Rosa Vidal, socia directora de Broseta
Recientemente se ha dado a conocer el informe de Wolters Kluwer «Future Ready Lawyer 2020» («Abogado del Futuro 2020»).
El informe, elaborado en base a una encuesta realizada a 700 profesionales del sector jurídico de 10 países (EEUU, España, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Países Bajos, Bélgica, Hungría y Polonia), analiza las principales tendencias que van a condicionar el futuro, a tres años vista, del ejercicio de la abogacía, y cómo se van a preparar tanto despachos como asesorías jurídicas corporativas para conseguir mejorar su rendimiento en un contexto tan cambiante como el presente.
Con motivo de la publicación del informe, Diario LA LEY ha realizado una serie de entrevistas a destacados representantes nacionales de la abogacía, la empresa, la universidad y la Administración, cuyas conclusiones se recogen en el informe, sobre ese futuro inmediato que espera al sector legal en nuestro país.
A continuación, se recoge la opinión al respecto de Rosa Vidal, socia directora de Broseta.
El informe «Abogado del Futuro 2020» puede descargarse en este enlace.
¿Cómo ha impactado la situación generada por la pandemia en la forma de trabajar?
La situación sobrevenida ha provocado un shock inicial a nivel profesional muy importante, obligando casi de la noche al día a desarrollar una forma de trabajar en remoto que, si bien no era nueva, lo cierto es que no todas las organizaciones estaban aún preparadas.
En el ámbito de la abogacía de negocios, las firmas con una mayor dimensión llevábamos tiempo adaptando nuestras estructuras a los retos de la digitalización, y en este sentido no me cabe duda de que en la mayoría de los casos se ha llevado a cabo esta situación con normalidad y con la garantía de la continuidad del negocio, si bien en firmas de menor tamaño quizá se haya podido sufrir más esta situación.
En cualquier caso, el trabajo a distancia ha sido sólo una de las primeras consecuencias de una situación que, en su primer estadio, ha requerido sobre todo una reacción muy ágil por parte de todos en el ámbito profesional. Reacción en la gestión interna hacia nuestros propios empleados, que demandaban una respuesta ante la emergencia sanitaria, logística y laboral; y reacción en la gestión comercial hacia el cliente, que necesita ahora más que nunca que, como asesores de confianza, estemos a su lado.
¿Qué atributos o características considera que están siendo más relevantes para la resiliencia de los despachos durante esta crisis?
Vivimos una situación de alcance global que requiere flexibilidad, coordinación y rapidez en las respuestas. Si algo ha puesto en valor esta grave crisis es la relevancia de, en lo profesional, estar más cerca que nunca de nuestros colectivos profesionales, a pesar del obstáculo de la distancia presencial.
Y eso sólo es posible a través de una comunicación permanente (y en la situación actual creo que es mejor pecar por exceso que por defecto); de la máxima transparencia en todas nuestras acciones, en un momento en que empleados, clientes y sociedad están demandando certidumbre y veracidad; y agilidad en la toma de decisiones. Cuando el devenir de los nuestros está expuesto a las consecuencias de una crisis absolutamente devastadora e insólita, dar una respuesta rápida a los problemas y apoyarles en todo lo que podamos es un ejercicio de absoluta responsabilidad empresarial.
¿Qué áreas o profesionales jurídicos van a enfrentarse a cambios más disruptivos?
Si hay algo que con esta crisis ha dejado de ser objeto de debate es la digitalización. Ya no estamos hablando de la tecnología como una opción, sino como una palanca más en la estrategia de las organizaciones.
En cualquier caso, creo que esto no es algo que afecte de forma diferente o puntual a unas áreas y a otras no, o a unos profesionales y otros no. Es una cuestión de condición global, que tiene que ver con la organización de arriba a abajo y que tiene que estar liderada e impulsada desde la dirección de la firma.
¿Cuál considera que va a ser el impacto a largo plazo sobre su forma de trabajar y sobre la oferta de valor que proponen a sus clientes?
Todos los cambios que estamos viviendo nos harán ser más eficientes y mantener una relación más provechosa con los clientes. Sin embargo, no debemos olvidar que, como abogados de negocios y de forma preferente, seguiremos desarrollando una profesión que es absolutamente relacional y de contacto, que requiere la intensidad y el enriquecimiento que se genera a partir del día a día con los compañeros en cada una de las firmas, y que necesita también el contacto permanente con la realidad del cliente, con su centro de producción, con su negocio, que es lo que nos hace entender mejor sus verdaderas necesidades y poder ayudarle de la forma más completa y adaptada posible.
