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Muchos trabajadores tienen una sensibilidad social y unas ganas de actuar para mejorar su entorno que necesitan satisfacer con alguna actividad solidaria. Y cada vez son más las empresas que apuestan por crear programas de voluntariado corporativo para dar respuesta a esta demanda que tienen sus empleados. Según el informe sobre El Estado del Voluntariado Corporativo de Fundación Adecco, el 65% de las compañías cuenta con este tipo de iniciativas que, además, están alineadas con sus principios corporativos y con sus objetivos de negocio. Los bufetes de abogados también se están sumando a esta tendencia, debido a que tiene una serie de beneficios que pueden resultar de gran interés a nivel de cultura interna y para fidelizar el talento.

El voluntariado corporativo ha evolucionado mucho desde la década de los 90, cuando empezó a extenderse más allá de algunas de las organizaciones innovadoras que habían adoptado una posición de liderazgo en esta materia. Aunque en sus comienzos se trataban de proyectos impulsados por algunos integrantes de las compañías que estaban especialmente comprometidos, también se daba el caso de empresas que realizaban colaboraciones puntuales con alguna ONG, fundación o entidad del tercer sector.

¿Por qué las empresas han ido poco a poco apostando por crear programas de voluntariado corporativo? Porque repercuten en una serie de ventajas de interés para el negocio. Por una parte, contribuye a reforzar el compromiso de sus trabajadores y colaboradores, que establecen un vínculo más emocional con la marca y se identifican con ella. Por otra, mejora su reputación de cara a distintos públicos de interés. Y, además, desarrollan actividades con un impacto positivo en el entorno, que a su vez son coherentes con los principios que rigen la actividad de la compañía. La regulación también actúa como un incentivo, ya que la Ley 45/2015 (LA LEY 15606/2015) destaca el rol de las empresas como actores relevantes con capacidad de impulsar y apoyar actividades de voluntariado conectadas con el interés general

Ventajas del voluntariado corporativo

• Mejora la conexión de la empresa con la comunidad, dado que las actividades tienen un impacto positivo en su entorno más inmediato.

• Crea valor añadido a nivel interno. Se generan sinergias con sus públicos de interés, sobre todo con los empleados, que sienten que su organización les da la oportunidad de satisfacer sus inquietudes sociales. Se refuerza la fidelización de la plantilla y los niveles de motivación y compromiso.

• Contribuye al cumplimiento de las políticas internas. Ayuda a que las empresas cumplan los Objetivos de Desarrollo Sostenible y a sus políticas de ESG y deja una huella positiva.

• Mejora la reputación e imagen de marca de las empresas. Las empresas logran transmitir sus valores corporativos de manera más fiel y “real” a través de estos programas. Esto, a la vez, deriva en una diferenciación positiva que puede ayudarles a conectar mejor con los públicos de interés.

• Mejora las competencias de los equipos. Los profesionales que participan en estos programas se abren a nuevas realidades, a empatizar con personas con las que nunca habían contactado y esto contribuye a eliminar sesgos inconscientes. Por otra parte, puede ayudar a potenciar habilidades de liderazgo, comunicación o trabajo en equipo.

• Impacta positivamente en el clima laboral. Los trabajadores tienen la oportunidad de interactuar en un entorno diferente al habitual y esto puede mejorar las percepciones que tienen unos de otros, rompe barreras habituales en el entorno laboral y puede ayudar a mejorar las relaciones internas.

Cómo plantear un plan de voluntariado corporativo

El impulso del voluntariado corporativo y el desarrollo a lo largo de las últimas tres décadas ha hecho que se haya alcanzado un mayor nivel de profesionalización, con importantes avances que integran a estos programas como parte esencial de la cultura corporativa de las empresas y cada vez de la de más bufetes de abogados. También son numerosas las alianzas y asociaciones para colaborar con fundaciones, asociaciones y otras organizaciones sin ánimo de lucro.

Pero antes de configurarlo, es necesario tener en cuenta una serie de planteamientos sobre el desarrollo de un plan de voluntariado corporativo para después determinar cuál será la manera más adecuada de llevarlo a la realidad:

Debe ser voluntario. Como dice su nombre, la participación debe ser voluntaria. No se puede ejercer ningún tipo de presión para que la gente se apunte, ni obligarles ni condicionarles. Será clave que en la campaña de comunicación interna se explique con claridad qué se pretende y qué valores hay detrás. Pero a la vez, debe ser lo suficientemente estimulante como para que los empleados se animen a apuntarse y comprometerse con las tareas que implica.

Debe conectar con los valores corporativos. Las actuaciones que se propongan deben plasmar en la práctica los principios de la compañía, de manera que los empleados que participen se identifiquen con ellos. Debe ayudarles a sentirse más conectados con su lugar de trabajo desde un punto de vista más personal.

Debe conectar con los intereses de la plantilla. Relacionado con el punto anterior, para que las personas se involucren, las tareas o actividades que se plantean deben ser de su interés. Para ello, será necesario realizar un estudio previo, un análisis y una reflexión para conjugar todos los puntos en común que hay entre los participantes y la empresa.

Debe tener un impacto positivo también a nivel interno. Además de tener un efecto claro y medible en el entorno en el que se desarrolla, también lo debe tener en el negocio. Se puede conectar con los propósitos de la empresa, con las políticas de ESG, con el cumplimiento de los ODS, con la mejora de la reputación corporativa y de marca.

Posteriormente, habrá que concretar no solo los objetivos y la estrategia, sino también los recursos que se van a destinar, cómo se va a medir el impacto d las actuaciones, que acciones se van a ejecutar, en qué plazos, cómo se va a desarrollar el plan de comunicación a nivel interno y externo. Lo que parece claro es que los programas de voluntariado corporativo han dejado de estar considerados como una actividad secundaria y acaparan un mayor protagonismo y generan un valor diferencial en las empresas.

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