Vicente Sánchez, CEO división Legal & Regulatory, Wolters Kluwer en España y Portugal
La encuesta que ha servido de base al informe de Wolters Kluwer Future Ready Lawyer 2020 (Abogado del Futuro 2020) se realizó en nombre de Wolters Kluwer Legal & Regulatory de forma telemática por una consultora internacional independiente. En la encuesta participaron 700 profesionales del sector jurídico de 10 países (EEUU, España, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Países Bajos, Bélgica, Hungría y Polonia) a quienes se pidió su opinión sobre las principales tendencias que van a condicionar el futuro —a tres años vista— del ejercicio de la Abogacía, y cómo se van a preparar tanto despachos como asesorías jurídicas corporativas para conseguir mejorar su rendimiento en un contexto tan cambiante como el presente.
La encuesta se realizó en enero de 2020, pocas semanas antes de estallar la pandemia por coronavirus. Los líderes de opinión internacionales a los que se consultó posteriormente, cuyos testimonios acompañan al informe, consideran que la crisis no afecta a sus conclusiones: únicamente agudizará o acelerará las tendencias que ya están presentes en el sector y que quedan reflejadas en la encuesta.
Como novedad este año, el informe incluye también una pequeña muestra de la opinión de destacados representantes nacionales de la abogacía, la empresa, la universidad y la Administración sobre ese futuro inmediato que espera al sector legal en nuestro país. Las entrevistas íntegras de las que se han extraído las referidas valoraciones, se publicarán a partir de mañana en el Diario LA LEY.
Vicente Sánchez Velasco, CEO de la división Legal & Regulatory de Wolters Kluwer en España y Portugal, desgrana en esta entrevista las principales conclusiones del informe, haciendo referencia a las principales tendencias que cubre el estudio: grado de preparación de la profesión jurídica; relaciones despacho - cliente; transformación digital de las asesorías jurídicas y de los despachos de abogados; y ventajas de la inversión en tecnología jurídica.
El informe «Abogado del Futuro 2020» puede descargarse en este enlace.
¿Están los abogados preparados para afrontar los retos que plantea un futuro tan incierto?
El mundo legal se ha enfrentado en otros momentos a retos derivados de la complejidad del contexto normativo y en general es una profesión acostumbrada a integrar cambios en un entorno legislativo cada vez más complejo. Es cierto que en esta profesión, como sucede con otras, se encuentra en un momento decisivo de redefinición de los grandes paradigmas de gestión tradicional del negocio (tecnológicos, estratégicos, comerciales, de captación y retención de talento, la entrada de nuevos operadores, la externalización de servicios) y que en muchas ocasiones y para las grandes firmas, la necesidad del cambio se hace en un marco de rentabilidades significativas, lo que mitiga la sensación de urgencia. Sin embargo, estar preparado para el nuevo futuro de la profesión requiere flexibilidad de la organización, conocimiento, inversiones y sobre todo un cambio de mentalidad que no se improvisa. Aquellos que no inicien este viaje, perderán sin duda posición competitiva en el futuro.
¿En qué deben invertir los despachos o las asesorías jurídicas para encarar el futuro con mayor solidez?
Como todas las empresas vinculadas a la prestación de servicios de asesoramiento y conocimiento, creo que el primer gran activo de las firmas siguen siendo sus profesionales. Rediseñar los procesos y la estrategia para asegurar la mejor captación y retención del talento me parece fundamental. En este aspecto, quiero destacar la necesidad de potenciar la presencia femenina en los puestos de alta dirección de las firmas legales y de las asesorías jurídicas, que es todavía muy deficiente. En segundo lugar, es necesario también redefinir muchos de los procesos internos de las firmas legales y hacerlos mucho más efectivos. Para ello, se requiere una mentalidad extremadamente abierta capaz de tirar por tierra flujos que siempre se han realizado de una determinada manera. Por último, y esto es indudable, hay todavía mucho trabajo que hacer en la adopción tecnológica, que está muy lejos de ser óptima, con la excepción de un número muy limitado de firmas profesionales y asesorías jurídicas, que han sido pioneros mundiales y en nuestro país en la implantación de tecnología de vanguardia.
¿Sigue detectándose resistencia a la tecnología?
Creo que en lo que respecta a la tecnología, se ha pasado desde una posición de extrema exaltación de sus bondades, en lo que algunos hemos definido como una burbuja artificial, a una posición mucho más moderada. Me gusta llamar a este nuevo escenario el de la tecnología realista. Más allá de la connotación sexy de blockchain o de la inteligencia artificial, que venden una imagen de firma innovadora, la implantación tecnológica requiere que las firmas y las asesorías jurídicas hagan un diagnóstico previo de sus carencias, debilidades y su objetivo de posicionamiento estratégico en los próximos años. Sin este trabajo previo, que exige preparar los contenidos, vencer voluntades contrarias y permite presentar beneficios futuros, es imposible acometer procesos sólidos de tecnificación de la actividad legal. Creo que el contexto actual, realista, sosegado y sensato favorecerá mucho más el arranque de estos procesos que una enloquecida carrera a demostrar quién es el primero que adopta la posición más innovadora.
