Carlos B Fernández. El aluvión de noticias que en los últimos tiempos se refieren al impacto de la IA en la abogacía, suelen poner énfasis en el posible efecto sobre el empleo en el sector. En este sentido son frecuentes las referencias a que la IA y, en particular, la IA generativa, no van a sustituir el trabajo de estos profesionales, sino a ayudarles a realizar mejor su trabajo, aliviándoles de tareas repetitivas y sin particular valor añadido.
Por eso resulta particularmente un informe elaborado por la consultora norteamericana Evercore ISI, en colaboración con la empresa Visionary Future, recientemente publicado por la Harvard Business Review.
De acuerdo con el mismo, si bien queda claro el potencial de la IA para aumentar roles de alto valor e intelectualmente exigentes, la profesión jurídica será de las más afectadas por la generalización de la IA por su mayor dependencia de habilidades cognitivas como ordenar información y memorizar. Sin embargo, otras habilidades creativas o basadas en fortalezas, como la originalidad, la expresión oral o la fortaleza en las iniciativas, que también caracterizan una parte del trabajo jurídico, tienen una exposición menor o nula a la IA.
Este análisis sitúa a las profesiones legales y singularmente a la abogacía a la cabeza de las profesiones que se van a ver más afectadas por esta tecnología, seguida a corta distancia de otras como la informática y la matemática, el mundo financiero, la arquitectura, la ingeniería y la educación. Lejos de esta posible afectación se sitúa, por el contrario, las actividades de instalación, matenimiento y reparación; la construcción; la extracción de materiales; el transporte y la limpieza. Es decir, el informe aprecia que la exposición a la IA es alta en empleos del sector de servicios de alto valor agregado, como el jurídico, mientras que es bajo en sectores más orientados a la manufactura. Además, aprecia que las herramientas impulsadas por IA generativa pueden mejorar la productividad de los empleos en un promedio del 32% para toda la economía estadounidense.
Quizás por ello no sorprende la opinión del ex socio director de una firma de abogados global de nivel 1, recogida en el informe, que señala que la adopción de la IA será relativamente lenta en la profesión jurídica, entre otras cosas porque los socios se resisten a integrarla en su trabajo.
Es decir, el análisis realizado enfatiza el potencial de la IA para aumentar roles de alto valor e intelectualmente exigentes. En concreto, sus conclusiones indican que, si bien todos los trabajos en los EE. UU. tienen algún nivel de exposición a la IA, los puestos con una remuneración superior a 100.000 dólares al año pueden verse afectados por el aumento de la utilización de la IA y beneficiarse más de ella.
Pero el informe apunta a que casi todos los trabajos se verán afectados de alguna manera por la IA. Sin embargo, reemplazar completamente a los trabajadores con IA sigue siendo un resultado quizás imposible; por ejemplo, los esfuerzos recientes para automatizar operaciones completas de centros de llamadas a través de sistemas de inteligencia artificial han fracasado cuando se enfrentan al hecho de que surgen nuevos problemas de los clientes que la inteligencia artificial no puede resolver. Por el contrario, se aprecia una mayor efectividad de esta tecnología en la aceleración o mejora de la productividad, por ejemplo, automatizando una parte importante del desarrollo de un código informático mediante el uso de sistemas de inteligencia artificial, para posteriormente un experto ajuste manualmente el código para optimizarlo.
Los autores del informe apuntan su convencimiento de que el debate que en la actualidad se está produciendo no debería girar en torno a si la IA generativa reemplazará determinados empleos, sino más bien en comprender cómo puede mejorar diversas funciones empresariales, en un formato "humano + IA".