José Luis Velázquez, Coordinador Nacional de la Asesoría Jurídica Prestaciones Fremap
Recientemente se ha dado a conocer el informe de Wolters Kluwer «Future Ready Lawyer 2020» («Abogado del Futuro 2020»).
El informe, elaborado en base a una encuesta realizada a 700 profesionales del sector jurídico de 10 países (EEUU, España, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Países Bajos, Bélgica, Hungría y Polonia), analiza las principales tendencias que van a condicionar el futuro, a tres años vista, del ejercicio de la abogacía, y cómo se van a preparar tanto despachos como asesorías jurídicas corporativas para conseguir mejorar su rendimiento en un contexto tan cambiante como el presente.
Con motivo de la publicación del informe, Diario LA LEY ha realizado una serie de entrevistas a destacados representantes nacionales de la abogacía, la empresa, la universidad y la Administración, cuyas conclusiones se recogen en el informe, sobre ese futuro inmediato que espera al sector legal en nuestro país.
A continuación, se recoge la opinión al respecto de José Luis Velázquez, Coordinador Nacional de la Asesoría Jurídica Prestaciones Fremap.
El informe «Abogado del Futuro 2020» puede descargarse en este enlace.
¿Cómo ha impactado la situación generada por la pandemia en la forma de trabajar de las asesorías jurídicas de empresa?
En mi opinión, tanto el abogado como las asesorías jurídicas de empresa deben necesariamente reinventarse. Y ese proceso está adquiriendo más relevancia y rapidez con motivo de la situación actual que estamos viviendo. A la implantación del teletrabajo, la mejor forma de conciliar a todos los niveles bajo mi punto de vista se ha unido de manera específica la posibilidad de celebrar los juicios telemáticamente, lo que nos lleva irremediablemente a una nueva forma de llegar a nuestros clientes internos y externos. Por un lado, debemos saber llegar al cliente interno sin que la falta de presencia física implique alejamiento y falta de cercanía y, por otro lado, es urgente conocer y aprender (o rescatar) aquellas técnicas de comunicación y expresión verbal y corporal, que nos ayuden (en el caso de los litigantes) a no perder la oportunidad de, amparándose en una buena prueba, obtener el convencimiento del juzgador y, por tanto, un pronunciamiento favorable.
¿Qué áreas o profesionales jurídicos van a enfrentarse a cambios más disruptivos?
Me remito a lo comentado en relación con los abogados litigantes o que intervienen de manera más frecuente en los Juzgados. La forma de relacionarse con el resto de los operadores jurídicos puede cambiar y, de hecho, está comenzando a cambiar ante la situación del COVID-19, por cuanto se va a restringir la presencia física en los organismos públicos. Afectará en menor medida a nivel de cliente interno, en las asesorías jurídicas de empresa, por cuanto permanecen inalterados los canales de comunicación habituales, a excepción de las reuniones físicas, que ya venían siendo menos frecuentes gracias a la posibilidad de las videoconferencias
¿Cuál considera que va a ser el impacto a largo plazo sobre su forma de trabajar y sobre la oferta de valor que proponen a sus clientes internos?
Como decía anteriormente, adquirirán mayor valor añadido otras técnicas de comunicación que las habituales. Los informes jurídicos, los argumentos empleados, la impecable redacción, el rigor y la profesionalidad del asesoramiento tendrán mucho más valor y habrá que cuidarlos por encima de otros factores que antes tenían más relevancia (presencia física del abogado, oratoria,etc.). Cambiarán las técnicas de negociación sin duda.
¿Estamos ante un cambio coyuntural en la forma de trabajar de los abogados, o se trata de un cambio definitivo que ha venido para quedarse? En su caso, ¿cómo debería reflejarse ese cambio en los planes formativos de los futuros abogados?
Sin ánimo de predecir el futuro, entiendo que esta situación debe llevarnos ante un cambio definitivo en la forma de trabajar. El abogado tiene que ser conocedor y experto en otras técnicas de negociación y comunicación que compensen la pérdida de cercanía física con el cliente interno y externo. Al mismo tiempo, es preciso que no se pierdan las ganancias obtenidas con el teletrabajo, a nivel de disponibilidad de tiempo y conciliación, regulando también la desconexión digital, una de las asignaturas pendientes en el trabajo del abogado y de las asesorías jurídicas de empresa.
¿Aumentará su inversión en tecnología a la vista del incierto futuro que plantea la pandemia (posibilidad de rebrotes, dificultades para viajar, etc.)? ¿Revisará su modelo tecnológico para aumentar su capacidad y desarrollo? ¿Qué tipo de soluciones tecnológicas considera que se han convertido en críticas, o al menos muy relevantes para el negocio legal?
En nuestro caso, en FREMAP ya llevamos bastante tiempo implantando soluciones tecnológicas (videoconferencias, nuevas aplicaciones informáticas de obtención de información y control de costes, etc), desde los años de la última crisis económica del 2008, ante la necesidad de poner un especial énfasis en la gestión eficaz y eficiente de los recursos públicos que gestionamos.
¿Cómo prevé que impacte la crisis económica, consecuencia de la sanitaria, en el negocio de la abogacía a corto y medio plazo?
Todos los indicadores económicos apuntan a una importante recesión en las próximas fechas, lo que nos otorgará a los profesionales del Derecho un papel principal. Y en este caso en mayor medida, porque no es una crisis económica cualquiera, sino que viene con una carga emocional y trágica como no recordamos en nuestra historia reciente. Los juristas debemos estar por este motivo lo más cerca posible de nuestros clientes, ofreciéndoles el mejor asesoramiento jurídico y el más eficaz, tendente a solucionar sus problemas y procurar la mejoría de su calidad de vida a todos los niveles que sea posible.
¿Qué medidas deberán adoptar para afrontar esos efectos?
Como dije anteriormente, aprender y rescatar nuevas técnicas de comunicación, más cercanas, más creíbles. Ahondar en nuestro código deontológico para proscribir actuaciones que pongan en tela de juicio nuestra profesión. Que nuestros clientes confíen plenamente en nosotros. Y en este sentido las soluciones tecnológicas que nos permitan conciliar nuestra vida personal y profesional son el presente y el futuro.
Consulta otras entrevistas realizadas con motivo del informe «Abogado del Futuro 2020» / «Future Ready Lawyer 2020» |
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