Cargando. Por favor, espere

Los datos tumban el edadismo: los sénior apuestan más por el autoempleo que los junior

  • 9-12-2024 | LA LEY
  • En la última sesión de Jubilare, se remarcó que la invisibilidad puede comenzar a los 50 años. Además, las estadísticas muestran que los profesionales séniors se ven más abocados al trabajo por cuenta propia, tienen más patrimonio y están digitalizados.
Portada

Por Ilier Navarro.- Ser sénior no es estar obsoleto, ni querer descansar porque «ya toca», ni ir al médico todos los días porque eres frágil. Tampoco supone desconocimiento sobre el uso de plataformas tecnológicas o carencias en cuanto a digitalización. El problema, señalan los expertos, es que existen demasiados prejuicios muy extendidos sobre las personas a partir de los 50 años y estos prejuicios plantean barreras laborales y dificultades para que puedan seguir activos profesionalmente. No obstante, los datos dibujan un panorama muy diferente. Con todo, faltan incentivos para prolongar la permanencia de los profesionales sénior en el mercado laboral, para fomentar su formación continua y, sobre todo, falta transparencia en muchas empresas que, aunque públicamente se posicionan contra el edadismo, adelgazan sus plantillas por criterio de edad.

Estos fueron algunos de los asuntos que se debatieron en la última jornada de Jubilare, la Comisión Científica que impulsa el Colegio de Registradores de la Propiedad y Mercantiles de España (CORPME), que se celebró el miércoles 27 de noviembre (cuya grabación está disponible en este enlace), bajo el título «Talento joven y talento sénior: una relación imprescindible».

La bienvenida corrió a cargo de Dulce Calvo, directora de Responsabilidad Social Corporativa, en sustitución de María Teresa López, presidenta de la comisión de discapacidad y Atención a las personas Mayores del CORPME y fue moderada por Rafael Puyol, profesor y presidente de UNIR y miembro de la Comisión Jubilare. También participaron en ella, Iñaki Ortega, director general de Llorente y Cuenca; y Alfonso Jiménez, socio executive de Avenue.

Al comenzar el debate, se destacó el trabajo que se desarrolla en la iniciativa Ageingnomics de la Fundación MAPFRE, con la publicación de diversos informes e investigaciones en los últimos años. El primero, un mapa de talento sénior, es decir, de personas en el rango de edad desde los 55 a los 69 años; el segundo, una comparativa entre la situación española y las distintas regiones europeas donde «no salíamos bien parados, con una situación peor en términos comparativos», según el profesor Puyol; el tercer informe comparaba el talento junior (de 16 a 29 años) y el sénior (55 a 69 años), informe al que se refirió la sesión. El último estudio, que analiza la situación de la población sénior por sexos, había sido presentado en fechas muy recientes.

Puyol adelantó algunas conclusiones y sesgos. Hay más hombres que mujeres activas en este segmento de edad, aunque las mujeres crecen más deprisa; en el desempleo, el de las mujeres supera el de los varones; en términos salariales, existe una diferencia todavía significativa; además, hay diferencias en los puestos de mayor nivel, donde los hombres están mucho más representados que las mujeres; y, por último, en el trabajo por cuenta propia, las mujeres presentan niveles inferiores a los hombres. En este sentido, los proyectos emprendedores liderados por ellas se basan en menor medida en el uso de nuevas tecnologías y también son más conservadores en términos de inversión. El siguiente informe, que desarrollarán el próximo año, abordará los retos del futuro y cómo evolucionan los datos en cada una de las variables de los estudios ya publicados.

Retrato robot de los junior y los sénior

Tal como destacó el profesor Rafael Puyol, la generación milenial y zeta y la generación boomer presentan distinta formación, hábitos, gustos, preferencias y expectativas. Los más mayores protagonizaron la gran revolución educativa, incluida la masificación de las universidades de la década de los 80, crecieron con la primera televisión y fueron testigos de la transición —aunque parte de ellos vivieron el franquismo—, de la incorporación de la mujer en el mercado laboral y de la entrada en la Unión Europea. «Algunos los han definido como la primera gran clase media», señaló.

También suelen trabajar más porque mantienen mejores niveles de salud, son fieles a las empresas, donde es habitual que pasen varias décadas, y buscan seguridad y estabilidad en el trabajo. También valoran la jerarquía y aportan conocimiento y una alta capacidad relacional.

