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Parece que nada escapa del potencial efecto que tendrá la inteligencia artificial generativa no solo a nivel productivo e industrial, sino en todos los ámbitos de la vida humana. El alcance de una tecnología tan disruptiva como la IA dibuja horizontes más esperanzadores o amenazantes, pero nadie está ajeno a que su implantación generalizada dará un vuelco a nuestras vidas. De ahí la importancia de conocer cómo percibe la población el impacto que tendrá esta innovación tan versátil, que plantea numerosos retos a nivel de regulación y que promete transformar la sociedad, la economía, nuestras vidas, absolutamente todo, en un periodo de tiempo no muy amplio. ¿Qué opina la gente de la IA? ¿Qué es lo bueno, lo malo y lo feo que ve en este desarrollo y en sus posibles efectos?

A estas cuestiones intenta dar respuesta el último Informe sobre Desarrollo Humano que cada año publica el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que ha encuestado a un grupo amplio de personas en diversos puntos del mundo para conocer cómo ven la revolución que se está viviendo en todos los países de la mano de la IA, así como las políticas y medidas se pueden adoptar con el fin de extraer lo mejor de estos sistemas y así contribuir a la mejora de los países que están en una situación de desigualdad más acusada y grave.

Con este objetivo, se ha desarrollado uno de los sondeos de opinión más extensos a nivel global de los últimos tres años, ya que compila las respuestas de más de 21.000 personas procedentes de 21 países y que hablan 36 idiomas.

Uno de los datos que se destacan del propio Índice de Desarrollo Humano que da a conocer el PNUD respecto de los sistemas basados en inteligencia artificial es que España es uno de los países muestra importantes avances en las habilidades vinculadas al uso de la IA, situándose en el puesto 12 a nivel mundial. Y en relación con la atracción de talento cualificado para el desarrollo de esta tecnología, se posiciona incluso por delante de otros países del entorno más cercano, como Francia.

¿Cómo ve la gente a la IA y su potencial?

En cuanto a los resultados, algunas conclusiones muestran que la mayoría de las personas no tienen un visión negativa de la integración de sistemas de inteligencia artificial en su día a día. De hecho, más de la mitad de los encuestados aseguran que ven con buenos ojos esta innovación tecnológica y tienen la esperanza de que tendrá efectos positivos en sus vidas y conllevará mejoras generalizadas para su entorno social y económico.

También es destacable el de que cerca de dos tercios de las personas que han participado en la encuesta aseguran que esperan utilizar la IA en campos concretos, como en la educación, la salud y el entorno profesional y laboral a lo largo del próximo año.

Existe, eso sí, una cierta brecha a la hora de explorar el uso de la IA generativa. De hecho, los hombres aseguran que han utiliza la IA más que las mujeres. Por otra parte, también hay diferencias remarcables en cuanto al nivel educativo: quienes la utilizan en mayor proporción son aquellas personas que tienen una cualificación superior, por encima de aquellas que no han alcanzado niveles educativos más altos. Otra diferencia destacable es que las personas mayores muestran un cierto grado de suspicacia en su aproximación al uso de los sistemas de IA, pues consideran que su utilización de forma cotidiana podría limitar su sentido de autonomía personal.

Un reto para el mercado laboral

Los mayores temores surgen a la hora de abordar el impacto de la IA en los entornos laborales y profesionales. Y es que una parte importante expresa su recelo respecto del impacto de estos desarrollos en el mercado laboral y consideran que podría provocar elevados niveles de desempleo en amplias capas de la población, con el impacto económico que esto puede tener en las personas y en las familias.

Mientras el 13% cree que la IA podría derivar en tasas elevadas de destrucción de empleo, una de cada ocho personas sostiene que esta tecnología tendrá el potencial de eliminar su puesto de trabajo y teme una suerte de sustitución por parte de estos desarrollos. Asimismo, los efectos que más se destacan es el de la automatización de puestos de trabajo en los que actualmente hay personas desempeñando sus funciones, tal como destaca la mitad de los encuestados.

Frente a ello, está la visión más optimista, pues casi seis de cada diez personas creen que la incorporación de sistemas de IA en su entorno laboral tendrá un impacto positivo en su puesto y que esto se traducirá en nuevos tipos de empleo y en la creación de oportunidades a nivel profesional. Además, reconocen que el uso de la IA generativa en el ecosistema profesional está aumentando y va a mayor velocidad que el uso de los ordenadores o de Internet.

El informe pone el foco en los efectos positivos que tiene la integración de esta tecnología en el contexto del trabajo. Aunque reconoce que habrá un impacto y cambiará la demanda de talento por parte de las empresas, también destaca que liberará a los trabajadores de tareas más rutinarias y de escaso valor para dotarles de más tiempo que pueden centrar en el desarrollo de ideas, actividades más creativas en el entorno profesional y personal, el cuidado de personas enfermas o dependientes, la formación o el desarrollo de nuevas habilidades. En definitiva, tareas que las máquinas no pueden abordar al mismo nivel que la inteligencia humana.

¿Y en cuanto a las empresas? Se señala que la IA tendrá efectos positivos, sobre todo en la mejora de las capacidades industriales, en la diversificación de las cadenas de valor y mejores condiciones y oportunidades para los trabajadores por cuenta propia. La mejora de competencias de las personas también se puede dejar sentir en quienes se desempeñan en sectores como la agricultura y en las pymes.

En definitiva, la percepción más amable de la IA es que promete crear nuevas funciones y puestos que tendrán que desempeñar los seres humanos que, hoy en día, aún no se pueden definir ni imaginar.

Una IA centrada en el ser humano

Los resultados del informe se han interpretado de manera positiva por parte de la Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial (AESIA), que considera que está alineado con el enfoque centrado en las personas que impulsa el Reglamento Europeo de Inteligencia Artificial (LA LEY 16665/2024) (RIA). Y en esta línea, destaca tres áreas de actuación:

1. Creación de una economía “complementaria” basada en la IA. Esto supone un cambio de enfoque centrado en la colaboración más que en el competición entre las personas y esta tecnología. La IA debería tener un despliegue estratégico centrado en la mejora de la inteligencia humana y en el empoderamiento de los trabajadores.

2. Impulso de la innovación con propósito. Esto supone integrar la acción humana en todo el ciclo de vida de la IA, desde el diseño hasta la implementación.

3. Inversión en capacidades relevantes. Será fundamental ofrecer formación y cualificación a las personas para que aprovechen al máximo la IA y que tengan la capacidad de gestionar riesgos relacionados con los sesgos, la privacidad, la asequibilidad y la equidad.

Sobre estos tres ámbitos deberían centrar sus decisiones los actores políticos, de manera que se pueda aprovechar el potencial de desarrollo tecnológico de la IA para abrir nuevas oportunidades relacionadas con el cambio climático, los conflictos, la migración masiva y las desigualdades.

Por último, hay que destacar que el informe pone el acento en que el uso de la inteligencia artificial puede tener efectos positivos más allá de los riesgos y que todo dependerá de las políticas que se implementen para ello.

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