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El trabajo a distancia o teletrabajo, que tan alabado y útil fue hace cinco años durante la pandemia, ya que permitió a numerosas empresas mantener su actividad, ahora pasa por horas bajas. Y es que la mayoría de las empresas ha optado o bien por formatos híbridos, que combinan la presencia en las oficinas propias con algunos días de ejercicio profesional en el domicilio del empleado, o bien directamente por fulminar esta modalidad y recuperar la presencialidad al 100%. Y es que el teletrabajo supone numerosos retos que muchas veces las organizaciones o sus responsables no saben bien cómo abordar, incluidos los medios tecnológicos que hay que proporcionar, las compensaciones que se deben abonar a los trabajadores y la comunicación en el seno de los equipos. Pero hay numerosos argumentos a favor que no conviene pasar por alto así como una lista de habilidades que los jefes deberían desarrollar para implantarlo y obtener los mejores resultados.

Es precisamente la visión que tienen los responsables de los equipos lo que más influye en que una empresa se decante o no por el teletrabajo y está directamente relacionada con la eficiencia y la productividad, según confirma un estudio de la Universitat Oberta de Ctalunya (UOC).

Argumentos a favor del teletrabajo

De cara a las empresas, hay una serie de ventajas asociadas al trabajo a distancia:

Mejora la productividad. Si el teletrabajo se realiza de manera eficiente y sin caer en despistes propios de la falta de supervisores, la eficiencia se verá multiplicada.

Reduce el estrés de los trabajadores. Al disponer de un mayor grado de flexibilidad en la gestión del tiempo y al eliminar el tiempo que se dedica a los desplazamientos, los trabajadores ganan en calidad de vida y pueden mejorar las opciones de conciliación personal y familiar.

Más motivación y fidelización. Los trabajadores pueden valorar enormemente disfrutar de la flexibilidad que les da el teletrabajo. Esto redunda en una mayor motivación laboral y en mejores resultados. También en un mayor compromiso hacia la empresa y sus objetivos, con lo cual también puede mejorar los ratios de fidelización del talento interno y atracción de los mejores candidatos en los procesos de selección

Ahorro de costes. Contar con un equipo de trabajo fuera de las instalaciones corporativas implica que se requerirá de menos espacio físico. Y esto, en términos de costes de alquiler del local supone un ahorro. Lo mismo ocurre con las facturas de la luz y demás consumos, que se reducirán. Todo esto puede ser especialmente relevante en despachos y firmas que están dando sus primeros pasos.

Retos decisivos

Entre los factores de mayor importancia para que los directivos y principales responsables de las empresas se decanten por el teletrabajo están los siguientes:

1. El rendimiento laboral. Para muchos jefes supone un desafío adicional saber cómo medir y evaluar el rendimiento laboral en un entorno profesional marcado por el trabajo a distancia. Sin embargo, lo pueden concretar a través de diversos indicadores, como la cantidad de tareas llevadas a cabo, el cumplimiento de los objetivos, la calidad del trabajo que se entrega, la tasa de absentismo laboral. Trasladarlos a indicadores de eficiencia y productividad puede suponer algunas dificultades.

2. El liderazgo y la cultura organizacional. Que la alta dirección tenga una predisposición positiva para poner en práctica el trabajo telemático también está condicionada por el entorno en el que se mueven y en esto influye la presión de sus pares y que sea compatible con la cultura organizativa. Si el liderazgo empresarial cree que será una medida beneficiosa para la compañía o si las empresas punteras en un sector determinado lo implantan, es más probable que otros directivos de organizaciones más pequeñas o en un nivel jerárquico inferior también estén más predispuestos a adoptarlo.

3. Capacidad para gestionar el cambio. Otro factor clave para implantar el teletrabajo son las capacidades de los mánager para liderar el cambio que conlleva la implantación del teletrabajo. Pero la actividad de la empresa también tendrá un peso importante, pues si se trata de un negocio digital y basado en el conocimiento, será más fácil y extensiva la implantación del teletrabajo. Las barreras tecnológicas pueden obstaculizar la implementación, por lo tanto, es esencial que tanto las personas trabajadoras como la empresa dispongan de los medios adecuados y que digitalicen sus procesos y rutinas de trabajo.

Las habilidades necesarias

La percepción que tienen los líderes empresariales de sus propias habilidades para gestionar el cambio que conlleva la implantación del teletrabajo como sistema en sus compañías es otro factor decisivo. Para que el teletrabajo sea exitoso, los jefes tienen que desarrollar habilidades para construir, motivar, reconocer y responsabilizar a los equipos que desempeñan sus funciones a distancia. Una pieza clave para lograrlo es contar con capacidad para manejar con eficacia las herramientas digitales que faciliten la comunicación y una interacción eficaz.

Entre las habilidades indispensables para desarrollar el teletrabajo con éxito están la confianza. La relación que mantienen con los integrantes de su equipo y con su rendimiento es clave. La inseguridad que genera no tener todo a la vista, no tener a las personas cerca para ver si están concentradas en sus tareas o no, genera inseguridad.

Si disponen de criterios claros, medibles, que puedan ser objeto de seguimiento continuo y evaluables, además de herramientas de comunicación digital que faciliten el contacto a distancia, es posible sortear este obstáculo. Será necesario trasladar al equipo que la confianza va de la mano del compromiso y que sin este último no puede existir la primera. La evaluación debe realizarse en base a la medición de resultados objetivos, no de una presencia mayor o menor en el espacio de trabajo. Pero no todos los jefes o managers tienen la capacidad de confiar en los demás. Los jefes y supervisores deben evitar el aislamiento profesional y fomentar la colaboración.

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