¿Y los más jóvenes? Los milenials y zetas presentan una alta cualificación, son exigentes e independientes, más emprendedores y militantes en cuestiones sociales y medioambientales. Además, se les califica como la primera generación global y son móviles. No valoran tanto la jerarquía en el ámbito profesional, buscan nuevas oportunidades laborales y presentan una razonable tolerancia al fracaso.

Con todo, «los sénior son más que los junior». Hay menos jóvenes en el mercado laboral, de hecho, se han perdido 1,8 millones de activos, mientras que los sénior han crecido dos millones. En los juniors hay más activos extranjeros y mujeres, suelen tener mejor formación y trabajan en una mayor proporción a tiempo parcial que los mayores. Otro dato de interés es que el paro juvenil desde 2008 ha disminuido un 15% «porque hay menos activos», aclaró Puyol, mientras que en la generación sénior ha aumentado un 17% y hay más paro de alta duración.

Más autoempleo y motor económico

Por su parte, Alfonso Jiménez abordó el autoempleo. Si el trabajo por cuenta propia supone en torno al 13 o 14% de la actividad del país de media, este se distribuye de una manera muy peculiar en función de la edad. «Es un trabajo mucho más sénior que joven. Se va incrementando de manera estable hasta los 50 años y se empieza a disparar a partir de esa edad. En algunos tramos puede suponer el 70% del mercado de trabajo», explicó el especialista. De los 3,3 millones de autónomos actuales, que es un dato bastante estable, más de un millón es mayor de 55 años, casi un tercio del total.

¿Por qué se produce ese trasvase del trabajo por cuenta ajena al trabajo por cuenta propia? «Tiene que ver con el edadismo. Muchos de los sénior están en los planes de reestructuración de plantillas y, por otra parte, está la dificultad del sénior para encontrar un nuevo empleo. A partir de los 60 años, los contratos son muy excepcionales. La salida del mercado de trabajo se produce mucho antes en los países del sur de Europa que en los del centro o norte», apuntó Jiménez.

No son emprendedores por propia voluntad, sino por la expulsión del mercado. «El trabajo por cuenta propia les permite seguir teniendo ingresos y seguir cotizando, es distinto a ser emprendedor», aclaró. Sin embargo, el emprendimiento sénior, aunque está debajo del 5%, muestra una tasa más elevada de éxito que el que se da en otras etapas de la vida. Además, la presencia de varones es mayoritaria frente a las mujeres y esto también se da en el ámbito europeo.

Pero se suman otras dificultades. «Cuando un profesional sénior sale del mercado de trabajo, sus activos, sus conocimientos y experiencia se empiezan a deteriorar». Esto supone que al cabo de dos años sea difícil su reubicación en un nuevo proyecto. «Hay que encontrar cauces para luchar contra el edadismo y facilitar la contratación; promover el autoempleo con tasas mayores; y buscar fórmulas, aunque sea en relaciones mercantiles, para que puedan seguir aportando sus activos a proyectos empresariales», sugirió el experto.

La búsqueda de soluciones debe implicar a las Administraciones, a las empresas y a los propios sénior porque «no se puede permitir una vida laboral que termina a los 50 años cuando se vive hasta los 100 años».

Datos contra el edadismo

Para fomentar la colaboración intergeneracional, hay que suprimir el edadismo. Iñaki Ortega recordó que esta palabra se incorporó recientemente a la Real Academia de la Lengua Española (RAE) y alude a la «discriminación por edad», no de los mayores. En este sentido, recordó que «en la pandemia hubo una grandísima discriminación, que fue el triaje: dejar morir a personas en función de su edad». Este tipo de selección se sigue produciendo, por ejemplo, en el ámbito laboral. «Es un prejuicio natural de los propios contratadores, eso es el nuevo triaje y explica que haya un millón de autónomos sénior en España frente a cien mil jóvenes que se dan de alta en el RETA. No hay una razón demográfica que explique esa diferencia», señaló.