¿Han cambiado las necesidades del cliente? ¿están los bufetes preparados para satisfacer las nuevas necesidades?
Durante estos últimos años, los clientes no sólo han cambiado, sino que se están transformando por completo tal y como se manifiesta en el último estudio llevado a cabo por Wolters Kluwer sobre departamentos legales en grandes compañías. Estas asesorías jurídicas son más conscientes de su valor para el negocio, necesitan ser realmente eficientes y ajustar sus costes y están acometiendo inversiones importantes, apoyadas por su C-Suite, para transformar su actividad interna y la relación con las firmas legales que les sirven. En nuestra actividad, encontramos frecuentemente Asesorías Jurídicas muchos más conscientes del valor de la tecnología que las firmas legales que las atienden. Es esencial que los despachos dediquen mucho más tiempo y recursos a entender que está pasando en las asesorías jurídicas a las que sirven, que se integren mucho más en su problemática y en el conocimiento de su negocio, que segmenten mucho más la tipología de servicios y el valor asociado a los mismos.
¿Qué importancia tiene el precio en la valoración del asesoramiento jurídico? ¿qué otros aspectos valora el cliente?
El precio es un factor esencial, no sólo en este segmento. Pero el precio siempre va asociado a una percepción de valor y el acento se debe poner en aumentar éste último. De nuevo, no se trata de recurrir sin más a testar nuevas formas de tarificación. El proceso de poner un precio a los servicios, como en otros casos, tiene que basarse en un plan estratégico profundo en el que los mecanismos de precio se enfrenten al valor real del despacho. Un valor que se pone de manifiesto frente al mercado y sus competidores. Es necesario destacar aquellos aspectos que hacen a la actividad de una firma legal especialmente valiosa y, por supuesto, cobrar por ellos. Sin embargo, de la misma manera, aquellos servicios que podrían ser prestados en condiciones similares a cualquier otro hay que pasarlos a un segundo nivel, porque no aportan valor o son meras commodities. Son estas prestaciones de gama baja o media las que tienen que pasar por una reingeniería inteligente de precios, no improvisada o resultante de un proceso de prueba y error, sino posiblemente construidos con la colaboración de las grandes consultoras especializadas en este campo.
¿Es la inteligencia artificial ya una realidad o aún hay que esperar para ver desarrollado todo su potencial?
La Inteligencia artificial es claramente una realidad. Pero no se le puede pedir que resuelva «el hambre en el mundo». La Inteligencia artificial es una pléyade de componentes que automatizan determinadas tareas, pero que no resuelven un proceso legal completo. Su implantación está muy condicionada por el idioma, en primer lugar, por la adecuación, disponibilidad y estructuración de los contenidos sobre los que se aplica y por los numerosos recursos humanos especializados para entrenarla. Por tanto, más allá de la adopción de determinados componentes básicos, su puesta en marcha de una manera más industrial no está al alcance de todos. Muchas iniciativas de Inteligencia Artificial de grandes multinacionales del Software han sido un fiasco en nuestro país, porque realmente las firmas han omitido la necesidad de trabajar previamente elementos necesarios para su implantación, pensando que bastaba invertir un dinero, apretar un botón y la magia se produciría. Esto no funciona así y, de nuevo, es necesario reflexionar primero sobre cuáles son las necesidades, conocer el estado actual de la tecnología y, sobre todo, trabajar en el enriquecimiento y preparación de los contenidos sobre los que va a rodar esta tecnología.
¿Cómo crees que afectará la crisis del Covid-19 al sector legal?
Creo que los primeros meses tras el COVID-19 van a ser un reto por tres razones. En primer lugar, por la previsible desaparición de empresas que va a poner las cosas muy difíciles a pequeños despachos de abogados incrementando la concentración en el sector. Adicionalmente, la pandemia ha paralizado la actividad de la justicia y se están ya adoptando nuevas medidas para reactivarla que va a provocar una carga de trabajo importante para los despachos y Asesorías Jurídicas. Estas medidas se añaden a la maquinaria legislativa que ha estado parada durante varios años y que debería también agilizarse. Los cambios de contexto legal van a ser enormes y exigirán formación y preparación a los profesionales. Por último, el confinamiento y el desescalado, que perdurará durante meses, exige al sector, como ha ocurrido con otros muchos, cambiar completamente los paradigmas sobre los que se presta el servicio, mucho más virtual y menos presencial. Y no todos están preparados adecuadamente para ello, ni en equipamiento, ni en conexiones ni, y esto es lo más importante, en actitud mental.
¿Cuáles crees que serán los principales cambios que se reflejarán en el estudio de dentro de un año?
Creo que vamos a ver una explosión de plataformas de gestión integral de procesos legales, formas mucho más colaborativas y virtuales de realizar el trabajo legal, incluyendo lo que se denomina virtual lawyering, y avances sorprendentes en automatización de la confección y gestión de documentos. Estos tres campos estoy seguro de que serán protagonistas de lo que veremos en el estudio del próximo año.
Abogado del Futuro 2020 / Future Ready Lawyer 2020 |
Puedes descargarte el informe en su versión original en inglés y traducido al español en ESTE ENLACE. |