marco sólido para el cumplimiento, pone el listón tan bajo que no aporta ninguna ayuda significativa para que los autores, intérpretes de obras de arte y otros titulares de derechos ejerciten y hagan valer sus derechos”.

"El tercer borrador es en consecuencia totalmente inaceptable” y aseguran que, en este escenario, es más ventajoso no tener ningún Código que dar el visto bueno al tercer borrador porque “contiene defectos fundamentales”, concluye.

Los desarrolladores tampoco están satisfechos

El rechazo al texto les ha hecho coincidir con algunos portavoces del sector tecnológico, que también se han pronunciado en contra, pero por motivos diametralmente opuestos, ya que consideran que se obstaculiza la innovación. Aunque han reconocido un tenue avance en esta tercera versión provisional del Código de Buenas Prácticas, también ponen el acento en que las obligaciones relacionadas con los derechos de autor y transparencia son inasumibles y que las evaluaciones de riesgo externas, que se deberían realizar antes y después del despliegue de los modelos, resultarán extremadamente costosas. Echan en falta, aseguran, una mayor seguridad jurídica para impulsar la innovación en Europa mediante desarrollos con IA generativa.

Al parecer, son pocos los actores implicados que están satisfechos con lo que recoge el tercer borrador del Código de Buenas Prácticas, un documento fundamental cuyo objetivo es dar más seguridad y transparencia a los distintos actores involucrados. La idea es que detalle las obligaciones establecidas en el Reglamento de IA (LA LEY 16665/2024) y facilite las directrices necesarias para los proveedores de servicios, que deberán garantizar el cumplimiento normativo y fomentar el desarrollo de modelos de IA seguros y fiables.

Su elaboración en las diferentes fases y etapas que se han calendarizado ha estado coordinada por la Oficina Europea de IA y ha contado con la participación de cerca de un millar de agentes interesados, entre las cuales hay proveedores de modelos de IA, intermediarios, representantes de la industria, sociedad civil, académicos y expertos independientes.

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