«Lo que nosotros hemos querido hacer con estos informes, apoyados en datos y de fuentes secundarias y de información cualitativa, es encontrar dónde están esos elementos que impiden contratar a personas de más de 50 años», explicó Ortega. Y señaló varias ideas preconcebidas como que los sénior ya no están para trabajar, sino para descansar, aceptada comúnmente por sindicatos, empresarios, directivos, el Estado y los propios sénior. «¿Por qué pensamos que tienen que descansar si hay cinco millones trabajando y los jóvenes son dos millones? Según los datos, hay muchos jóvenes que están descansando y no están emprendiendo. Pero no hemos venido a abrir una batalla intergeneracional, sino todo lo contrario», aseguró Ortega.

Otro prejuicio que se maneja es que es un grupo de población que está obsoleto. «Puedes ser doctor en computación con 56 años, ¿cuántos años tiene Bill Gates? ¿O Jeff Bezos? ¡Pues son sénior!». Y recordó que el problema de acceso a trámites online tiene más que ver con la «amabilidad tecnológica», ya que para todos es complejo presentar la declaración del IRPF, advirtió. «Hay 16 millones de sénior y el 75% está en Internet todos los días, un 90% en el tramo de 55 a 60 años: consultan sus cuentas en el banco online, leen el periódico, chequean sus correos, usan apps de contactos y planifican sus viajes. No es verdad que no sepan utilizar el email, o que no sepan hacer una videoconferencia».

La fragilidad y que van al médico con mucha frecuencia también se desmiente con las estadísticas: de media acuden dos veces al año y tienen buena salud porque la esperanza de vida no deja de aumentar. También señaló que la opinión generalizada es que a los 60 años se es mayor, pero la autopercepción de los sénior es a los 75 años. En algunas encuestas, este prejuicio supone, por ejemplo, que se omitan preguntas sobre hábitos sexuales a partir de los 50 años, pese a que hay una mayoría que manifiesta que le gustaría practicar más sexo. «¿Por qué le preguntas a gente más joven y no preguntas a partir de cierta edad sobre sexo?», cuestionó el experto.

«La edad significa la muerte civil, pero no la muerte económica, porque sostienen el país económicamente» y recordó que el 60% del patrimonio español está en sus manos, sobre todo inmobiliario, generan consumo y ahorro y apoyan a sus familiares con sus recursos.

Colaboración intergeneracional

¿Cuáles son los sectores en los que se puede dar, de manera natural, una mayor colaboración entre los profesionales sénior y junior? La experiencia de otros países muestra que en las corredurías de seguros calzan muy bien las competencias de los más jóvenes con la confianza y experiencia que generan los sénior en sus carteras de clientes. Otro tanto ocurre en el sector farmacéutico, por motivos similares. En las empresas de consultoría también se da esa riqueza intergeneracional.

En todo caso, también hay retos que abordar. Por una parte, el salto a la formación continua, al reskilling y al upskilling, destacando que los centros universitarios muchas veces no cuentan con una oferta adecuada para estos profesionales. Además, hay que abordar algunas soluciones que se han dado en países nórdicos o del centro de Europa, como los «minijobs» o la reducción de la jornada laboral recortando algo el salario, pero con todos los servicios públicos (fórmula 80-90-100, es decir, 80% de la jornada, 90% de sueldo y 100% de prestaciones sociales). Las jornadas parciales también se siguen evitando.

Por último, se abogó por empresas más transparentes. Muchas compañías siguen despidiendo por criterios de edad porque los contratos a jóvenes son más económicos y las autoridades pueden adoptar medidas legales para desincentivar esas salidas o para incentivar su permanencia en las plantillas. «Debemos apostar también por una mayor transparencia, que el consejero delegado que despida a los sénior no vaya después a firmar el "pacto del talento sénior", que es lo que hacen muchos, o que ponga el logo de los ODS en su empresa, olvidando que uno de ellos es el trabajo digno. Que se diga cuántos sénior han despedido», concluyó Ortega.

Puedes acceder a la grabación de la jornada a través de este enlace.

Queremos saber tu opiniónNombreE-mail (no será publicado)ComentarioLA LEY no se hace responsable de las opiniones vertidas en los comentarios. Los comentarios en esta página están moderados, no aparecerán inmediatamente en la página al ser enviados. Evita, por favor, las descalificaciones personales, los comentarios maleducados, los ataques directos o ridiculizaciones personales, o los calificativos insultantes de cualquier tipo, sean dirigidos al autor de la página o a cualquier otro comentarista.
Introduce el código que aparece en la imagencaptcha
Enviar
Scroll