¿Estamos ante un cambio coyuntural en la forma de trabajar de los abogados, o se trata de un cambio definitivo, que ha venido para quedarse? En su caso, ¿cómo debería reflejarse ese cambio en los planes formativos de los futuros abogados?
Las repercusiones de esta grave pandemia nos han obligado a adaptarnos a una forma de trabajar que ha venido para quedarse, pero no es algo nuevo, ya estábamos haciendo este camino y ya llevábamos buena parte de él recorrido. No volveremos atrás, pues no me cabe duda de que sabremos interiorizar todo lo nuevo que nos ha traído de estos días y aprovechar cómo la digitalización nos hace más eficientes.
En el ámbito formativo, las instituciones educativas también tendrán que incorporar en sus planes las lecciones aprendidas estos días, como es lógico. El vínculo formativo con la profesión es absolutamente esencial si queremos salir reforzados de esta situación.
¿Aumentará su inversión en tecnología a la vista del incierto futuro que plantea la pandemia (posibilidad de rebrotes, dificultades para viajar, etc.)? ¿Revisará su modelo tecnológico para aumentar su capacidad y desarrollo? ¿Qué tipo de soluciones tecnológicas considera que se han convertido en críticas, o al menos muy relevantes para el negocio legal?
Más que aumentar la inversión como tal, que efectivamente es algo que sucederá, lo que haremos es continuar situando a la tecnología en la posición de relevancia que ya tenía durante los últimos años en nuestra estrategia de negocio.
Pero, como digo, no sólo ante esta situación, que también, sino porque así lo requieren y lo demandan nuestros empleados, clientes, proveedores, y porque así lo necesita nuestra ambiciosa estrategia de crecimiento.
En cuanto a soluciones tecnológicas, obviamente nos vienen ahora a la cabeza las múltiples plataformas de conexión digital, con el impulso que han tenido estos días para la celebración de reuniones y jornadas en remoto.
Sin embargo, la cuestión diferencial será integrar un sistema tecnológico que verdaderamente de apoyo a toda la estrategia de negocio que sucede en una firma de servicios legales, desde la incorporación del talento hasta la gestión del ciclo comercial en toda su extensión. Este será la verdadera palanca en nuestra profesión en los próximos años desde el punto de vista de la eficiencia en la gestión.
¿Cómo prevé que impacte la crisis económica, consecuencia de la sanitaria, en el negocio de la abogacía a corto y medio plazo?
La abogacía es un sector que sufre el impacto de las crisis con algo de demora respecto a otros sectores, pero que también lo sufre. No estamos a salvo de las consecuencias tan devastadoras de una situación como la actual, si bien esta pequeña ventaja que nos da la idiosincrasia de nuestro negocio, el poder verlo venir con algo de antelación, nos permite estar algo más preparados para el shock.
En este sentido, una firma multidisciplinar con una estrategia de negocio equilibrada debería estar en mejores condiciones para sobrellevar la actual situación
Sin duda. En momentos como el actual aquellas áreas o trabajos más vinculados a los entornos de bonanza económica están teniendo una mayor afectación (como el asesoramiento en operaciones corporativas, la fiscalidad vinculada a estas operaciones, el asesoramiento relacionado con la obra pública, el mercado inmobiliario, etc.), mientras que aquellas otras áreas en las que nuestra ayuda es ahora más necesaria que nunca (cuestiones laborales, reestructuraciones empresariales, concursos de acreedores, etc.) serán las impulsoras del negocio en el corto plazo.
Es por ello que una excesiva dependencia de unos u otros servicios siempre tendrá repercusión en la actividad en entornos de incertidumbre. Equilibrio en el modelo de negocio y colaboración permanente entre las áreas, con una oferta de servicio con un absoluto enfoque multidisciplinar, no sólo es esencial para la propia firma, sino que es un valor añadido en la relación profesional con el cliente.
¿Qué medidas deberán adoptar para afrontar esos efectos? ¿Cree que habrá fusiones o integraciones de firmas?
Es difícil prever movimientos en el mercado en una situación como la actual. En un contexto de normalidad, el sector legal en España cuenta con un grupo de firmas de tamaño mediano que durante los últimos años se han demostrado muy atractivas para potentes organizaciones legales del mercado internacional, por ejemplo.
Sin embargo, tenemos que ver con cautela el devenir de los acontecimientos, pues en función de la capacidad de respuesta de nuestro entorno podría haber firmas con algún tipo de necesidad de apoyo.
Consulta otras entrevistas realizadas con motivo del informe «Abogado del Futuro 2020» / «Future Ready Lawyer 2020» |
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